Alarma en el equipo de Massa por otra disparada de precios: qué medidas se evalúan
Los precios ya son una preocupación mayor para el nuevo superministro Sergio Massa. Las últimas listas enviadas por algunos de los fabricantes de alimentos líderes del país a sus clientes -cadenas de supermercados y mayoristas- causan alarma: hay alzas de 21% promedio en azúcar; del 12% en arroz y de entre 7,5% y 10% en quesos y otros lácteos. Un 10% adicional en café y un 8% promedio en las distintas marcas y calidades de fideos.
Son todos incrementos que llegarán a las grandes cadenas durante esta semana y, rápidamente, se trasladarán a las góndolas.
Después de un julio muy caliente en materia inflacionaria -el IPC podría trepar al 8%, de acuerdo a los monitoreos diarios que realizan en el Banco Central-, este mes de agosto también sería muy complicado en cuanto a aumentos.
El informe oficial toma en cuenta los datos de evolución de los precios de "alta frecuencia". Un registro diario sobre los movimientos de los precios de la economía. Los pondera replicando el índice que arma el INDEC.
Semejantes subas en el inicio del mes dan cuenta de que el costo de la canasta básica seguirá un camino ascendente, por encima de lo que puedan mejorar la mayoría de los salarios. Ya no es una cuestión macroeconómica que complica las cosas, sino que el constante encarecimiento de los alimentos tiene un fuerte impacto político y social.
Esta dinámica es la que se está observando con lupa desde el equipo de colaboradores de Massa.
Objetivo: enfriar la inflación de alimentos
Dar vuelta la inercia inflacionaria no será nada fácil. Hasta hace unos días, los fabricantes y también los proveedores de la gran industria observaban con perplejidad la constante suba de los dólares alternativos. El contado con liquidación en torno de los $350 y la brecha cambiaria en el 150% distorsionó todo el mercado.
En la industria de los alimentos, lo mismo que en otros sectores -desde la construcción a los electrodomésticos, por citar dos casos bien conocidos- fueron notables los faltantes de insumos y también de bienes terminados. La escasez de productos fue -y sigue siendo- indisimulable.
En ese contexto, la presión inflacionaria y el riesgo de una espiralización se convirtió en un verdadero dolor de cabeza para todos: desde los fabricantes a los consumidores.
El presidente de la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (FASA), Víctor Palpacelli, precisó que sólo durante los últimos 15 días se registraron aumentos promedio del 10% en alimentos, artículos de limpieza y de perfumería, y algunos perecederos.
La primera medida para atacar de raíz la cuestión inflacionaria se tomó la semana pasada: primero Economía y después el Banco Central, decidieron sendas alzas de las tasas de interés, con el objetivo de dejarlas en línea con la expectativa inflacionaria. Para tener en cuenta: la tasa efectiva anual convalidada por el Tesoro fue del 97%. Nada menos.
Esa decisión fue clave para que se viera un brusco descenso de las cotizaciones de los dólares. La incorporación de Massa como superministro de Economía acompañó aquella medida, que tiene un claro impacto en el negocio financiero.
Medidas para frenar los precios
"Todavía no tenemos definida ninguna medida específica", se ataja el asesor de Massa.
Sin embargo, la idea de máxima que prevalece en el flamante equipo es transitar un camino hacia un acuerdo de precios y salarios, que contenga las expectativas inflacionarias.
No será una tarea fácil: el propio Gobierno terminó erosionando esa misma idea desde que asumió en diciembre de 2019. Alberto Fernández nunca pudo concretar la varias veces anunciada cumbre económica y social.
Hasta llegar a ese momento, habrá medidas para al menos contener algunos precios de la canasta esencial. La tarea será encomendada a Matías Tombolini, el economista que viene trabajando desde hace varios años cerca Massa y que ahora irá a la Secretaría de Comercio.
La incógnita es qué tipo de estrategia tendrá el nuevo ministro en relación a los precios. No está decidido si buscará un amplio acuerdo con los fabricantes de alimentos. O si concentrará las medidas en el cumplimiento de Precios Cuidados, el programa que se renovó por última vez a principios de julio.
¿Habrá llegado ahora el turno de un acuerdo básico entre gremios y empresarios que evite una espiralización?
El dólar, clave para aplacar los precios
La estabilidad del mercado cambiario es clave para intentar un acuerdo de precios y salarios. Sin un ancla con el dólar, no hay ninguna chance de cerrar un trato.
La cuestión fue abordada en el comienzo de la semana por la Copal, la cámara que agrupa a las compañías del sector de la alimentación.
Para esas empresas, lo principal pasa por la definición sobre la estrategia cambiaria. Una cosa es si Massa decide una devaluación lisa y llana. O si, en cambio, va por el lado de un desdoblamiento del mercado.
Al contrario de lo que suponen algunos economistas -paradójicamente- cercanos a Cristina Kirchner, una devaluación en el mercado oficial tendría un impacto directo en el precio final de los alimentos. No es verdad que los costos de la comida hayan asumido un valor del dólar que no sea el oficial, de $131.