A un mes de las elecciones, la tensión por el dólar condiciona al Gobierno y se retrasa el "plan platita"
Una campaña corta, de no más de 15 días, y muy intensa. Así se preparan las principales espadas del kirchnerismo para lo que será la recta final rumbo a las elecciones de noviembre.
A esta altura, la única duda que tienen en el propio Gobierno es el monto final que se dispondrá para el "plan platita", que hasta ahora quedó más en el diminutivo que en la posibilidad real de poner dinero en el bolsillo de los votantes, como sugirió la propia Cristina Kirchner 96 horas después de las PASO.
En la Casa Rosada admiten que la situación es tan complicada que la semana pasada, cuando el Banco Central se vio obligado a endurecer el "cepo", una vez más, cerca del Presidente pensaron seriamente en que si la pérdida de reservas no se detenía de golpe iba a ser muy difícil sostener la paridad cambiaria en el corto plazo.
Por eso se decidió mantener la cautela sobre posibles anuncios económicos, como un bono para los jubilados o una nueva ronda de IFE, aunque sea segmentado. "El susto fue grande", admite una fuente clave con despacho en la Casa Rosada.
A tres semanas de las PASO, el Gobierno sigue en estado de conmoción. Son habituales los pases de factura por la "catástrofe" del resultado electoral -tal como lo calificó CFK- y no aparecen respuestas concretas para salir de la crisis interna.
Resulta paradójico: pero hoy el Gobierno paga por la incertidumbre que genera la propia administración -que no da perspectivas del rumbo que tomará después del 14 de noviembre- y tampoco toma decisiones que le puedan redituar electoralmente por miedo a que esas medidas disparen la cotización de los dólares "alternativos" y la inflación.
Es decir, la inmovilidad le genera costos por todos lados. Por lo que hace y por lo que deja de hacer.
No son muchos los dirigentes con diálogo directo tanto con Cristina Kirchner como con Alberto Fernández. Uno de ellos admite, en diálogo con iProfesional, que la situación entre ambos sigue siendo muy tensa a nivel personal. Pero que esa realidad no tendría que impactar en las decisiones que se tomen después de las elecciones.
"Cristina no está para hacer daño; salvo que la provoquen", enfatiza el dirigente.
Según la fuente, más que a CFK, después de las elecciones habrá que mirar la reacción del Presidente. "Cristina se imagina que el resultado de noviembre será malo. Que esto no puede darse vuelta, por eso reaccionó como reaccionó apenas pasaron las PASO", dice.
Este dirigente, un habitual visitante de Olivos, está convencido de que la vicepresidenta hizo bien en escribir la carta pública post PASO. Y descarta que la vice vaya a "vaciar" de poder a Fernández en caso de que el resultado de noviembre empeore la "catástrofe" de septiembre.
Funcionarios del equipo económico, puertas adentro de los despachos, criticaron que el Gobierno, y sobre todo Cristina, le diera tanta relevancia a estas elecciones de medio término. De hecho, la historia está repleta de resultados a favor y en contra de los distintos gobiernos que dos años después se revirtieron.
El kirchnerismo perdió en 2009 y CFK sacó más del 54% de los votos en 2011. Al revés, Mauricio Macri triunfó en 2017 y no pudo reelegirse dos años más tarde.
"Esta vez es diferente", asegura el dirigente oficialista que dialoga con iProfesional.
El argumento es el siguiente: "No puede compararse esta elección a las otras porque acá el oficialismo perdió en todo el país. No sólo en la provincia de Buenos Aires. Por eso es tan determinante para nosotros".
Desde el Instituto Patria esperan que, una vez pasadas las elecciones, Alberto F. ponga en marcha un plan económico para los próximos dos años. "Que asegure la estabilidad cambiaria y los dólares para gobernar hasta 2023. La gobernabilidad la dan los dólares. No hay discusión al respecto", afirma una fuente del kirchnerismo duro.
Ese escenario debería incluir el acuerdo con el Fondo Monetario que, en definitiva, es el primer paso para asegurar la estabilidad.
Incluso en las últimas horas, en el equipo económico, volvió a merodear la idea de que el FMI no solamente refinancie los vencimientos de 2022 y 2023 sino que abra la chance a reembolsar aunque sea una parte de los dólares que se paguen este año.
Esta idea fue incluso planteada por Martín Guzmán a principios de año, cuando parecía posible que el acuerdo se concretara antes de las PASO. Finalmente, todo quedó como un deseo del ministro.
No obstante ello, en el Gobierno, hoy en día, están más pendientes de la suerte que corra Kristalina Georgieva como titular del organismo a los detalles de un acuerdo.
La economista búlgara se mostró flexible a los pedidos de Fernández, y en Economía están convencidos de que el acuerdo con ella hubiese sido posible si no fuera porque CFK postergó cualquier acuerdo antes de las elecciones.
Inflación: la agenda de corto plazo
Después del fin de semana XXL, el Gobierno pondrá todos los esfuerzos en la agenda por la inflación.
El ministro Guzmán ya advirtió que septiembre finalizó con un alza respecto del 2,5% de agosto, lo cual aleja su objetivo de llegar a las elecciones con una inflación mensual de no más del 2%.
Los precios de los alimentos -en particular de la canasta básica- han sido motivo de una fuerte pulseada entre Paula Español, secretaria de Comercio interior, y las empresas fabricantes, y también las cadenas de supermercados.
Pero también motivó tensiones en el seno del oficialismo. La propia Cristina Kirchher puso hace algunas semanas la cuestión en uno de los pilares de la campaña y de las idas y vueltas con el presidente Alberto Fernández.
Sin grandes anuncios para hacer, ni "plan platita" para motivar al electorado -dadas las restricciones por las que atraviesa la macroeconomía-, el Gobierno se juega a que por lo menos la situación social no se complique todavía más.
En la Casa Rosada existe una gran preocupación por las constantes subas de los precios de los alimentos de la canasta básica.
Hoy mismo podría haber anuncios sobre un nuevo acuerdo con las empresas fabricantes de alimentos que le ponga límites a las subas de los alimentos esenciales. Con subas máximas del 4% hasta fin de año.
En medio de la incertidumbre cambiaria, las empresas resisten esa pretensión. La pulseada dominará la agenda del reinicio de las actividades tras el fin de semana extra largo.