Test clave para Massa: deberá mostrarle al mercado que puede conseguir dólares para las reservas del BCRA
Un miembro del flamante equipo económico lo admite sin dudar: "No podemos seguir así. Tenemos que revertir las expectativas. Y la única manera es consiguiendo dólares para las reservas". Más claridad, imposible.
El funcionario, que prefiere el anonimato para evitar algún cimbronazo extra, da cuenta de la obsesión de Sergio Massa: conseguir dólares rápidamente que evite un salto cambiario brusco. Algo que el ministro no está dispuesto a efectuar. Al menos sin antes conseguir un respaldo de billetes verdes en el Banco Central.
Lo que parece innegable es la descoordinación en el gabinete económico, algo que parecía superado tras la eyección de Martín Guzmán. Massa dio una fuerte señal apenas asumió que está dispuesto a mantener la pauta de déficit fiscal del 2,5% del PIB para este año, algo que lo obligará a un fuerte ahorro de acá hasta fin de año.
Pautó, para conseguirlo, una corrección de las tarifas de los servicios públicos mucho más fuerte que el anunciado por Guzmán, primero, y por Silvina Batakis, después. Además, tiene la idea de mantener pisado el gasto público en función de los fondos que ingresen al fisco. Tampoco les permitirá a los funcionarios a recuperar el dinero que no hayan utilizado (subejecutado) durante la primera parte del año.
Se trata de un ajuste considerable, nunca visto bajo un gobierno kirchnerista. Massa asegura que está dispuesto a tolerarlo con tal de recuperar la confianza y mejorar las expectativas de corto y mediano plazo.
Nadie lo dice abiertamente, pero la idea es mantener sin más sobresaltos a la economía hasta principios del año que viene, cuando ya se empalma con la campaña electoral. Esa será otra historia.
Los dólares, la principal preocupación de Massa
Todos los focos están puestos en la recuperación de las reservas del Banco Central. Esta semana será clave para eso. El ministro se juntará con las entidades del campo, con quienes intentará cerrar un acuerdo que asegure la liquidación de dólares de la última cosecha, parte de la producción de soja que quedó retenida en los silobolsas en medio de la creciente incertidumbre cambiaria.
¿Habrá pacto? ¿Qué pedirán a cambio los productores y las cerealeras? Massa ya dijo que no quiere aceptar un desdoblamiento formal del tipo de cambio, pero está más que claro que sólo otorgando un mejor tipo de cambio, los chacareros y las cerealeras aceptarán el convite.
La idea de que haya bancos del exterior que financien a la Argentina a través de créditos "repo" (con garantías) luce lejana. Básicamente porque, en medio de la crisis de confianza, los bonos de la deuda valen muy poco y habría que poner entre tres a cinco veces el capital que los bancos de afuera están dispuestos a prestar. No más de u$s1.000 a u$s2.500 millones. Muy poco, en relación a las necesidades de la Argentina.
¿Se viene una fuerte suba de la tasa de interés?
Descartada una devaluación en el mercado oficial o un desdoblamiento cambiario, las alternativas que escucha el ministro se reducen. El "algo hay que hacer" se alinea con la posibilidad de una fuerte suba de la tasa de interés, por parte del Banco Central.
"No puede ser que los bancos ofrezcan líneas baratas a los productores agropecuarios, que son los mismos que necesitamos que liquiden para que los exportadores traigan las divisas al Banco Central", argumentan desde el equipo económico.
Desde el entorno del ministro ponen bajo la lupa a Miguel Pesce. El titular del BCRA está fuertemente respaldado por Alberto Fernández. Massa logró colocar en el segundo lugar de la estructura del Banco a Lisandro Cleri. Sin embargo, habrá que ver con el correr de los días si Cleri logra acceder a la botonera de la mesa estratégica mesa de operaciones del Banco Central. Algo que no logró hacer Martín Guzmán.
Economistas de distintas vertientes e ideologías le recomendaron a Massa tomar medidas urgentes que le permitan al Banco Central recuperar la posición compradora en el mercado de cambios para engrosar las reservas.
Una de las posibilidades a mano es decidir una suba de las tasas de interés, que quede por encima de la inflación proyectada para este año, que los economistas ya estiman por encima del 90%, como quedó plasmado en el último relevamiento REM, que organiza el Banco Central.
Frente a todos los interlocutores con los que interactuó desde que asumió como ministro, Massa descartó una devaluación, de manera tajante. Lo mismo cuando menciona la chance de un desdoblamiento cambiario. No quiere ni siquiera dejar abierta la posibilidad de dar ese salto.
La situación luce apremiante: este viernes, el Banco Central vendió otros u$s95 millones en el mercado de cambios oficial, y la dinámica no se desacelera: las ventas de divisas para evitar una devaluación alcanzaron los u$s700 millones tan sólo durante esta primera semana de agosto.
La preocupación por la constante caída de las reservas es extrema: la brecha cambiaria conspira contra cualquier plan de estabilización. Después de la fuerte baja que mostraron las cotizaciones de los dólares alternativos, esa tendencia bajista se detuvo ante la incertidumbre de lo que puede ocurrir en el corto plazo.
Se abre una semana determinante: otra vez se acercan definiciones (esta vez de un equipo económico que no lleva ni una semana en la gestión) para apaciguar las tensiones cambiarias y normalizar la economía. Algo que, está claro, no se logra solamente con palabras.