Ruido cambiario: los bancos no descartan salida de depósitos en dólares como ocurrió en 2020
La toma de medidas cambiarias siempre resulta hipersensible y tiene el potencial de despertar viejos fantasmas que hacen temblar a los ahorristas argentinos. No por casualidad, el Gobierno ha demostrado buscar un "timing" que atenuara el ruido en el mercado, al comunicar la nueva restricción para "contado con liqui" en la noche del sábado, coincidiendo con la atención del país focalizada en la final del Maracaná.
Pero está claro que, por más esfuerzos que se hagan en ese sentido, resulta imposible que cierta cuota de nerviosismo vuelva a hacerse presente. Con suba del dólar blue en $177 -y ya retornado a su lugar "natural" de ser la más cara de todas las versiones del tipo de cambio- otra vez el debate de la City se centró en si con estos controles será suficiente o si habrá más medidas antes de las elecciones.
Es cierto que el billete del mercado paralelo todavía está lejos de su nivel récord de $195 alcanzado en octubre del año pasado, pero todos en el mercado saben que la capacidad de aceleración es rápida en la medida en que se instale la idea de que el Gobierno está en problemas.
Por lo pronto, la restricción en la operatoria con bonos, si bien no fue una sorpresa, llegó antes de lo esperado, dado que todavía el Banco Central estaba disfrutando sus últimas semanas de entrada de "sojadólares".
En un reporte de la consultora Eco Go se estima que en lo que va de julio las compras del BCRA ya se acerca a la mitad de lo que compró en todo el mes de junio, en el marco de una liquidación del agro todavía elevada -en torno a u$s770 millones- y, presumiblemente, una disminución en las autorizaciones de importaciones.
Es decir, el presente no es malo, pero el futuro viene cargado de complicaciones, dado que se presume que las liquidaciones del agro -proyectadas en unos u$s13.000 millones hasta fin de año- no serán suficientes para contrarrestar los pagos a organismos internacionales y la demanda del mercado doméstico.
Para los analistas, es probable que en julio las reservas netas exhiban una baja después de la tregua de cuatro meses consecutivos de suba. Y se viene el cronograma de pagos, con u$s4.495 este año más u$s3.951 millones del primer trimestre del año próximo, más los u$s430 comprometidos al Club de París.
Es en ese marco que los analistas ya están previendo un menor volumen en el mercado de bonos, con mayor volatilidad de precios, y se da por descontado que el blue continuará su escalada.
Antecedentes que preocupan al Gobierno
Pero, como suelen repetir algunos economistas cercanos al kircnerismo, lo que siempre hay que tratar de evitar es que una turbulencia financiera se transforme en un problema bancario.
Está muy fresco el recuerdo de la mini corrida ocurrida el año pasado, en el peor momento del Gobierno, cuando se reveló que era insostenible la ventanilla de u$s200 oficiales para que los ahorristas compraran cada mes. La sangría de u$s1.000 millones obligó a un endurecimiento del cepo que incluyó restricciones en la operatoria bancaria y trajo nerviosismo entre los ahorristas.
Fue así que, en septiembre del año pasado, se provocó un movimiento de salida de capitales que en su momento más caliente llegó a u$s100 millones por día. En comparación con otros momentos de crisis, es una cifra que parece modesta, pero tanto los banqueros como los funcionarios suelen tener respeto por esas señales.
¿Puede ocurrir hoy una situación similar? Entre los mayores bancos creen que es difícil que se produzca un movimiento de salida de depósitos de los pequeños ahorristas como respuesta a las últimas medidas que restringieron la operatoria de triangulación de bonos. Pero reconocen que hay un efecto de acumulación de medidas restrictivas y que, conforme se acerque la fecha de las elecciones, será inevitable algún nivel de pérdida de depósitos.
"En clima electoral siempre se empiezan a decir bobadas y nunca falta alguno que diga alguna cosa demasiado inapropiada y siempre algún fantasma despierta. De manera que Hay alguna chance de que haya una mini corrida", admite un gerente de uno de los mayores bancos de capital privado.
Pero agrega que no hay preocupación en cuanto a la capacidad de respuesta del sistema: es imposible que un depositante quiera retirar sus dólares y les digan que no hay caja. "Hoy estamos preparados incluso para algo más fuerte que lo que ocurrió tras las PASO del 2019, cuando salieron el 50% de los depósitos en dólares", es su mensaje tranquilizador.
En los bancos hay actualmente u$s16.200 millones. Si se considera que el año pasado se llegó a u$s17.200, que al momento de la asunción de Alberto Fernández había u$s20.000 y que a mediados del 2019 había depósitos por u$s30.000, la cifra de ahora luce pequeña. A primera vista se lo podría considerar una ventaja, porque deja un bajo margen para la fuga en masa de los pequeños ahorristas.
Sin embargo, la historia reciente muestra que siempre se puede caer más. De hecho, durante la gestión de Cristina Kirchner se tocó un mínimo de u$s6.000 millones en el año 2013. Y también hay antecedentes sobre la rapidez que puede alcanzar la salida ante la incertidumbre política: por ejemplo, después de la instauración del primer cepo cambiario, se fueron u$s3.000 millones en pocas semanas.
Alta liquidez… y alto nerviosismo
De todas maneras, más que el volumen de los depósitos, el dato que todo el mercado mira con atención es el nivel de liquidez de los bancos. Con un 75,8%, se encuentra en un máximo histórico, dado que las empresas no quieren tomar crédito en dólares y los depósitos se mantienen estables.
De momento, no se percibe el peligro de que esa situación cambie drásticamente, aunque se percibe una tendencia de los ahorristas hacia posiciones defensivas.
Un informe de First Capital Group indicó que en junio los depósitos a plazo fijo en dólares cayeron un 0,9%, mientras las cajas de ahorro mostraron un incremento de 0,5%. Si se los mira en términos anuales, los depósitos en dólares llevan una caída de 3,4%.
El dato coincide con otro que llamó la atención en las últimas semanas: en apenas un cuatrimestre, los depósitos de no residentes en Uruguay -en su gran mayoría, argentinos- sumaron u$s118 millones, una cifra que ya equivale al 42% del ingreso registrado a lo largo de todo el 2020.
Y la expectativa en la vecina orilla es que ese movimiento se intensificará en los próximos meses. El total de dólares ahorrados por extranjeros en el sistema bancario uruguayo ya asciende a u$s3.436 millones.
Un directivo de un banco privado argentino apuntó que ese fenómeno está ligado también al freno en los depósitos a plazo fijo en moneda nacional. La combinación de una baja tasa real y un clima político más incierto lleva a la tradicional búsqueda del refugio dolarizado.
En este sentido, un informe de la consultora Equilibra advirtió: "La dolarización de parte de los depósitos a plazo fijo en pesos del sector privado pareciera ser el mayor riesgo para el frente cambiario". Y agrega que en las semanas que restan hasta las elecciones el Banco Central tendrá una presión equivalente a u$s3.400 millones, más del 80% de sus reservas netas.
Los analistas están hoy con la lupa más puesta en la dolarización de los plazos fijos en pesos que en la salida de ahorros en dólares, y calculan el impacto potencial de que un 10% o 15% quieran ir a buscar billetes al mercado del "blue".
De todas maneras, el nivel de depósitos en dólares sigue siendo altamente sensible: después de todo, es uno de los principales componentes de las reservas del Banco Central, dada la regulación que obliga a encajar estos fondos. De hecho, la cuarte parte -u$s10.300 millones- sobre el total de los u$s42.000 millones de las reservas son dinero de ahorristas.
Algunos economistas, incluso, advierten que cuando se hace el cálculo del "dólar de convertibilidad" no se debería usar la fórmula tradicional -base monetaria más pasivos del Banco Central dividido las reservas totales- sino que se debería restar el encaje por depósitos.
La diferencia en ese cálculo es importante. En el primer caso, la conclusión es que el dólar de equilibrio debería ser de $153. En cambio, cuando se excluye los encajes bancarios en el cálculo, la cifra resultante es muy diferente: $200. Una cifra sugestiva, porque se aproxima al valor que alcanzó el blue el año pasado y que según economistas influyentes como Carlos Melconian, será el valor que alcanzará el dólar sobre fin de año.
Lo cierto es que, por más que el sistema bancario luzca robusto y con un grado de liquidez que no deja dudas sobre su capacidad de respuesta, la lupa vuelve a ubicarse sobre la estabilidad de los depósitos: los antecedentes de la historia reciente han enseñado que, cuando la tensión política aumenta, ninguna crisis es imposible.