¿Hasta cuándo el precio del dólar podrá perder ante la inflación?: dudas por el controvertido plan oficial
En su pelea -por ahora fallida- por desacelerar la dinámica inflacionaria, el Gobierno ha tomado un camino controvertido. Que ya fue puesto bajo prueba en otras oportunidades sin resultados positivos. Se trata de habilitar un atraso cambiario, que funcione como un desincentivo para el (constante) alza de los precios internos.
En los hechos, la "nueva" estrategia oficial se puso en funcionamiento en marzo, continuó en abril, y todo hace suponer que se profundizará este mes. De hecho, la cotización mayorista apenas avanzó 0,2% transcurrida la primera semana de mayo. Para tener una idea: se trató de la menor suba semanal de los últimos años.
La consolidación de este mapa -donde el tipo de cambio se mueve por debajo a la inflación- deja al descubierto la enorme preocupación de la Casa Rosada por la suba de los precios. En especial de los alimentos.
Las consultoras privadas dan cuenta, en sus últimos reportes, que la inflación de abril cerró algunas décimas por debajo del 4%, lo cual consolida un escenario de un IPC mensual en una escala mucho más caliente que la prevista por el Gobierno. Si, efectivamente, la inflación del mes pasado termina alrededor de 3,8%, acumularía un IPC interanual del 46%. En noviembre último -seis meses atrás-, la inflación interanual era del 35,8%. Diez puntos menos.
¿Cuánto aguantará un dólar planchado?
¿Hay margen para "planchar" el dólar en medio de esta dinámica inflacionaria? ¿Cuál es el escenario actual en términos de competitividad cambiaria?
Para responder esa pregunta no queda otra que referirse a la evolución del tipo de cambio real de los últimos años.
Para tener en cuenta: el dólar mayorista que hoy roza los $94 es comparable con uno de $152 después de la explosión de la convertibilidad en 2002 (en junio de ese entonces, el dólar pasó a $4). Paradojas del destino, ese es el precio que hoy tiene el dólar "blue".
Durante el gobierno de Néstor Kirchner -entre 2003 y 2007-, el precio promedio del dólar equivalía a un valor actual de $116 aproximadamente.
Más acá en el tiempo, el precio promedio del "blue" durante el segundo mandato de Cristina Kirchner (2012-2015) se correspondería con una cotización actual de $90. En línea con lo que hoy vale el "oficial" mayorista.
Durante la corrida de 2018-2019, el precio promedio -traído a hoy- sería de $85.
Y el arranque del mandato de Alberto Fernández, en diciembre de 2019, sería de $94. El mismo precio de hoy prácticamente.
¿Y entonces? ¿Hay margen para aplastar la dinámica del tipo de cambio?
Responde Pablo Goldín, economista jefe de la consultora MacroView: "El Gobierno tiene un colchón porque el tipo de cambio no está atrasado. Para tener una idea, se encuentra entre 50% y 60% por arriba del dólar durante la convertibilidad".
"Es una situación diferente a los años 2014 y 2015, cuando claramente el gobierno de entonces pisó el tipo de cambio y quedó muy atrasado. No es el caso ahora", agrega Goldín.
El economista de la consultora manejada por Carlos Melconian añade un dato interesante, que da una idea de dónde está parada hoy la Argentina en términos del mercado cambiario.
"Si a partir de ahora la cotización del dólar sube 1% mensual y la inflación viaje al 3% cada mes, a fin de año tendríamos un valor cercano a los $80" (en términos reales), estima Goldín en diálogo con iProfesional.
¿Se desacelera la inflación?
La otra cuestión -además del colchón que tiene el Banco Central para atrasar el tipo de cambio- refiere a si la estrategia tendrá éxito. Si podrá cumplir con el objetivo de desacelerar la suba de los precios.
Goldín da una pista de lo que puede suceder: "Es posible que logren anclar algunos precios, pero de forma transitoria. Una especie de bálsamo inflacionario de corto plazo nada más. Puede servir para los próximos tres o cuatro meses".
De lo que dice el economista se desprende cuál es la meta del Gobierno. Justamente, enfriar la inflación, de cara a las elecciones de medio término.
Como quedó claro en la última semana, con Cristina Kirchner presionando al ministro Guzmán para que flexibilice el presupuesto y aumente la ayuda social y condicionando las negociaciones con el FMI, la idea de la vicepresidenta es llegar a las elecciones con un repunte del consumo masivo. Algo que, por ahora, en medio de la pandemia, el Gobierno no pudo concretar.
Las fuertes subas en los precios de los alimentos, sobre todo, impidió que el repunte de la economía tras el colapso del año pasado, llegue a los bolsillos de la mayoría de la población.
Hasta ahora, todos las estrategias fallaron: ni Precios Máximos ni Precios Cuidados lograron disminuir el ritmo de los aumentos. Los controles no dieron abasto. La carne, por ejemplo, se encareció 65% en el último año, casi el doble de los salarios.
Los alimentos, en promedio, subieron 44% entre marzo de 2020 y marzo de este año a pesar del congelamiento de unos 70.000 productos que se venden en los supermercados.
El gran interrogante: ¿habrá dólares?
Si hay algo en que coinciden economistas a ambos lados de la grieta es que, al menos hasta las elecciones, la Argentina no debería tener sobresaltos cambiarios.
La soja sobrevolando los u$s600 la tonelada, con una avalancha de divisas liquidadas por los exportadores (en el primer cuatrimestre ingresaron u$s9.800 millones), y con un súper cepo vigente, no habría espacio para la zozobra.
Ahora bien: lo que nadie puede asegurar es que -aun en ese contexto- haya dólares suficientes para las importaciones.
Después de un 2020 durante el cual al Banco Central se le filtraban los dólares, este año se tomaron recaudos. Se trabaron importaciones de "lujo" para priorizar el ingreso de insumos necesarios para la industria.
"El Gobierno podrá enfriar la inflación siempre y cuando provea de divisas a los importadores. Si a las empresas no les queda otra que ir al mercado alternativo para pagar $150 por dólar, entonces la estrategia anti inflacionaria de dólar planchado será un fracaso", analiza Goldín.
Y completa: "Eso quiere decir que el Gobierno está obligado a manejar bien la brecha. A que no se le dispare. Si se escapa, entonces también se irán los dólares y la posibilidad de reducir la inflación".
Lo que viene
Para los próximos meses, entonces, habrá dos líneas como intento clave para morigerar la inflación antes de las elecciones: el atraso cambiario y los controles-acuerdos de precios.
El contexto no luce fácil: el precio del trigo aumentó 23% (en dólares) en el mercado internacional sólo durante el último mes. En el caso del maíz, la suba fue del 30%. Sólo en cuatro semanas.
El auge de los commodities -que beneficia a la Argentina por sus exportaciones de soja- le pone una presión adicional al precio de la comida, en un contexto de aceleración inflacionaria.
Está claro que la economía va a requerir de una gran pericia para lograr ablandar esa dinámica tan perjudicial. ¿Cómo hacer para que los gremios acuerden paritarias apenas por encima del 32% si la inflación va a estar más cerca del 40% o 45% este año?
La complejidad está a la vista. Ahora queda por saber si el Gobierno, bajo tensiones internas, logrará tener esa pericia para tiempos muy complicados por donde se observe.