Tras reclamo del FMI por dólar y reservas, el Gobierno aceleraría las mini devaluaciones diarias
El Gobierno analiza darle más velocidad a las minidevaluaciones del dólar que a diario aplica el Banco Central. La idea va en línea con el objetivo de mejorar la perfomance de la autoridad monetaria en el mercado cambiario, y acercarse a la meta de acumulación de reservas acordada con el Fondo Monetario Internacional.
Contra lo esperado, este mes de junio muestra una pérdida de reservas. La idea, tanto del FMI como de los funcionarios, era que se aprovechara la temporada alta de la liquidación de la cosecha para acaparar dólares en el Banco Central.
Pasa todo lo contrario: ya entrando en la segunda quincena del mes, el BCRA tuvo que vender u$s400 millones. Lo más preocupante es que los sacrificó en las últimas tres ruedas de la semana.
El fuerte balance negativo del BCRA prosiguió a la ola de ventas de bonos nominados en pesos, que provocó una suba de las cotizaciones de los dólares alternativos (CCL, MEP y Blue). De hecho, el contado con liqui cerró en $242,20, en los máximos de la última semana.
El escenario del dólar oficial: se aceleran las devaluaciones diarias
Desde hace algunas semanas, el FMI viene reclamando una aceleración del "crawling peg", las minidevaluaciones diarias que aplica el BCRA.
Lo hizo primero frente a la velocidad que ha tomado la inflación. Luego insistió ante la enorme dificultad que tiene la autoridad monetaria para acumular reservas.
Desde el Central, Pesce dio los pasos necesarios ante el avance de la inflación. Pasó del 1% de devaluación mensual al 4% en los últimos meses. Pero lo que hasta hace poco lucía como un movimiento razonable, ahora parece no alcanzar. El FMI quiere más.
En las últimas ruedas, la tasa de devaluación mensual pasó al 4,3%. ¿Hasta cuánto podría alcanzar en el corto plazo? Pesce guarda el secreto para no darle información al mercado. Pero está claro que el reclamo del FMI está sobre la mesa.
En cambio, aseguran desde los despachos oficiales, el organismo no planteó en ningún momento un desdoblamiento cambiario, algo que había trascendido en el mercado financiero. También dicen que la discusión acerca de un salto cambiario de una sola vez ya quedó saldada. No se va a aplicar.
La sospecha oficial: ¿el campo retiene?
Guzmán y Pesce compartieron un informe en las últimas horas: da cuenta de una supuesta retención de parte de los productores de soja de una parte de la cosecha.
Los funcionarios creen que los chacareros guardan en sus silobolsas el equivalente a unos u$s2.500 millones. Un volumen que sí liquidaron el año pasado y que ahora estarían reteniendo bajo la especulación de un cambio en el precio del dólar.
La suposición oficial es que esa producción se va a liquidar en algunas semanas, una vez que los productores se convenzan de que no habrá una devaluación abrupta. También suponen que los productores están endeudados y que necesitarán "pagar la tarjeta", ahora que la tasa de interés subió más fuerte.
Dicho sea de paso: el refinanciamiento de los saldos de las tarjetas de crédito será más caro: por decisión del Banco Central, ese costo será del 57% nominal anual. Cuatro puntos por encima de lo que era hasta ahora. De todas formas, cuando se añaden los costos asociados (IVA y las comisiones bancarias), el valor total supera el 84% anual.
Reclamos a Guzmán
El kirchnerismo volverá, en las próximas horas, a marcarle la cancha al titular de Economía. Cristina y Máximo Kirchner pretenden que Guzmán avise la continuidad del bono de $18.000 para 13 millones de personas.
Quieren que el Gobierno tome medidas activas que compensen la aceleración inflacionaria. El diagnóstico está más que claro: la ayuda de $18.000 repartidos en dos cuotas durante mayo y este mes apenas sirvieron para apuntalar los bolsillos de la franja social más postergada.
Pero la inflación alta sigue y debería darse continuidad a esa ayuda. Lo mismo vale para la actualización de la Tarjeta Alimentar y el dinero que se destina a los planes sociales y a la AUH.
Hay otra visión política al respecto: desde el kirchnerismo se resisten a pensar que la izquierda -el Polo Obrero, entre otros- les gane las calles a través de movilizaciones cada vez más multitudinarias.
Guzmán tiene sus propias limitaciones: ¿cómo hacer para extender el bono y cumplir, en simultáneo, con el acuerdo con el FMI que le pone límites muy claros a la emisión de dinero?
La cuestión se dirimirá en las próximas jornadas. Lo que está claro es que el ministro no tiene demasiado margen para habilitar los reclamos que le formulan desde el kirchnerismo. Ahí está el recalentamiento del mercado cambiario para dar cuenta de los estrechos márgenes en los que se mueve el ministro. Y todo el Gobierno.