Efecto Feletti: ¿también se viene el cambio de funcionarios K en el área de energía?
La salida de Roberto Feletti de la Secretaría de Comercio Interior es sólo la evidencia de la nueva estrategia delineada en el corazón del kirchnerismo en contra de Martín Guzmán. Fracasado el masivo intento de obligar al presidente Alberto Fernández a eyectarlo de su cargo, ahora el ala progresista del Frente de Todos parece haber encaminado su enfoque a dejar al Ministro de Economía sólo en su tarea de encaminar la política económica macro y, a la vez, liderar la "guerra" contra la inflación.
La carta de despedida de Feletti, desde la que reclamó nuevos instrumentos para hacer frente a la suba de precios y una mayor coordinación en el Gabinete económico, es un indicio de la metodología elegida por el sector que lidera la vicepresidenta Cristina Kirchner para continuar su avanzada anti Guzmán. El ministro montó una estrategia ajedrecista de dos movimientos para eliminar del escenario a un esquivo colaborador ya que primero lo colocó bajo su control y luego le indicó lo que debería hacer.
Pero la renuncia de Feletti lo obliga ahora a tener que hacerse cargo de manera total de un área que le era esquiva y cuyo principal referente tenía un diagnóstico diferente sobre las medidas que se deben tomar para bajar los precios y controlar la inflación. Un claro ejemplo de esas contradicciones en el propio seno del oficialismo lo marcan las diferencias de opinión sobre las retenciones.
Mientras Feletti levantaba la bandera de incrementar ese pseudo impuesto al trigo, maíz y girasol para desacoplar los precios internacionales de los locales, Guzmán públicamente anunciaba su rechazo a la opción. De hecho, ambos mantuvieron una reunión el pasado viernes 20 de mayo para limar asperezas, luego de esos cortocircuitos públicos con el objetivo de poder avanzar sobre cuestiones de gestión.
Sin embargo, el acercamiento no pudo ser no sólo porque no hubo "fumata blanca" en este tema, sino también por el rechazo del ministro al pedido del ahora ex funcionario de sumar más poder sobre las empresas alimenticias, con revisión de balances, y hasta control de la rentabilidad. Guzmán no estaba dispuesto a permitir ese avance cuando vino construyendo una buena imagen en estos últimos dos meses en parte del establishment local, una estrategia también criticada desde el seno de La Cámpora, la usina ideológica de la cual se nutre el kirchnerismo más puro.
¿Nuevas deserciones?
Por eso, el pensamiento de Feletti no está descolgado de las banderas que levanta CFK y su sector referente sobre el rumbo de política económica que debería tomar el Gobierno. Un sector interno de la alianza gobernante que no está convencido de los resultados que lograrán sus socios, hoy empoderados en las decisiones a tomar para alinear el rumbo.
Por eso ahora se sentarán a esperar el rumbo de los acontecimientos, quizá convencidos de que los resultados que obtenga el área económica no serán diferentes a los que vienen demostrando los indicadores, con proyecciones de inflación no menor al 5% para mayo y que no perforarán el piso del 4% para junio y julio próximos, cuando además se sumen los aumentos de tarifas de electricidad y gas.
En este sendero, queda ahora abierta la sospecha para pensar si el caso Feletti será el único o habrá nuevas deserciones entre los funcionarios bajo el área de Guzmán que no respaldan las iniciativas del titular del Palacio de Hacienda.
La duda se centra especialmente en el área energética, donde el mes próximo se oficializarán las subas en las facturas a partir de la decisión de Guzmán de reducir los millonarios subsidios que gasta el Gobierno todos los años para mantener esos precios alejados del costo real de la energía y el gas.
Desde el secretario de Energía, Darío Martinez, pasando por el subsecretario de la misma área, Federico Basualdo, todo el kirchnerismo viene librando una batalla subterránea alrededor del plan de desarrollo energético en su conjunto. Hay que recordar en este sentido, que en octubre del año pasado, el propio Guzmán le pidió la renuncia a Basualdo pero no logró su objetivo tras el apoyo en bloque mostrado por el kirchnerismo para la continuidad del funcionario.
Basualdo es uno de los referentes en materia energética del ala más dura del kirchnerismo. Previo al desembarco en el puesto al que actualmente permanece aferrado había sido interventor del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) y siempre se manifestó a favor de aplicar subas progresivas y no abruptas en las tarifas energéticas.
Pelea por las tarifas
Es que la grieta energética no se limita solamente al nuevo esquema tarifario sino también sobre el plan de segmentación elaborado por ambos funcionarios que finalmente Guzmán parece haber puesto en el freezer.
Para la vicepresidenta y su grupo, este esquema de diferenciación de precios es más equitativo que los aumentos directos que plantea Guzmán con el respaldo de la Casa Rosada.
Para los K, reducir los recursos fiscales usados para financiar la luz y el gas que consumen los sectores de más alto poder adquisitivo asegura que los futuros aumentos nominales de las tarifas "no repercutan en forma desfavorable sobre los sectores más vulnerables de la población y aquellos que más se han visto afectados por la crisis económica generada por el macrismo y la pandemia".
Es más, las últimas audiencias públicas realizadas a fines de mayo pasado para definir los precios de la energía y la nueva política tarifaria dejaron más dudas que certezas. Los funcionarios del área energética no explicaron cuándo comenzará a aplicarse la quita de subsidios a los hogares más ricos del país ni los montos que implicará esa poda comprometida con el FMI.
La segmentación de tarifas demoraría al menos dos meses
En este sentido, las empresas prestatarias aseguraron que implementar una segmentación como la que anunció el gobierno demorará al menos unos 60 días. De hecho, ni Martinez ni Basualdo participaron de los encuentros, aunque se mostraron en otras actividades oficiales a modo de rebeldía abierta a su jefe directo, Martín Guzmán.
También se evidenciaron resistencias encabezdas por los interventores del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), y del Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS), María Soledad Manín y Federico Bernal, respectivamente.
Por esos días, Alberto Fernández se encontraba de gira en Europa. Desde allí, el entorno del Presidente hizo saber que los funcionarios que no estén dispuestos a aplicar la política tarifaria deberán dejar el gobierno. Sin embargo, el kirchnerismo insite en cuestionar la política energética de Guzmán pero adoptará la misma estrategia que en materia de precios.
No va a obstruir las subas pero le dejará toda la responsabilidad al ministro de un eventual fracaso de esta estrategia, esperando que impacte en más inflación, desempleo, pobreza y recesión, debido a los efectos que podrían tener los aumentos en los hogares y las industrias.
A partir de este escenario abierto tras la salida de Feletti, desde el Gobierno se recuerda que los tiempos políticos siempre son "bilardistas" ya que se mueven por los resultados. Con lo cual, piden esperar el final del partido para saber si los ganadores serán, como anticipan, el presidente Fernández y su ministro, o el sector kirchnerista que saltó del barco horas antes de que "se pegara la pera" contra el iceberg.
Pero del resultado no sólo depende del fracaso o el éxito del albertismo. También del destino económico del país que por estas horas asiste como testigo a un debate interno que nada tiene de virtuoso si se lo considera dentro de una crisis local y global que puede terminar de desacoplar todas las variables de la economía y profundizar la incertidumbre sobre el futuro del país.