Dólar e inflación, bajo la lupa: cómo se alteraron al ritmo de las elecciones en la última década
Corría el año 1971 y Richard Nixon debía ganar las elecciones. En contra de sus principios aprobó el control de precios. El plan logró popularidad en la opinión pública y Nixon obtuvo un triunfo rotundo en noviembre de 1972. Los efectos sobre la inflación comenzaron a ser desagradables para la población norteamericana varios meses después, generando a sus vez problemas económicos más graves.
Nada de todo el esfuerzo que está poniendo el Gobierno para mejorar el resultado de las elecciones PASO de cara a las elecciones legislativas generales será inerte sobre los resultados de su propia gestión y sobre la economía y bolsillo de todos los argentinos en forma posterior.
Una variable importante a tomar en cuenta es el PBI, el cual representa el termómetro con que uno mide el crecimiento o decrecimiento de la economía, y si lo evaluamos entre el periodo 2011–2021, podemos observar las idas y vueltas que este tuvo en periodos pre y post electorales dejando así un acumulado final de un -2,48%, es decir si tomáramos, por ejemplo, las últimas elecciones presidenciales del 2019 se observa cómo hubo un desplome de esta variable en un valor del -9,9% con el agravante de haber transitado por una pandemia.
Lo mismo ocurre si vamos a las elecciones legislativas del 2017: al año posterior este valor se fue a -2,5%; para el año 2016 ocurre lo mismo luego de un crecimiento del 2,3% en elecciones; luego cae a –2,2%; para el 2014 cae -2,56% luego de las elecciones de 2013 y en 2012 cae 1% luego de crecer en el año de elecciones en 2011 un 6,1 %. No son tan solo simples coincidencias, sino que tiene más que ver con políticas electoralistas aplicadas al momento de las elecciones para mostrar a la sociedad una realidad que se derrumba meses después.
En los períodos preleccionarios en los últimos 10 años sometemos a las variables económicas a contenerlas, retrasarlas e incluso anularlas. Ante la aversión de los argentinos a ahorrar en su propia moneda, porque la política destruye su valor en forma recurrente, una de las intervenciones típicas es el tipo de cambio oficial y paralelo.
En los siguientes cuadros observamos cómo por ejemplo en las últimas elecciones presidenciales del 2019 tanto el dólar oficial como el paralelo en noviembre de 2019 se encontraban en torno a los $60, para que luego, seis meses después, este valor saltara tocando un máximo histórico; el oficial llegó a $70, mientras que el paralelo alcanzó los $126 (devaluándose así el peso un 38%); la razón fue porque el gobierno tenía inconsistencias fiscales y monetarias, las cuales se agravaron al pasar de los meses con el aumento del Salario Mínimo Vital y Móvil, congelamiento de combustibles, bonos a empleados públicos, trabajadores informales y desempleados.
Lo mismo podemos observar si nos remontamos a las elecciones presidenciales del 2011, las legislativas del 2013, presidenciales del 2015 y legislativas del 2017; todas estas tienen un denominador común pre elecciones, en donde los valores del dólar se encuentran relativamente bajos en comparación de los seis meses siguientes. Esto se debe a una serie de medidas expansivas fiscales que ya desde el día 1 se venían gestando antes de las elecciones, y cerca de las mismas se usaban como herramienta distintos controles que contenían al tipo de cambio para mostrar cierta pax cambiaria, pero cuando finalizaban éstas, su valor retomaba la senda alcista.
Ahora, si queremos enfocarnos en la tasa de interés (en este caso usamos la de los plazos fijos) para demostrar que en épocas electorales se la utilizó como herramienta de política económica, con la intención de contener el valor del dólar, se puede observar claramente que en épocas electorales la tasa de interés era relativamente alta para que las personas puedan recurrir a los pesos en lugar del dólar.
Si vamos a los datos, por ejemplo, en las elecciones presidenciales del 2015, la tasa de interés era del 23,86%. La idea de esto siempre fue que los pesos sobrantes volvieran al sistema bancario en lugar de correr al dólar, el cual evidentemente no funcionó debido a que seis meses después la tasa siguió incrementándose hasta llegar al 28,75%, mientras que el dólar se duplicó.
Sin embargo, durante el gobierno de Alberto Fernández se ha puesto en marcha un cepo súper hard con Impuesto País + Percepción Impuesto a las Ganancias + límite de u$s200 para su adquisición al tipo de cambio oficial, que es récord en nuestro país. Para los dólares financieros en el mercado paralelo, se apeló a regulaciones del BCRA permanentes para limitar su operación. Para los importadores la situación tampoco es diferente, con restricciones de acceso al Mercado libre y Único de Cambios. La tasa de Interés en 37% es real negativa frente a una inflación superior al 50%. El mayor desprecio que se ha visto en los últimos 10 años por la propia política hacia el peso argentino. No se puede ahorrar ni comprar dólares pero aquellos obligados que lo hagan en pesos argentinos tienen como destino perder en forma casi obligada.
Si tomamos a las reservas internacionales podemos observar que, en todo el período del 2011 al 2020, fueron utilizadas como instrumento del Banco Central para intervenir en el mercado no solo haciendo que el dólar oficial se encuentre en cierto nivel de calma con respecto al paralelo (actualmente hay una brecha cambiaria de más del 80%), sino que sirvieron para el pago a los distintos acreedores como el FMI y Club de Paris.
Finalmente, la última variable a tomar en cuenta es la inflación, que sigue también el mismo ritmo de las demás variables, es decir que se usó todo el arsenal de herramientas fiscales y monetarias para que el valor de la inflación se contuviese en el tránsito de las elecciones. Pero si acumulamos la inflación durante los meses posteriores de las elecciones, esta variable siempre aumentó, porque los desajustes durante una elección, siempre fueron los ajustes post elección.
En 2011, 6 meses previos a las elecciones la inflación acumulada fue de 10,5 % y en los 6 meses posteriores, del 12,4 %. En 2013, en los 6 meses anteriores la inflación fue del 15,5 % y en los 6 meses posteriores, 25,5 %. En 2015 en los 6 meses anteriores fue del 12,6 % y en los 6 meses posteriores fue del 26,4 %. En el 2017 fue del 9,4 % en los 6 meses anteriores y del 15,5 % en los 6 meses posteriores. En 2019 fue del 23,7 % y en los 6 meses posteriores, de solo 14,8%.
Solo el cierre de la economía y la cuarentena estricta en pandemia logró que la inflación acumulada en los 6 meses posteriores a las elecciones generales de 2019 por primera vez sea inferior a los 6 meses anteriores. Hasta algunos funcionarios públicos festejaron los datos de inflación del año pasado sin entender que con una emisión monetaria fenomenal, sin un plan económico ni previsibilidad fiscal alguna, estaban generando las condiciones para cosechar una inflación superior al 50% como tenemos ahora.
Creen los políticos que este informe que mostramos en esta nota solo lo pueden develar algunos pocos. La experiencia y la cruda realidad de nuestra población muestra que tienen un recuerdo residual de los engaños de oficialismo y oposición para ofrecerles el cielo previo a las elecciones para luego dejarles el infierno una vez que la sociedad debe volver a vivir en su vida real con las necesidades de todos los días.
María Elena Walsh expresaba en "Nada más" uno de sus poemas: "Con esta moneda me voy a comprar un ramo de cielo y un metro de mar, un pico de estrella, un sol de verdad, un kilo de viento, y nada más". El peso argentino compra mucho menos luego de cada elección en Argentina. La única verdad válida por la experiencia de los propios argentinos.