Interna feroz: el kirchnerismo alerta sobre una recesión tras acuerdo con FMI y fogonazo inflacionario
Cristina Kirchner partió la coalición gobernante por el acuerdo con el FMI, convencida de que ese trato perjudicará a la economía. Cree que, por más que el organismo no reclamó reformas estructurales -como cambios en las jubilaciones o una reforma laboral-, el Gobierno estará obligado a promover un ajuste que le quitará chances electorales para 2023. La vicepresidenta y su entorno piensa en una palabra que genera inquietud: recesión.
Los referentes del kirchnerismo, contra lo que piensa Martín Guzmán, están convencidos de que, así como está planteado, el acuerdo derivará en un inevitable ajuste. Y que así el oficialismo perderá las elecciones.
El escenario empeoró tras la invasión rusa en Ucrania: los precios de los alimentos, y también de la energía, saltaron por los aires, lo que ya está implicando un severo fogonazo inflacionario. Llovido sobre mojado.
Guerra a la inflación: no habrá sorpresas en la lucha contra los precios
El mensaje del viernes de Alberto Fernández no aportó nada nuevo a la dinámica de la inflación. Las medidas de los ministros están por verse, pero no habrá que esperar ninguna sorpresa de peso. Lo más relevante será la expectativa de algún avance en la mesa que armen empresarios y sindicalistas, lo que no supone -tampoco ahí- nada distinto de lo que se viene anunciando (sin éxito) incluso con anterioridad a diciembre de 2019.
Las cuentas parecen darle la derecha a los más críticos de la gestión Guzmán. Así como están las cosas, los sectores más rezagados de la sociedad perderán poder adquisitivo en el primer tramo de este 2022.
Las cuentas claras: después de una inflación de alimentos del 5,2% en enero, la suba llegó al 8,6% en febrero en el conurbano bonaerense. Suponiendo un alza adicional del 7% este mes, que a esta hora suena como un número conservador, eso acumularía un 22,2% en el primer trimestre. Nada menos.
Un 22,2% de inflación en alimentos le quitaría ingresos reales a los jubilados y a los beneficiarios de la AUH y de los planes sociales. A los jubilados y receptores de AUH, la pérdida alcanzaría a los diez puntos: hay que tener en cuenta que ambos percibieron una mejora del 12,2% para el primer trimestre del año.
La pérdida alcanzaría también a los beneficiarios del plan Potenciar Trabaja, cuya entrada depende de la evolución del salario mínimo, que también quedará por debajo a tamaña inflación.
Que los jubilados, la AUH y beneficiarios de planes -y seguramente la mayoría de los trabajadores activos- tengan pérdidas reales de sus ingresos es políticamente inaceptable para el kirchnerismo. Y más allá de los planteos y dinámicas políticas, lo que es seguro es que esa realidad tendrá un impacto innegable en la actividad económica.
La economía argentina crecerá menos
Antes de la guerra en Europa, Martín Guzmán tenía la idea de un crecimiento del 5,5% para este año. Básicamente por el cambio de expectativas tras el acuerdo con el FMI y la estabilidad cambiaria. El escenario cambió a fines de febrero con la invasión rusa.
A los fuertes incrementos de precios de los alimentos se le añadirán algo que ya estaba previsto, pero que ahora obtiene una mayor relevancia, por su posible impacto negativo sobre los bolsillos y el consumo.
El aumento de las tarifas de los servicios públicos y la liberación de los precios de los combustibles forman parte del esquema nocivo, pero que resultan ineludibles en medio del acuerdo con el FMI.
Lo mismo que el retoque a las tasas de interés: el Banco Central no se va a correr de lo firmado con el Fondo. Y que, por el recalentamiento inflacionario, estará obligado a seguir encareciendo el costo del dinero en las próximas semanas. La próxima decisión se tomaría esta misma semana.
¿Podrá el Gobierno cumplir con la reducción de la emisión monetaria en este contexto, tal cual lo exige el trato con el organismo que acaba de aprobarse en el Parlamento? Es muy probable que no. Que eso obligue a una renegociación con el FMI. El cambio de perspectiva forma parte de la realidad que atraviesa el mundo. Por poner sólo un ejemplo: el precio de los combustibles ya aumentó un 25% en España, donde el litro de nafta cuesta 1,85 euro (2,05 dólares).
La combinación dinámica inflacionaria más el mandato del FMI sumado al impacto por la guerra va a provocar un enfriamiento de la recuperación económica, sin dudas.
Proponen medidas audaces para frenar la inflación
El kirchnerismo propone tomar medidas audaces para evitar una recesión y otra crisis electoral en las presidenciales. Los referentes de CFK, como Oscar Parrilli, apuntan directamente contra Guzmán.
El ala kirchnerista de la coalición gobernante quiere que Alberto Fernández sea audaz con el paquete anti inflación. Que no se limite a iniciativas que ya han demostrado sus limitaciones, como el fondo fiduciario del trigo y del aceite, que no pudieron impedir un brusco salto de los precios en las góndolas de los productos farináceos ni de los aceites.
Argumentan que la manera más eficaz de pelear a un shock externo, que elevó los precios internacionales de las materias primas, sería con una suba sensible de las retenciones a las exportaciones. Tanto de maíz como de trigo. También a las ventas de carnes como a las de leche en polvo.
También se oponen a una suba de las tasas de interés ya que, obviamente, ese movimiento encarecerá y restringirá el crédito a las empresas.
Los anuncios para bajar la inflación nacieron heridos de muerte. Básicamente porque las empresas líderes del rubro de la alimentación aplicaron incrementos de precios preventivos, tal como publicó iProfesional antes del fin de semana.
Hasta aquí, todo lo contrario a lo buscado por el Presidente…Y que el discurso del viernes no alcanza para abordar.