EUROPA

COVID-19: la variante Ómicron pone a prueba la atención primaria en Europa

Dirigirse a la guardia de un hospital de Madrid para confirmar el positivo de COVID-19 puede representar una espera de tres horas a ser atendido
ECONOMÍA - 05 de Enero, 2022

Hoy por hoy, dirigirse a la guardia de urgencias de un hospital de Madrid para confirmar el positivo de COVID-19 puede representar una espera de tres horas a ser atendido.

"La enfermera que me veía me dijo que como no había perdido ni el sentido del olfato ni del gusto, tenía la variante ómicron", afirmó Alberto Pérez, de 39 años que trabaja como desarrollador de juegos en la capital de España, señala la agencia AP.

Desbordados por la cantidad de gente que solicita una prueba, medicación o un certificado para justificar su ausencia en el trabajo, la atención primaria en España está funcionando muy por encima de su capacidad durante la nueva ola de la pandemia del coronavirus.

Los médicos de familia suelen ser la primera parada en la atención médica en Europa. Ellos y las enfermeras de atención primaria son considerados vitales para ayudar a prevenir enfermedades, aliviar la presión de los hospitales y brindar atención continuada.

COVID-19: la variante Ómicron pone a prueba la atención primaria

En un país que hasta hace unas semanas se consideraba relativamente seguro porque más del 80% de la población ya completó la pauta de vacunación, la creciente carga de trabajo ha llevado a los doctores y enfermeras a cancelar las revisiones periódicas de otras patologías que no sean COVID-19 y a retrasar las visitas domiciliarias a personas vulnerables.

Como el test de Pérez dio positivo en su casa, ni el hospital ni su centro de salud quisieron dedicar más recursos a realizar una PCR. Este tipo de pruebas pueden secuenciarse para determinar las variantes del virus, algo que nadie hizo con Pérez ni con los miles de positivos detectados en pruebas caseras en España.

"La sensación que da es que no hay recursos y que además (...) están tapando las cosas para que no se vea mandándolo a uno a casa", señaló Pérez.

En Europa, la atención médica primaria lleva años mal financiada y con falta de personal, señaló Caroline Berchet, economista de salud de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos​ (OCDE), con sede en París. La pandemia no hizo más que exponer las deficiencias resultantes.

COVID-19: la variante Ómicron pone a prueba la atención primaria en Europa

"La inversión en atención primaria no es suficiente en Europa" y fuera de ella, explicó Berchet. En los 38 miembros de la OCDE, que incluye a Estados Unidos, en 2019 se dedicó a este sector, de media, un 13% del gasto sanitario, frente al 28% de la atención hospitalaria.

"La atención primaria requiere una mejor financiación e inversión en todos los países (de la OCDE)", agregó, para garantizar más personal, mejor formación y mejores salarios y condiciones laborales, y una atención más flexible.

Paloma Repila, vocera de SATSE, el mayor sindicato de enfermería en España, señaló a la agencia de noticias que la menor tasa de hospitalización en esta ola de la pandemia supone que muchas personas con síntomas leves ejercen un "impacto brutal" en los centros de salud locales.

"Yo creo que es tal la transmisión y la proximidad de esta ola que estamos saliendo del entorno sanitario y estamos pidiéndole a la gente que haga de sus propios sanitarios, de sus cuidadores", afirmó.

"La responsabilidad individual está muy bien, pero que se diagnostique, que prácticamente tramite su baja y que no tenga seguimiento de profesionales es algo que nos que nos preocupa mucho", agregó.

En Francia, los años de recortes en la financiación del el sistema de salud público son los culpables de la escasez de doctores en zonas rurales. Algo similar ocurre en Italia, donde los médicos de cabecera están soportando el peso de la última ola, además de la carga por el aumento de los trámites burocráticos para certificar que la gente puede volver con seguridad al trabajo y a la escuela, apuntan las autoridades.

Hasta las cifras diarias que llegan a los titulares e informan sobre la respuesta de expertos y políticos vuelven a estar desincronizadas, como ocurrió al inicio de la pandemia. Esto se debe a que los resultados de las pruebas que se realizan en casa no se reportan a los desbordados centros de salud, bien porque no responden al teléfono, porque no hay citas disponibles o porque la gente no se molesta en hacerlo.

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, pidió la semana a la población que reporte sus positivos, aunque sean sintomáticos o decidan quedarse en casa con síntomas leves.

Según los sindicatos y otras asociaciones profesionales, el personal médico no puede hacer frente al número de llamadas telefónicas, consultas por videoconferencia y peticiones de pruebas, asesoramiento, tratamiento o tramitación de bajas laborales.

El rastreo de los contactos, algo que en su día se consideró clave para frenar la pandemia, cayó en el olvido.

La atención primaria evidencia problemas como resultado de años de falta de financiación. Esta situación derivó en contratos temporales para el personal médico e instalaciones precarias.

Tras la crisis de deuda que sacudió Europa en 2008, un gobierno conservador impuso estrictas medidas de austeridad en España que significaron recortes presupuestarios en el sistema público de salud. Una situación similar se vivió también en otras naciones europeas.

El actual gobierno socialista de centroizquierda presentó el mes pasado un plan para mejorar la calidad y accesibilidad de la atención primaria en los dos próximos años, pero los críticos señalaron que llegaba tarde.

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