El Palomar, a un año de su desactivación: la historia del cierre del aeropuerto low cost
Hace un poco más de un año, el Gobierno oficializaba el cierre de El Palomar, un aeropuerto que brotó de manera comercial durante el macrismo y que, desde su génesis como base "low cost", estuvo marcado por la controversia.
Su funcionamiento apenas superó los dos años y alrededor de su operatoria se entabló una dura batalla entre vecinos, funcionarios y empresas. Unos pedían, justamente, el cierre por considerarlo peligroso para el barrio, otros la continuidad prolongada. Ocurrió lo primero.
Pero lo particular es que una vez consolidado el fin, casi de forma automática emergieron pedidos de reapertura, movilizaciones de vecinos a favor y actos promovidos por la oposición.
Abierto o cerrado, el aeropuerto de El Palomar actualiza la grieta de forma permanente. En diciembre del año pasado, el Ejecutivo dictaminó el cese de operaciones comerciales tras considerar que la terminal resultaba inviable desde lo técnico y lo económico.
En su arribo al poder, Alberto Fernández se encontró con 4 aeropuertos operativos en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA): Ezeiza, Aeroparque, San Fernando y El Palomar. El oficialismo, a partir de una evaluación financiera, determinó que sostener el funcionamiento de la terminal -que hoy sirve de base para las aeronaves de la 1° Brigada Aérea de la Fuerza Aérea Argentina- resultaba caro y poco eficaz en términos de transporte.
Según estimaciones oficiales, El Palomar movía poco más del 7,2 por ciento de los pasajeros aéreos del AMBA. Las "low cost" Flybondi y JetSmart concentraban las operaciones en el aeropuerto y el malhumor trepó rápido en cuanto se conocieron las intenciones del Gobierno previo a la decisión del 14 de diciembre.
Aunque las empresas cuidaron las palabras, enseguida hubo comentarios acerca de la pérdida de conectividad, el encarecimiento de los tickets y las dificultades para los viajeros del interior.
Se habló de pérdida de inversiones y hasta hubo directivos que pusieron en duda la continuidad de alguna de estas compañías.
En el ámbito del Ministerio de Transporte y los organismos de control de la actividad aérea se mantuvieron firmes. A las aéreas de los vuelos baratos les tocó migrar a Ezeiza y, a partir del segundo trimestre de este año, dieron el paso y obtuvieron avales para operar directamente desde y hacia el Aeroparque porteño.
El año después
¿Qué ha ocurrido en El Palomar tras el cierre de los vuelos comerciales? El área retomó su funcionamiento como base aérea, además de brindar sus instalaciones para las actividades de distintas escuelas de vuelo. Muy cerca de los organismos de la actividad aérea indicaron a iProfesional que su pista e instalaciones también son utilizadas para traslados oficiales.
Por supuesto que esto implica un aprovechamiento acotado de las instalaciones promovidas durante el macrismo. En las redes sociales abundan las imágenes que exhiben el cierre y abandono de las salas de pasajeros o el descarte de parte del equipamiento que utilizaron las "low cost".
"De aeropuerto sólo quedó el cartel. Con el logo de Aeropuertos Argentina 2000. Después no hay más nada", comentaron a iProfesional desde una aerolínea.
Hoy por hoy, ni JetSmart ni Flybondi ostentan presencia en El Palomar. Ambas compañías siguen readaptando sus operatorias al Aeroparque de Buenos Aires y los reclamos elevados en su momento por la diferencia de tasas y el cambio en los costos operativos fueron mermando hasta directamente desaparecer.
A tono con el escenario de pirotecnia política que se desplegó durante las recientes elecciones, la oposición hizo de la crítica al cierre del aeropuerto uno de sus pilares de campaña en esa zona del conurbano.
El macrismo señaló que el fin de la actividad comercial en El Palomar generó la desaparición de emprendimientos gastronómicos –con foco en la baja de persianas de Fortunata, un restaurante que dejó de funcionar en diciembre de 2020– y comercios en general, aparte de la clausura de estacionamientos y la desactivación de proyectos inmobiliarios.
En una recorrida por la zona durante la última campaña política, el ex ministro Guillermo Dietrich habló de miles de trabajos perdidos a raíz del cierre –según Juntos por el Cambio, la terminal generó 1.000 empleos directos y otros 10.000 indirectos–.
Del otro lado, la postura del Gobierno no ha cambiado: se señala que sostener a El Palomar generaría más gastos que soluciones por su bajo tráfico, que su pista e infraestructura son por demás de precarias y que las compañías que antes volaban desde y hacia ese aeropuerto se han adaptado sin inconvenientes a las alternativas generadas por las autoridades competentes.
Por Patricio Eleisegui