Guzmán promete fin de tensión por reservas para septiembre: ¿podrá esperarlo el Presidente o habrá golpe de timón?
Martín Guzmán y Miguel Pesce le prometieron a Alberto Fernández que la preocupante dinámica de las reservas se revertirá en agosto. O en la primera parte de septiembre, a lo sumo. La clave es que, para ese momento, aflojarán las compras de energía que están dinamitando el objetivo de acumulación de dólares en el Banco Central.
La pregunta es si, aun cuando se cumpla la expectativa del ministro y del titular del Central, la caída en las importaciones de energía ante las temperaturas más templadas -que se efectúan a precios elevados- alcanzará para dar vuelta la ecuación. Es decir, que las divisas fluyan hacia el BCRA y mejoren las expectativas en el mercado financiero.
Economistas de distintas corrientes piensan que esta especie de "Plan Aguantar" (hasta fin del mandato de Alberto Fernández) no tiene grandes chances de éxito. Que precisará de un retoque antes.
Las dudas se extienden entre reconocidos economistas de la ortodoxia, pero también entre algunos ligados al kirchnerismo. Incluso entre exfuncionarios cercanos a Cristina Kirchner, que prefieren el bajo perfil y -cuando hablan en público- evitan mencionar la posibilidad de una devaluación abrupta.
La cuestión -en todos los casos- refiere a si será necesario aplicar un verdadero golpe de timón en las próximas semanas, en caso de que el Banco Central no vea una recuperación notoria de las reservas.
No porque se juegue el cumplimiento del acuerdo firmado con el Fondo Monetario. En todo caso, el propio organismo ya dejó establecido que hay espacio para una corrección, en atención al abrupto cambio en el escenario global. Nadie pensaba, hasta fin de febrero, que una guerra en Europa iba a encarecer los precios de la energía y de todas las materias primas, como está sucediendo en todo el mundo.
Acá el tema central -y sobre el que están puestas todas las expectativas- refiere a si el Banco Central logra quedarse con dólares. Algo que debería suceder más temprano que tarde para evitar una nueva crisis cambiaria.
Lo que viene: ¿Alberto Fernández da un giro?
Lo dicho más arriba: economistas de distintas formaciones creen que se acerca el momento de dar un giro a la situación.
Ni Pesce ni Guzmán lo recomiendan. A sabiendas de que ya no cuentan con la credibilidad necesaria para plantear un programa de shock antiinflacionario, ambos se aferran a la continuidad. Con matices y nuevas medidas.
Lo más palpable tiene que ver con el corte a importaciones innecesarias bajo el actual contexto. Sobre todo las compras de bienes de consumo, que ahora Daniel Scioli mandó a examinar a su equipo. También habrá beneficios para empresas que incrementen sus exportaciones: entre ellos, el acceso al mercado cambiario para remitir utilidades a las casas matrices.
La pregunta, otra vez, es si todas estas iniciativas alcanzarán para revertir la dinámica por la cual el BCRA pierde reservas, en lugar de "embucharse de dólares", en plena temporada alta de la cosecha de soja.
Guzmán y Pesce están convencidos de que no hay ningún margen para una suba discrecional del tipo de cambio. Que ese escenario significaría un salto al vacío: un desbande imposible de parar sin reservas en el Banco Central y con una inflación que apunta a por lo menos el 75% para este año.
Distintos economistas fuera de la administración -incluso desde el kirchnerismo- sostienen que los tiempos se aceleran y que hay que dar un golpe de timón pronto. Antes de que sea el mercado el que se encargue de poner las cosas en su lugar. La Argentina ya conoce bien lo que significan esos escenarios disruptivos.
Golpe a las reservas por el "festival de importaciones"
Como ya publicó iProfesional, las importaciones de este junio que está a poco de finalizar treparon a los u$s9.000 millones. Un monto nunca visto. Ni siquiera en los momentos de mayor crecimiento de la economía.
De acuerdo con las estimaciones oficiales, de los u$s9.000 millones de importaciones, alrededor de u$s2.000 millones se fueron en compras de energía. Una verdadera pesadilla, dada la explosión de los precios internacionales tras el comienzo de la guerra en Ucrania. Se trata de un monto superior a lo que en las últimas horas informó el INDEC para el mes de mayo, cuando las compras de energía treparon a los u$s1.600 millones; el triple que en el mismo mes de 2021.
Con las importaciones en u$s9.000 millones para este mes, se habría borrado el superávit comercial que venía mostrando la balanza comercial del país desde hace tiempo. Esto sucede a pesar de los precios récord de los commodities que exporta la Argentina, en especial la soja, cuyo valor está bien arriba de los u$s600 por tonelada.
Lo que sucede va en contra de lo que precisa la economía para estabilizarse y explica lo que el Banco Central informa cada día: que no logra quedarse con los dólares que liquidan los exportadores de cereales, justo en momento de la temporada alta de la cosecha gruesa.
Cristina Kirchner viene hablando del tema cada vez que aparece en público: "Hay un deporte nacional por apoderarse de las reservas que hay en el Central", determinó CFK. La vicepresidenta suele mencionar el "festival de importaciones", una alusión crítica hacia la gestión del exministro Matías Kulfas, de Guzmán y también de Pesce.
Uno de los principales funcionarios del gabinete económico admite, en un diálogo con iProfesional: "Este año no hubo ningún control. Autorizaron indiscriminadamente las licencias no automáticas. Nadie sabe cuál es la verdadera demanda de divisas en la calle", suelta sin disimular la angustia que genera la cuestión.
Faltan dólares y ¿sube la presión del FMI?
El rol del FMI en esta crisis por los dólares es clave: el organismo aceptó firmar un acuerdo sin reclamar a cambio una devaluación para intentar el achicamiento de la brecha.
Ahora que el Fondo aprobó los números del primer trimestre, toda la atención estará puesta a la evolución de las reservas para los próximos meses. ¿Tendrá el board del FMI el mismo calendario de Guzmán-Pesce, que hay tiempo hasta septiembre? ¿O pedirá un volantazo antes de ese momento? ¿O dejará que el mercado condicione al Gobierno?
Preguntas sin respuesta, por ahora. Los datos de la experiencia reciente indican que el Gobierno suele ser muy lento para la toma de decisiones: sucedió con la reestructuración de la deuda y volvió a pasar con el acuerdo con el Fondo.
Habrá que ver esta vez.