El "minuto a minuto" del dólar blue récord: así vive el Gobierno la crisis cambiaria
A tres días de las elecciones, Martín Guzmán no lo dirá en público pero él sí cree que la escalada del dólar "blue" podría impactar en los precios. En eso se diferencia de Roberto Feletti, que con la cotización en $205 dijo que esa cotización no tendría motivos para presionar sobre los precios.
A favor de Feletti habría que decir que, en público, un funcionario del gabinete económico no podría afirmar otra cosa. Pero lo cierto es que desde el Palacio de Hacienda sí observan la evolución de la brecha cambiaria.
Cerca del ministro creen que el impulso inflacionario que se dio a fines del año pasado tuvo directa relación con aquel récord del "paralelo" en $195. Esa cotización -también hay que decirlo- luce todavía muy alta respecto de los $205 de ahora. En términos reales -si a aquel récord de $195 se le aplicara la inflación desde entonces- daría un dólar de unos $300.
La preocupación, además, apunta a la cantidad de reservas que viene perdiendo el Banco Central en las últimas jornadas. Entre martes y miércoles fueron u$s290 millones.
Obviamente, en el gabinete económico insisten con que una devaluación del "oficial" no está en la hoja de ruta. Que hay margen de maniobra para evitar un traspié al estilo 2014, cuando en una dinámica similar a la que se vive ahora, Axel Kicillof apretó el gatillo y devaluó el 20% de una sola vez.
El funcionario que acepta el diálogo con iProfesional vincula el nerviosismo en el mercado cambiario con el proceso electoral, "algo típico de la Argentina, y que se vive con más intensidad en estos momentos".
Tampoco se descarta que algunas "manos negras" podrían haber operado en el de por sí tenso mercado. Sobre todo tras las advertencias de la UIF (Unidad de Información Financiera) para que las agencias de Bolsa le pongan límites a las operaciones de cambio.
Esa última novedad fue para evitar que el Banco Central se vea obligado a intervenir con ventas de unos u$s30 millones diarios para que no se dispare la cotización del "contado con liqui".
Pero más allá de alguna visión conspiradora y de medidas de emergencia que se toman en medio de los sofocones y que tienen muy poco efecto, hay algo cierto: noviembre -así como sucedió en los últimos meses- muestra una fuerte dolarización por parte de inversores y empresas, a la espera de los resultados de las elecciones y -más que nada- de la definición del Gobierno sobre la estrategia de política económica que pondrá en marcha para atravesar los próximos dos años.
Se trata de empresas e inversores medianos y grandes que dolarizan todo lo que pueden, en el contexto de incertidumbre sobre el rumbo económico post 14N.
En cambio, en el mercado del dólar blue -cuentan operadores- hay compradores pero también oferta de divisas. Es un mercado más chico, totalmente informal, a diferencia del "contado con liqui".
El fenómeno dolarizador también quedó en evidencia en el mercado del dólar "ahorro", reducido desde que el Banco Central reforzó el cepo sobre las compras de divisas en el "home banking".
En las últimas jornadas, el Banco Central intervino en todos los mercados, pero sin mucho éxito.
También será clave la manera en que se redefina la política interna del Frente de Todos. Tras la derrota de septiembre, la coalición gobernante entró en una crisis muy fuerte, que plantea dudas sobre el liderazgo del Presidente y la gobernabilidad del país.
FMI y la necesidad de un consenso interno
En un contexto de un BCRA con reservas netas muy bajas y con vencimientos de deuda impagables en el corto plazo -durante el primer trimestre de 2022 vencen unos u$s3.900 millones con el FMI-, la Argentina está obligada a definir la estrategia futura.
Guzmán sigue creyendo que lo mejor que puede pasar es que el ala política le dé luz verde para acelerar el acuerdo con el FMI lo más pronto posible, una vez que se abran las urnas, la noche del domingo 14.
Espera, eso sí, una señal de parte del organismo: en concreto que el Fondo anuncie una próxima rebaja en el sobrecargo que paga la Argentina por su crédito con el organismo. Ni siquiera pretende que esa medida se ponga en marcha ya mismo. En Economía se conformarían con el mero anuncio de que en algún momento se concretará en la práctica.
De todas formas, Guzmán sabe que -antes de firmar cualquier acuerdo- necesita de un consenso interno en la coalición que, hasta este mismo momento, él supone que no está.
El ministro, tal como avisó en sus últimas reuniones con inversores en Nueva York, busca que el acuerdo se rubrique no más allá de febrero.
Desde el "mercado" reina el pesimismo. La última visita de Guzmán a Wall Street dejó más dudas sobre un posible acuerdo con el Fondo. Una sensación que no pudo revertirse tras el paso del ministro -junto al Presidente- por la cumbre del G20, donde se suponía que habría novedades.
Los precios de los títulos públicos dan cuenta de esa visión negativa. Un espectro que se suma a la enorme cantidad de divisas que viene perdiendo el Banco Central. Una dinámica que deberá darse vuelta en las próximas jornadas si, efectivamente, el Gobierno pretende evitar una devaluación disruptiva -ya no en el mercado informal- sino en el oficial.
Tanto desde afuera como desde adentro mismo del Gobierno, todas las miradas persiguen a los movimientos de Guzmán.
Adentro y desde el exterior (empresarios - inversores) sospechan que el ministro no ha sido capaz de enderezar la relación con el Fondo Monetario. Y que quedó preso de las idas y vueltas de las cabezas de la coalición gobernante.
Pero el tiempo se acaba. Y las elecciones, más que el punto de llegada, deberán convertirse en una especie de relanzamiento del Gobierno.
Eso se verá el próximo lunes. Quedan unas pocas horas. Aunque nadie, a esta altura de la crisis, puede ser capaz de pronosticar un precio del dólar blue para ese entonces. Queda claro, entonces, que así no se puede seguir.