Déficit fiscal: por qué agosto será un mes clave para el Gobierno al "rendir examen" ante el FMI
El elevado déficit fiscal obliga al país a tomar deuda en pesos ajustada por inflación o a tasa variable del 47% anual. Con el dólar oficial subiendo por debajo de la tasa de inflación y la tasa de política monetaria, el gobierno le está dejando una deuda impagable a la próxima administración.
Las cuentas nacionales siguen mostrando mejoras respecto al año 2021, pero de ningún modo logran el objetivo de mostrar superávit presupuestario. El resultado financiero de la Tesorería del Estado a marzo 2022, acumulado 12 meses, es un déficit de u$s21.329 millones, que equivale al 4,6% del PBI. Si al déficit de la Tesorería le sumamos el déficit cuasifical del Banco Central, tenemos un déficit total de u$s34.546 millones, que equivale al 7,5% del PBI.
La deuda de la Tesorería el mes de marzo es de u$s373.759 millones, por esta deuda se pagan intereses por u$s7.532 millones, esto equivale al 2,0% del stock total de la deuda.
A primera vista luce una suma irrelevante teniendo en cuenta la alta deuda con que cuenta el Estado, hay que tener presente que buena parte de la misma se ha refinanciado a largo plazo y que el FMI nos cobra una tasa de interés muy baja en relación a la que conseguiría Argentina en el mercado.
Si la deuda sigue creciendo será imposible pagarla
La deuda en pesos del Banco Central (Leliq más pases) al mes de marzo es el equivalente a u$s42.669 millones, por esta deuda se pagan intereses por u$s13.217 millones, esto equivale al 31,0% del stock total de deuda. Es una tasa muy elevada, casi confiscatoria. Si esta deuda sigue creciendo a este ritmo será imposible pagarla.
Si miramos rápidamente los números del Estado, más allá de lo que suceda en un mes puntual, siempre tomando el balance de los últimos 12 meses, vemos con preocupación que tenemos una gran necesidad de lograr en lo inmediato superávit fiscal.
La Argentina no puede seguir financiando el déficit vía emisión monetaria porque genera un stock de deuda en el Banco Central que es impagable, y que en algún momento invitaría a una devaluación del signo monetario.
Por otro lado, la Tesorería no puede seguir tomando deuda al ritmo actual, ya que la nueva deuda se toma en pesos ajustado por inflación y está generando un pasivo que crece a una tasa superior al 70% anual cuando lo proyectamos a un año vista.
El tipo de cambio en los últimos 12 meses subió el 20,6%, si lo comparamos con una inflación del 55,1% anual y una tasa del 47% anual (tasa que pagamos por las leliq), estamos generando una deuda en pesos que crece más rápido en dólares y que luce impagable a futuro.
El Gobierno activa una bomba que heredará la proxima administración
La situación de la Argentina es extremadamente delicada, ya que el Gobierno está activando una bomba que va a heredar el próximo gobierno. Por un lado, una deuda en pesos ajustada por inflación que crece a alta velocidad y, por el otro, una deuda en el Banco Central que es impagable por ser muy elevada y pagando tasas del 47% anual en pesos.
La actividad económica no acompaña la posibilidad de una mejora en los niveles de ingresos, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) de febrero nos muestra que la economía crece el 9,1% respecto al año anterior, sin embargo, si tomamos los últimos 12 meses versus los 12 meses anteriores, la economía crece el 11,9% anual.
Todos estos resultados reflejan el pasado, si observamos el efecto arrastre vemos que el EMAE podría mostrar en lo inmediato una caída de la actividad económica, ya que en los últimos 3 meses creció a un ritmo inferior que en los últimos 12 meses.
Hay que tener en cuenta que el dato económico comienza a mostrar una incipiente desaceleración económica. Para abril no veríamos una disminución de la recaudación tributaria, la recaudación de derechos de exportación será muy alta por la exportación de soja a precios record, esto se podría repetir en los meses de mayo, junio y julio.
Qué pasará con la recaudación
Desde agosto en adelante la recaudación no tendrá el impulso del ingreso de derechos de exportación, y si la actividad sigue en descenso nos enfrentaremos a un problema presupuestario, y será difícil cumplir las metas con el FMI.
En los últimos días hemos visto una recuperación en los precios de los dólares alternativos, no nos parece que esta suba se vaya a consolidar en las próximas semanas. Tendremos un gran ingreso de divisas por exportación, las empresas están sufriendo iliquidez por menores ventas, restricciones crediticias y subas de tasas.
A todo esto, hay que sumarle la maratón de vencimientos impositivos que tenemos por delante, Ganancias y Bienes Personales que obligarán a fuertes desembolsos por parte de las empresas e individuos.
El impuesto a la renta inesperada fue un anuncio vacío de contenido, el envío de la ley al Congreso no logrará la adhesión de la oposición, con lo cual no esperemos que se apruebe, es un anuncio para la militancia, no tiene impacto económico.
En cambio, se harán los desembolsos del bono a los jubilados y una nueva ronda de ayuda a trabajadores informales, el costo sería de aproximadamente $180.000 millones que impactarán en el presupuesto entre mayo y junio.
Expandir el gasto corriente no genera ninguna mejora de productividad, es una ayuda a las necesidades que tiene impacto por única vez, y cuyo monto luce insuficiente para resolverle el problema estructural que atraviesa.
La Argentina debe generar las condiciones para que las empresas inviertan y de esta forma generar trabajo para los desempleados. Estas ayudas puntuales son necesarias para los individuos, pero no resuelven el problema de fondo.
Desde agosto todo se volverá cuesta arriba
Nos preocupa el escenario de desaceleración económica que comenzamos a visualizar en algunos indicadores.
Las cuentas públicas a 12 meses siguen siendo deficitarias y no observamos un cambio estructural que nos permita soñar con alguna recuperación económica importante.
La deuda del Banco Central no es sostenible en el tiempo, al igual que la deuda en pesos ajustada por inflación de la Tesorería. Ambas deudas deberán ser reperfiladas en el caso de la deuda ajustada por inflación, o licuada en el caso de la deuda en leliq que se ajusta por una tasa nominal.
Daría la impresión que, hasta julio, gracias a la recaudación de los derechos de exportación, Impuesto a las Ganancias y Bienes Personales, el Gobierno cumpliría la meta de resultado fiscal con el FMI.
Desde agosto en adelante todo se pone cuesta arriba, ya que los gastos son inflexibles a la baja, y no estamos sentando las bases de una recuperación económica sostenible en el tiempo.