El techo del "dólar Guzmán" voló por los aires: Gobierno teme más problemas de stock y precios
El salto del dólar "blue" de ayer martes no puede quedar sólo en el hecho anecdótico del récord anual. Tampoco en el análisis de las complicaciones adicionales que le lleva a la economía el ensanchamiento de la brecha cambiaria. Hay algo más. Lo que se quebró ahora fue el techo que había imaginado Martín Guzmán para el "dólar preelectoral".
El ministro -tal como en su momento publicó iProfesional- había confiado entre sus colegas del gabinete económico que la cotización del dólar blue debía quedar por debajo de la barrera psicológica de los $195.
Ese es el valor alcanzado hasta un año -el 23 de octubre de 2020- y había quedado como un "dólar de pánico". En aquel momento, la brecha había alcanzado el 130%. Y la cotización sorprendió porque expresaba el temor de un descarrilamiento en medio de la crisis y en plena pandemia.
Después de ajustar el "cepo" -prácticamente clausurando la venta de "dólares ahorro" a través de los bancos y obligando a las empresas a reestructurar deudas en dólares-, la cotización del "paralelo" cayó hasta un piso de $139 en la primera semana de abril de este año.
El "blue" recién revivió a mediados de este año, ya con la campaña electoral lanzada. Y rompió el techo que se había fijado Guzmán ayer.
La escalada de la cotización, lo mismo, está lejos del valor de hace un año, si se toma en cuenta el precio "real", es decir, descontada la inflación.
Entre octubre del año pasado y ahora hubo una inflación superior al 50%, por lo que el precio de $195 de entonces ahora equivalen a unos 290 pesos. El "blue" está $94 debajo de ese valor teórico.
El consenso del mercado es que así como los $195 de octubre de 2020 era un valor de "overshooting" también lo sería ahora una cotización de $290.
El "precio del miedo"
Para Guzmán y el resto del equipo económico, los $195 del año pasado quedaron instalados como una barrera "psicológica".
"Una cotización de descontrol, que no queríamos que llegara durante la campaña. Es el precio del miedo", se sincera un funcionario del gabinete económico.
Por eso, más que detenerse en esa relación, lo que debe preponderar en el análisis es el hecho de que se quebró el techo de Guzmán. Y lo que eso significa y podría desencadenar.
A diferencia del anterior gobierno kirchnerista, donde el precio del blue era menospreciado por las autoridades económicas, y también por Cristina Kirchner, ahora la visión es bien diferente.
Los máximos responsables del área económica admiten que el blue genera expectativas. Y no sólo eso. El salto de los dólares "alternativos" provocó faltantes de productos en distintos rubros y, además, presionó sobre los precios de los bienes aun cuando esos mismos artículos -o los insumos para fabricarlos localmente- pudieron ingresar al país mediante el canal "oficial".
El agrandamiento de la "brecha" -asumen en Economía- también juega como un verdadero incentivo a sacarle dólares "baratos" al Banco Central. Y las reservas caen aun cuando haya un "súper cepo".
La alarma, en todo caso, refiere a que se instaló el proceso de dolarización, tan típico de años electorales.
El ensanchamiento de la brecha realimenta las presiones inflacionarias. Las principales consultoras que miden la evolución de los precios en autoservicios, almacenes y supermercados detectaron que este mes volvió a acelerarse la dinámica de aumentos en los alimentos.
Los mismos que Roberto Feletti quiere encauzar a través de controles sobre una canasta de 1.247 productos, una porción pequeña en relación a los 70.000 artículos que venden las cadenas de supermercados.
El juego de las diferencias
A diferencia de lo ocurrido el año pasado, los propios funcionarios admiten una cosa: que hoy en día, el Banco Central tiene menos margen de maniobra -menos herramientas- para ahuyentar fantasmas.
El "cepo" ya fue ajustado en repetidas oportunidades -lo que le permite al BCRA comprar alrededor de u$s550 millones en lo que va de octubre- pero no permite demasiados ajustes más, sin que eso tenga costos para la actividad económica.
De hecho, en las últimas semanas hubo distintas protestas de industriales y comerciantes por los faltantes de insumos y productos importados. El sector automotor es uno de los más castigados por las medidas.
Contra lo buscado por el Gobierno, el mercado "libre" del dólar suele moverse más allá de lo querido, y va de acuerdo a las expectativas.
Hoy en día, esas expectativas lucen lastimadas. Existe la convicción de que la puja política interna en el oficialismo demoró medidas que ahora servirían para estabilizar.
La principal -claro está- sería el acuerdo con el Fondo Monetario. En el gabinete económico hubiesen preferido avanzar en un acuerdo con el Fondo Monetario, con el objetivo de dar una potente señal al mercado y estabilizar el escenario cambiario y financiero.
La Argentina se encuentra frente a un desafío mayúsculo: con muy pocos dólares en las reservas y con parches sistemáticos, el Gobierno no puede salir de la lógica en la que cada vez más gente piensa que lo que se viene es un agravamiento de la crisis.
A la pérdida de reservas, que sólo se frena momentáneamente cuando se cierran las importaciones, Guzmán le sigue agregando el "problema" del atraso del tipo de cambio. Sin que eso se traduzca en una sensible desaceleración de la dinámica inflacionaria. Octubre, otra vez, terminará con una suba del dólar apenas superior al 1% (hasta ayer fue esa magnitud) contra una inflación cercana al 3%.
Por delante, el desafío de mostrar el camino para los próximos dos años resulta cada vez más necesario. La falta de información sobre ese punto, a la espera de que pasen las elecciones, explican gran parte del récord del "blue".