El Gobierno fracasó con todos los intentos para controlar precios y se aferra a este último plan
Esta semana, la agenda de Alberto Fernández está focalizada en las negociaciones con el Fondo Monetario. De gira por Europa junto a Martín Guzmán, el Presidente puso esa cuestión en el centro de la escena. El gobierno aguarda, ya en clima de urgencia, que los países europeos ayuden a la Argentina en esa compleja y dramática negociación.
En Buenos Aires, y lejos de los lujosos despachos de las autoridades europeas, la agenda de Cristina Kirchner es otra. Algo que se viene evidenciando con toda claridad en las últimas dos semanas.
Para la vicepresidenta, lo más urgente pasa por la manera en que pueden recomponerse los ingresos de los ciudadanos. En especial de los habitantes del conurbano, donde están los votos que necesita el Frente de Todos para revalidarse en las próximas elecciones de medio término.
La inflación de los alimentos tiene pleno impacto en los bolsillos. En un país con elevada inflación, la comida se viene encareciendo por encima de la media. Y todo hace suponer que esa tendencia se agravará en las próximas semanas. Básicamente por el fenómeno que existe en todo el mundo con los valores de las materias primas, y que en la Argentina se potencia, dada la ya de por sí complicada dinámica de precios.
De hecho, los frigoríficos ya advirtieron que en los próximos días habrá incrementos del 10% promedio en los precios de la media res. Mientras que en el caso del kilo de pan habrá subas de entre 10% y 15%, de acuerdo con los avisos de la industria molinera. Algo parecido podría suceder con el azúcar y con los aceites.
Lo dicho más arriba: la ola de remarcaciones -esta vez- está directamente vinculada con la tendencia alcista que se vislumbra a nivel internacional. Y, vale aclararlo nuevamente, potenciado por una dinámica inflacionaria que en la Argentina todo lo agrava.
Para tener en cuenta: a continuación, algunos ejemplos de los incrementos de precios de las materias primas en los mercados internacionales en las últimas cuatro semanas. En todos los casos se trata de subas medidas en dólares.
El maíz, por caso, se incrementó nada menos que 29%. Sólo durante el último mes. Y en dólares. En el caso del trigo, el incremento fue del 23%. El azúcar se encareció 13%. Y el arroz, un 9%. La misma tendencia se verifica para otras commodities, desde el cacao, a las naranjas o la leche en polvo.
Se trata de alzas vinculadas con el debilitamiento del dólar frente a otras monedas de referencia, y la expectativa de que esa tendencia podría profundizarse en los próximos meses, en un contexto de fuerte emisión por parte de los Estados Unidos para dar cuenta de su extraordinario plan de asistencia en plena pandemia.
Aquellos ajustes en los precios de los alimentos aparece como la contracara de lo que sucede con la soja, cuya tonelada quedó en este inicio de semana a unos pocos centavos de los u$s600.
También entra en la misma burbuja que en resto de las materias primas, desde el cobre y el aluminio al oro y la plata. Los metales muestran alzas de hasta 20% en los mercados globales.
Precios: máxima tensión interna
Para moderar el golpe de la inflación sobre el poder adquisitivo de la población más postergada, el Gobierno acaba de incrementar la ayuda social a través de la Tarjeta Alimentar.
Para la golpeada clase media, la receta oficial incluyó una recomposición de las tarifas de luz y gas mucho más débiles de lo que había programado el ministro Guzmán. El titular del Palacio de Hacienda quedó condicionado por la vicepresidenta, quien exigió que el aumento fuera menor al 10%, como único ajuste en el año electoral.
Sin embargo, es más que probable que las tensiones se incrementen en las próximas semanas.
Alberto Fernández dio un indicio en las últimas horas: el Presidente incluyó una dura crítica hacia los empresarios de la alimentación por las subas de los precios. "¿Cuál es el aporte que hacen ustedes?", preguntó durante el anuncio de la ampliación de la Tarjeta Alimentar.
"Cuando miro los balances de las empresas alimenticias, cómo perdieron en 2019 y como ganaron en 2020, no saben lo que celebro que hayan ganado. Pero lo que les pido es que entiendan que están en una sociedad que la está pasando mal. Que tienen que colaborar con ese 40% que la está pasando mal", dijo el jefe de Estado en modo reclamo a los ejecutivos.
Hasta ahora, los planes que puso en marcha el Gobierno para atemperar esa suba de precios pudieron contener el sobresalto sólo parcialmente. Pero en un contexto donde, está visto, la tendencia excede a lo que pasa en la Argentina, las empresas pusieron límites a los controles de precios.
En las próximas horas, el Gobierno dará un paso arriesgado: dará de baja el programa de Precios Máximos para dar lugar a una canasta de 120 productos de la canasta básica cuyos precios quedarán congelados hasta fin de año.
Acá la pregunta inevitable es qué pasará con los productos que sean liberados. ¿Ajustarán de golpe todo lo que perdieron por mantenerse dentro de un corset? ¿O ese incremento será paulatino?
Como quedó claro en la última semana, con Cristina Kirchner presionando a Guzmán para que flexibilice el presupuesto y aumente la ayuda social y condicionando las negociaciones con el FMI, la idea de la vicepresidenta es llegar a las elecciones con un repunte del consumo masivo. Algo que, por ahora, en medio de la pandemia, el Gobierno no pudo concretar.
Las fuertes subas en los precios de los alimentos, sobre todo, impidió que el repunte de la economía tras el colapso del año pasado, llegara a los bolsillos de la mayoría de la población.
Hasta ahora, todos las estrategias fallaron: ni Precios Máximos ni Precios Cuidados lograron disminuir el ritmo de los aumentos. Los controles no dieron abasto. La carne, por ejemplo, se encareció 65% en el último año, casi el doble de los salarios.
Los alimentos, en promedio, subieron 44% entre marzo de 2020 y marzo de este año a pesar del congelamiento de unos 70.000 productos que se venden en los supermercados.
Estrategia: seguir apostando por el dólar planchado
El ancla más fuerte que queda para apelar ahora -contra la inflación de los alimentos- es apostar por mantener el dólar planchado.
En los hechos, la "nueva" estrategia oficial se puso en funcionamiento en marzo, continuó en abril, y todo hace suponer que se profundizará este mes. De hecho, la cotización mayorista apenas avanzó 0,3% transcurrida la primera semana de mayo. Para tener una idea: se trató de la menor suba semanal de los últimos años.
Para tener en cuenta: este fue el deslizamiento del tipo de cambio en los últimos meses y la comparación con la inflación mensual:
Como puede apreciarse, el BCRA le quitó fuerza al deslizamiento del tipo de cambio.
¿Ayudará a desacelerar la inflación? Muy posiblemente, al menos en el corto plazo. Aunque nadie duda del riesgo que se toma en la Argentina cuando se retrasa el tipo de cambio.