La bienvenida empresaria a Scioli: una larga lista de reclamos que incluye un "desacople"
El aterrizaje de Daniel Scioli en el sillón del ministerio de Desarrollo Productivo no será nada suave. Más bien al contrario, además del contexto de turbulencia política que dejó la acusación del renunciado Matías Kulfas por irregularidades en la licitación del gasoducto Kirchner, le espera una peculiar "bienvenida" del empresariado, que ya tiene preparada una extensa lista de reclamos.
Los industriales, y en particular los de la categoría pyme, se quejan de dificultades crecientes que ponen en duda la continuidad del crecimiento de la producción. Las quejas, que ya se habían iniciado en las últimas semanas por temas como la restricción de divisas o la suba de tasas de interés, se han acrecentado en las últimas horas.
En un informe público presentado el lunes por Industriales Pymes Argentinos se realizó un crudo diagnóstico: "Tenemos fábricas al borde de la parálisis por la falta de insumos importados, por la incorrecta asignación de los dólares. Y la inflación de costos, que es cada vez más asfixiante por la suba de precios de los commodities y de la energía, pone a las pymes en una situación compleja de superar", disparó Daniel Rosato, presidente de la gremial industrial.
Sin embargo, al mismo tiempo que se planteó ese contexto crítico, también los empresarios dejaron entrever cierta expectativa positiva por la llegada de Scioli, a quien atribuyen simpatía por la problemática empresarial y, además, un mayor peso político que el de su antecesor Matías Kulfas como para realizar "lobby" en favor de sus intereses dentro del gobierno.
Concretamente, lo que se espera de Scioli es que no solamente tome medidas dentro del ámbito de su cartera sino que, además, influya sobre el Banco Central -donde los industriales suelen chocar contra un muro infranqueable- y también sobre la Secretaría de Energía, un ámbito que está en el ojo de las tensiones políticas.
Al respecto, un informe del Observatorio Pyme analizó el impacto del nuevo cuadro tarifario sobre las empresas electrointensivas, que no tienen otra alternativa que trasladar a precios los mayores costos energéticos. Por eso, pidieron "segmentar y escalonar el aumento".
Los dólares entre ceja y ceja
La "puja distributiva" por los escasos dólares del Banco Central está en el centro de las reivindicaciones industriales. Y es uno de los puntos sobre los que se espera que Scioli pueda hacer valer sus reconocidas dotes de negociador.
De hecho, los empresarios han elogiado su gestión al frente de la embajada en Brasilia, donde no solamente organizó misiones comerciales sino que debió recomponer una relación bilateral dañada por los cortocircuitos entre Alberto Fernández y Jair Bolsonaro.
Por lo pronto, la misión parece difícil para Scioli. Los empresarios que se han reunido con los funcionarios del Banco Central se quejan de haber notado poca disposición para que sus reclamos fueran tenidos en cuenta.
"Se limitaron a tomar nota", dijo uno dirigente de la gremial industrial, que cree que en la entidad que preside Miguel Pesce se manejan con cierto dogmatismo a la hora de asignar las divisas.
El pedido concreto es revisar la reglamentación actual, que establece la entrega de importaciones por un equivalente a las importaciones del año pasado más un 5%, y que otorga permisos para sobrepasar ese límite con la condición de que la empresa deberá financiar la operación y recién se hará de las divisas a los 180 días.
Los industriales, que ya pusieron el grito en el cielo respecto de cómo esta regulación pone en riesgo la operatoria de toda la industria automotriz, no ahorran críticas a la hora de dar su opinión sobre esta regulación.
Creen que la fórmula no sigue un criterio productivo sino matemático. Explican que al cederle automáticamente subas a determinadas empresas sin pedir especificación sobre cuál será el producto a importar se está corriendo el riesgo de permitir la compra de bienes de consumo mientras que se está perjudicando a otras que sí están destinados a la producción nacional.
Un efecto inverso al proclamado
Los directivos industriales relatan casos dramáticos de emprendedores que acuden llorando a plantear su caso porque ya realizaron una compra de bienes de capital que había sido consensuada con el ministerio de producción pero que luego no encuentra la aprobación del BCRA.
Los industriales habían propuesto modificar el criterio, con un esquema que diera prioridad en la entrega de dólares a las empresas que los usaran para la industrialización local. Además, se planteó la posibilidad de negociar nuevos swaps de moneda para facilitar el flujo comercial. Pero no encontraron señales de interés en la contraparte.
Además, se quejan de un sesgo favorable a las empresas grandes -que tienen espaldas financieras para financiarse a 180 días-, y afirman que esta situación lleva a una consecuencia contradictoria con el propio objetivo declarado por el Gobierno: cuando la empresa grande se encuentra con que su proveedor pyme está en problemas, usa las divisas disponibles para importar directamente el insumo industrial, dándose la situación insólita de sustituir con importación la producción local.
Es decir, se produce el escenario absolutamente opuesto al que el renunciado Kulfas había declarado como objetivo. El ex ministro había publicado hace pocos días un artículo en el que definía la política oficial como "nueva sustitución de importaciones" y destacaba que se promovería el potencial exportador del país, de manera aprovechar el nuevo escenario internacional.
"Los gobiernos que sigan aferrados a la globalización pre pandemia con sus agendas re primarizantes verán pasar el tren de la historia una vez más", agregaba Kulfas, en una frase destinada a la oposición macrista pero que conlleva un riesgo de efecto boomerang para el propio Gobierno: los últimos números del comercio exterior demuestran que, en contra de su proclama, se está "reprimarizando" la exportación.
Así, mientras los productos primarios tuvieron un incremento de 8% en cantidades vendidas y 18% en precios, se constató una caída de 6,6% en el volumen exportado de manufacturas agroindustriales, disimulada por un aumento de precios de 24%.
El otro "desacople"
Pero no todos los reclamos se agotan en los dólares. Hay también un reclamo permanente por parte de los industriales pyme, y tiene que ver con el alto costo del crédito. No es una queja nueva, claro está, pero se está agravando en la medida en que el Banco Central convalida una senda ascendente de la tasa de interés.
Ya hace tres meses, la Unión Industrial Argentina había planteado en un informe: "Los niveles de inflación y el anuncio de suba de tarifas supone un aumento de costos para las empresas, que además ya repercutió en un cambio en el rumbo de la política monetaria, con subas en la tasa de interés que podrían encarecer el financiamiento al sector privado".
Y ahora, el informe del Observatorio Pyme mostró un gráfico en el que se evidencia una caída en el crédito al sector privado, coincidente con la suba de la tasa de interés. Tomando como base 100 el mes de enero de 2017, hoy ese monto de crédito se ubica más de un 30% por debajo.
Y comparten, además, la crítica que suele escucharse por parte de economistas ortodoxos en el sentido de que es el propio Estado, al salir a buscar deuda para financiar al gasto público, el que achica la porción de la torta disponible para los privados. Así, cada festejo de Martín Guzmán por el dinero conseguido en una licitación de bonos, significa para estos empresarios una mala señal, que no solamente ven un menor nivel de crédito disponible sino cómo además el Tesoro va convalidando tasas más altas para lograr el "rollover" de sus vencimientos.
De hecho, ya el año pasado, en el Congreso Industrial del Consenso Nacional del Trabajo y la Producción, los industriales se habían quejado de que la deuda del sector público significaba una competencia dañina para las empresas. Era un momento en el que el 75% del ahorro que entraba a los bancos se canalizaba hacia el sector público. Y planteaban la necesidad de "terminar con el negocio que representa para los bancos la adquisición de deuda que emiten tanto el Banco Central como el Tesoro".
Pero eso no es todo, porque además de las tasas, hay una preocupación por los requisitos bancarios. Una reciente encuesta de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) reveló que un 96% de los pequeños emprendedores tiene necesidad de financiamiento pero que un contundente 59% se encuentra con requisitos imposibles de cumplir, que de hecho los dejan fuera del mercado.
Lo más curioso es que esta queja de los industriales contrasta con un discurso optimista del Gobierno, que plantea que pocas veces se había facilitado tanto la financiación a las pymes.
El renunciado Kulfas se jactaba del impacto positivo que había generado los programas de crédito a tasa subsidiada, como el recientemente anunciado por un monto de $70.000 millones, que sumado a los anteriores acumula $500.000 millones en lo que va de la gestión de Gobierno.
Y, en realidad, desde Industriales Pymes Argentinos elogiaron las líneas del gobierno como una ayuda, pero aclararon que no resultan suficientes. Para empezar, porque se limitan a crédito para la compra de bienes de capital, pero no alcanzan a la financiación de los costos operativos. Por otra parte, señalaron que para un país cuyo nivel de crédito alcanza apenas al 8% del PBI, toda pequeña mejora resulta marginal.
Lo cierto es que las pymes han desplegado una batería de argumentos contra la suba de tasas, incluyendo el hecho de que una baja correlación entre la tasa y las variaciones en los depósitos bancarios, con lo cual intentan desarmar la justificación de que la suba de tasas es necesaria para evitar la dolarización de carteras.
Pero, en el fondo, hay cierto clima de resignación, porque admiten que en el marco del compromiso asumido con el FMI, el Gobierno se ve obligado a equiparar las tasas de interés con la inflación.
Sin embargo, hay también ahí otro resquicio en el cual apelarán al recién llegado Scioli: plantearán que, así como el Gobierno habla de la necesidad de desacoplar los precios de alimentos internos con los del mercado internacional, también se debe buscar un "desacople de tasas". La idea, básicamente, es extender el subsidio del crédito ya existente a nuevas líneas que financien los gastos de operación y que impliquen una tasa pagable por parte de las pymes.
En definitiva, una agenda exigente para Scioli, pero que seguramente no implicará una sorpresa para el flamante ministro, que aceptó de inmediato el ofrecimiento y está decidido a que su nuevo cargo lo devuelva al primer plano de la política nacional.