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El lado B del control de precios: el plan oficial hunde las ventas de los comercios más chicos

El programa perjudica a los negocios de barrio, que no tienen la posibilidad de abastecerse directamente en las fábricas, sino que lo hacen en mayoristas
ECONOMÍA - 26 de Diciembre, 2021

Evidentemente se trata de un efecto no deseado. Aunque, a la vez, ineludible así como están planteadas las cosas: por el congelamiento de los precios -en alimentos y productos de limpieza e higiene personal-, los supermercados se convirtieron en grandes ganadores al atraer a clientes que antes no tenían. Mientras que los comercios más chicos -autoservicios y almacenes de barrio- terminan perjudicados por la caída de ventas en sus locales.

La ecuación es sencilla: el programa de "Precios Cuidados", con valores congelados hasta la primera semana de enero, y que el Gobierno ya está renegociando con las grandes fábricas, ofrece casi 1.500 productos a valores que llegan a valer la mitad que aquéllos que están por fuera. Las mayores diferencias se notan en los productos de higiene.

Ocurre que mientras los artículos de esa canasta se mantienen sin cambios desde hace varios meses, los demás siguen la dinámica inflacionaria. Es decir, la diferencia entre unos y otros se hace cada vez más grande.

Según Feletti, las ventas en los supermercados durante noviembre habrían sido un 7% superiores a las del 2020

Este funcionamiento termina perjudicando a los negocios más pequeños, que no tienen la posibilidad de abastecerse directamente en las fábricas -que son a las que el Gobierno controla- sino que deben hacerlo en las cadenas mayoristas o en los distribuidores, que por lógica les venden a precios más elevados.

Esos valores, que de por sí ya vienen más inflados, deben a su vez engrosarse más para que el pequeño comerciante haga una diferencia y obtenga rentabilidad.

Esta situación tiene costos para esos comercios de barrio: pierden clientes que van en busca de los precios más bajos y del "ahorro".

Los números dan cuenta de este escenario: de acuerdo a la consultora Scanntech -una de las que mide la evolución del consumo y que, justamente, cuenta entre sus clientes a dueños de autoservicios- las ventas en esos comercios de barrio cayeron 4,2% en noviembre. Con lo que el acumulado de los primeros once meses del año muestra una contracción del 8,1% en relación al mismo período del pandémico 2020.

En las grandes cadenas sucede todo lo contrario. Según el Indec, en octubre hubo un aumento de las ventas del 6,4%, con lo que el incremento de los primeros diez meses fue del 2,9%. Se nota precisamente, el impacto de los precios congelados en los últimos meses, y la preferencia de los consumidores por abastecerse en las grandes superficies. Una lógica de bolsillo, eminentemente.

De acuerdo a una estimación de Roberto Feletti, las ventas en los supermercados durante noviembre habrían sido un 7% superiores a las del año pasado, con lo cual -si fue así- se habría profundizado la tendencia a la concentración.

Esta misma tendencia la midieron otras consultoras, como Scentia, que releva el consumo tanto en los almacenes y autoservicios de barrio, como en las grandes cadenas.

El programa perjudica a los negocios de barrio, que no tienen la posibilidad de abastecerse directamente en las fábricas

Tal como publicó iProfesional, las diferencias de precios entre las cadenas de supermercados y los autoservicios de barrio -los populares ‘chinos"- alcanzaban al 40% hace algunos meses. Pero esa distancia se profundizó desde la asunción de Roberto Feletti y el congelamiento de una canasta de 1.430 productos en las grandes superficies.

Junto con las negociaciones para revalidar Precios Cuidados a partir de enero, la idea es avanzar en acuerdos para sujetar los precios de la leche, la carne, el pan y el pollo. Todavía no está claro el alcance del próximo congelamiento: el secretario de Comercio Interior lo va a negociar directamente con las empresas.

Se trata de los rubros que más aumentaron durante el último año.

La inflación de los alimentos es, acaso, la problemática más grave que tiene el Gobierno por resolver, junto con la situación cambiaria. Todo, atado a un acuerdo con el Fondo Monetario, que no debería demorarse mucho más.

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