Vas a poder comprar 7 cortes de carne más baratos: cuáles son y dónde estarán disponibles
El Gobierno cedió a la presión de los frigoríficos y la Secretaría de Comercio Interior publicó los nuevos precios trimestrales en el marco del programa nacional Cortes Cuidados. Todo esto fue en base a la renovación del acuerdo de Precios Cuidados.
Es por eso que autorizaron subas de los precios de los cortes de carnes populares, con subas respecto de los valores previos que llegan al 6,4%.
Tras ello, la Secretaría de Comercio Interior publicó los nuevos valores de siete cortes populares de carne en el marco del programa Cortes Cuidados, que incluyen la tira de asado, el vacío, el matambre, la falda, la tapa de asado, la nalga y la paleta.
Si bien los acuerdos de precios son trimestrales, cada mes el Gobierno cierra un aumento acordado para cada canasta de productos.
En el caso de los cortes de carnes:
- La tira de asado pasó de $699 a $719 por kilo (+2,9%).
- El vacío, de $865 a $917 por kilo (+6%).
- El matambre, de $849 a $899 por kilo (+5,8%).
- La falda, de $449 a $478 por kilo (+6,4%).
- La tapa de asado, de $699 a $719 por kilo (+2,9%).
- La nalga, de $915 a $969 por kilo (+5,9%).
- La paleta de $740 a $779 por kilo (+5,3%).
Además, hay un diferencial en la región Patagónica del 6%. Además, los cortes allí disponibles no tienen hueso.
Por su parte, el único aumento de la canasta de frutas y verduras fue del kilo de papa, que pasó de $49 el kilo a $59 (+20,4%). El resto de los productos quedaron en el mismo valor de mayo: la cebolla en $99, el tomate redondo en $210, la manzana en $190 y la lechuga en $160.
Los cortes de carne se encuentran disponibles de lunes a viernes en más de 1.000 bocas de expendio de todo el país: Jumbo, Coto, Plaza Vea, Disco, Carrefour, Walmart, La Anónima, Día, Changomas, Vital, Makro y las carnicerías adheridas a la Unión de la Industria Cárnica Argentina (UNICA) y al consorcio de exportadores ABC.
¿Cae el consumo de alimentos?
La aceleración inflacionaria, sobre todo en los alimentos, está provocando una situación que -por lo esperada- no deja de ser preocupante y crítica, en el actual contexto político y social: la incipiente caída en el consumo masivo.
Los comerciantes consultados dan cuenta de que la merma en las ventas no es lineal para todos los rubros. Concretamente: las ventas de los productos masivos y más económicos -fideos, arroz y harina- marcan alzas en los volúmenes expendidos. Lo mismo que la polenta y algunas legumbres, ahora por una cuestión estacional.
Las caídas, en el sentido contrario, se evidencian en las categorías que más se encarecieron y que los consumidores consideran menos necesarias o directamente sustituibles por otros productos. En esta situación entran artículos como los aceites -sobre todo los de oliva-, los productos congelados y algunos enlatados, como los de pescados.
También vienen en rojo las ventas de bebidas -algunas gaseosas de primera marca- y lo mismo sucede con los vinos.
En los supermercados suponen que si la inflación llega a mostrar una tendencia a la baja, por leve que sea esa dinámica, habrá empresas que saldrán a marcar ofertas.
Algunas empresas fabricantes prefirieron quedarse con los productos que no llegaron a vender por las menores ventas, antes que mantener los precios, por la incertidumbre económica y cambiaria. "Nadie sabe si vas a poder reponer la mercadería. Lo que no se vende, queda en los galpones", cuenta una fuente empresaria. Lo que sucede ahora es que los stocks ya colmaron en muchos casos la capacidad de almacenamiento. O directamente entraron en una zona de riesgo en cuanto al vencimiento.
Por eso, llega un punto en que al empresario le conviene "sacarse la mercadería de encima" aunque eso represente una pérdida de margen de rentabilidad.
Nuevo consumo: máximo cuidado con los gastos
El dueño de un supermercado grande en la zona de Berazategui -que dispone de 13 cajas para cobrar a sus clientes- cuenta a iProfesional otro de los fenómenos que se están viendo: el cuidado en los gastos por parte de la franja de la sociedad más acomodada.
"La gente con cierto poder adquisitivo tiene miedo de lo que pueda pasar con la economía y cuida sus gastos. Es una cuestión más psicológica que de bolsillo: a nadie le cambia la ecuación si deja de consumir un vino bueno. Pero es lo que vengo notando", dice el empresario a iProfesional.
Desde una empresa líder dan cuenta de ese mismo cuadro: notan que sus ventas de productos más caros sufrió una merma en el último mes y medio aproximadamente.
"En el resto estamos bien de ventas, pero nada sensacional. Es el mismo nivel que vendíamos en 2019, antes de la pandemia, con una economía que venía en crisis desde hacía un año. Con aquel nivel de consumo, Mauricio Macri perdió las elecciones", rememora el gerente comercial de una de las principales compañías de alimentación del país.
El primer alerta por el consumo
El último informe mensual de CAME fue el que disparó las alarmas en los despachos oficiales. Fue el primero que advirtió sobre una merma en el consumo popular.
Ese reporte dio cuenta de que las ventas minoristas de los pequeños comercios bajaron 3,4% interanual en mayo, y un 8,9% frente a abril último.
Tras una fuerte recuperación tras la pandemia, el consumo corre serios riesgos de quebrar la racha positiva en los próximos meses.
Básicamente, por lo improbable de que los ingresos de la población puedan superar a la inflación. Los trabajadores con mejor nivel de protección -aquéllos sindicalizados en los gremios más fuertes-, a lo sumo, podrán igualar la aceleración inflacionaria. Pero no más que eso.
De acuerdo al último relevamiento del BCRA entre consultoras, la inflación de este año superará el 70%. Se ubicaría entre 72,6% y 75%. Los economistas toman en cuenta que la inflación recién bajará del 4% mensual hacia el mes de noviembre.