Guzmán se empodera ante el kirchnerismo, de cara a una semana que definirá el rumbo de la economía
En medio de la interna que vive el oficialismo, la vicepresidenta Cristina Kirchner decidió romper el silencio con un discurso público desde la provincia de Chaco. En su esperado discurso en Chaco, Cristina Kirchner sostuvo que existe "insatisfacción democrática" y remarcó que a la gente "la plata no le alcanza, no llega a fin de mes, y hay trabajadores en relación de dependencia pobres, algo que no había pasado nunca en la Argentina".
A varios de esos funcionarios les resultó llamativa la virulencia de la ofensiva del kirchnerismo. Ya no sobre Martín Guzmán sino contra el propio Presidente.
La definición de Aníbal Fernández circuló entre ministros y funcionarios del gabinete económico. "Algunos tienen la cabeza dada vuelta y creen que perder es saludable", había dicho el ministro de Seguridad antes del fin de semana a una radio FM. "Aníbal tiene razón; muchos kirchneristas creen que Alberto y Macri son lo mismo. Están locos", dice en voz baja un hombre clave del equipo económico.
El Gobierno decidió responder las críticas con "más gestión", sobre todo de parte de las áreas sobre las que se concentran las críticas. Nada de subir el tono; por ahora.
Claudio Moroni y Matías Kulfas, dos de los apuntados por Andrés Larroque, ordenaron a su equipo a comunicar las "buenas noticias" en el ámbito económico. El titular de Trabajo destaca cada paritaria que se cierra en su cartera -en torno del 60% anual- mientras que el de Desarrollo Productivo, también mencionado por el "Cuervo", se felicitó por los últimos datos de la industria: "Cerramos el mejor primer trimestre industrial en cuatro años", tuiteó.
La paritaria de los bancarios -acordada en 60% para este año, con cláusula de revisión más adelante- fue festejada por Cristina Kirchner. "Felicitaciones compañero Palazzo", tuiteó, como si esa paritaria no tuviera nada que ver con la expectativa inflacionaria explosiva que existe en la Argentina.
Martín Guzmán, en alerta por la inflación
Martín Guzman está muy preocupado por la situación económica y financiera. Sobre todo por el impacto de la agitación política en las expectativas inflacionarias. Y también en el mercado cambiario.
En esa línea planteó una serie de encuentros con empresarios líderes de distintos sectores, algo que irrita al kirchnerismo "duro". Y que para él significan un respaldo en medio de las turbulencias políticas.
Al contrario de Cristina Kirchner, el ministro cree que la dinámica inflacionaria no sólo depende de la evolución diaria del tipo de cambio. El precio del dólar, de hecho, subió menos que la inflación en los últimos dos años y eso no implicó una menor tasa de inflación.
En la Argentina inflacionaria, el dólar dejó de servir como ancla antiinflacionaria. El año pasado, por ejemplo, el dólar oficial trepó un 22% y el índice de precios se acercó al 51%.
En lo que va de este 2022, el dólar se elevó 12,9% contra un IPC que ya subió alrededor de 22,4% (tomando una inflación del 5,5% para abril). Es decir, el dólar quedó diez puntos por debajo de la inflación.
Martín Guzmán versus Cristina Kirchner
El ministro de Economía, lo manifestó en reiteradas oportunidades, presume que la inflación es "multicausal". Opina que, hoy en día, ese impulso no depende exclusivamente -ni siquiera mayormente- del valor del billete verde, que como se vio más arriba corre bien por detrás de los demás precios, sino de otras dos causas.
Una: la inflación importada, derivada de la guerra en Ucrania, y que hizo explotar los precios de los alimentos y de la energía a nivel internacional. Basta sólo recorrer el impulso de los valores de las materias primas en los principales mercados.
Dos: la mala expectativa local. Un Gobierno al que los formadores de precios no les tienen confianza por la falta de un rumbo económico, y las disputas internas entre Cristina Kirchner y la Casa Rosada.
Guzmán pensaba que el acuerdo con el FMI serviría para anclar esas expectativas ya que le aportaba reservas al Banco Central.
El diagnóstico del ministro radica en que la crisis política en el oficialismo dinamitó esa estrategia. Y que ahora el Banco Central vuelve a pelear con el viento de frente a la hora de acumular divisas.
La economía que viene: tarifas y subsidios
En el Palacio de Hacienda se preparan para lo que, aseguran, será una semana determinante de la gestión. Entre mañana martes y el jueves, se definirán los próximos aumentos de los servicios de luz y gas en las audiencias públicas. Como se sabe, se trata de una decisión que marcará la relación entre Alberto Fernández y la vicepresidenta.
El aumento promedio para la mayoría de los usuarios de gas del país será de 21,5%, mientras en el caso de la luz la suba llegará al 17%. Los beneficiarios de la tarifa social no tendrán nuevos aumentos de gas durante este año y para quienes disponen de tarifa social de la luz, el ajuste será de 6%.
El 10% de los usuarios perderán directamente los subsidios y empezarían a pagar la tarifa plena, lo que derivará en aumentos de hasta 200% este año.
El otro punto clave será la divulgación de la inflación de abril, que estaría unas décimas por debajo del 6%. Un nivel intolerable tanto social como políticamente, como quedó claro con la exposición de Cristina Kirchner, el último viernes.
Tasas de interés versus inflación
Junto con la suba del dólar oficial, el FMI quiere que el BCRA vuelva a elevar las tasas de interés. Hay mucha preocupación por la dinámica inflacionaria, que deja a la autoridad monetaria "corriendo desde atrás".
La definición, por parte del directorio de la autoridad monetaria, se tomará una vez que el Indec informe la inflación.
Habrá que ver la determinación de los directores, alhora que escucharon las críticas de la vicepresidenta sobre los reclamos del FMI en relación al dólar y a las tasas de interés. Para eso falta poco. Cuestión de horas, nomás.