Más bonos ANSES y plata en los bolsillos: las siete exigencias que La Cámpora le impuso a Guzmán
La foto política del miércoles -qué duda cabe- fue la que se sacaron los principales referentes de la coalición gobernante en Ensenada, uno de los bastiones peronistas del conurbano bonaerense. Detrás de ellos, varios edificios a medio construir que se promete terminar ahora -unas 55.000 viviendas en total- dan lugar a lo que será el escenario de la campaña rumbo a las elecciones de medio término.
Cristina Kirchner, Alberto Fernández, Axel Kicillof y Sergio Massa juran que así, juntos y tirando para el mismo lado, llegarán al momento en que la ciudadanía irá a las urnas. "¡Saquen esta foto! Esta es la foto de la unidad de quienes queremos poner de pie a la Argentina", recalcó el Presidente durante su discurso, muy crítico de la Corte Suprema y de la oposición.
La proclamada unidad puede ser una señal hacia afuera, horas después de que el máximo tribunal fallara en contra de un decreto presidencial, y a favor del pedido del jefe de gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta.
Hacia adentro, no obstante, los tironeos y las presiones continúan. Básicamente porque desde el kirchnerismo "duro" -acaso el sector mayoritario del bloque gobernante, que responde a Cristina Kirchner- reclaman medidas más audaces por parte de Martín Guzmán, de manera de llegar a las elecciones con más chances. Supuestamente.
La postura de La Cámpora es que el ministro de Economía está llevando a cabo un ajuste silencioso. Que logró bajar dramáticamente el déficit de las cuentas públicas a costa de una pérdida del poder de compra de jubilados, titulares de AUH y de empleados públicos. Y a que redujo prácticamente a cero la ayuda estatal a los castigados por la pandemia.
De hecho, el Gobierno eliminó hace rato el IFE -que costaba unos $89.000 millones por cada ronda- y reemplazó el eficiente ATP (salarios complementarios a cargo del Estado) por los más económicos Repro, que reciben menos empresas.
Por eso mismo, desde el kirchnerismo le piden a Guzmán que ponga en marcha políticas activas, y así asegurar un reparto de dinero a cargo del Estado.
Cerca de la vicepresidenta argumentan que el Estado tiene forma de financiar medidas de ese tipo. Dan cuenta, por ejemplo, de la fuerte mejora de la recaudación impositiva, que viene creciendo por encima de las proyecciones del Palacio de Hacienda. Como consecuencia de que los precios de las exportaciones argentinas valen un más que el año pasado. La tonelada de soja, por caso, que ahora cotiza cerca de los u$s580, a inicios de la pandemia estaba en u$s340.
Los últimos registros sobre el consumo masivo demuestran, en efecto, que los bolsillos de los argentinos siguen castigados a pesar de que, en relación al año pasado, se fueron reabriendo actividades.
La segunda ola de contagios, argumentan fuentes ligadas al Instituto Patria, cambió el panorama drásticamente. "La situación social -dicen- no da para buscar el equilibrio fiscal. Hay que poner plata en la calle, como hacen todos los países. O en forma directa o a través de subsidios".
Razón no falta en ese argumento. El problema es que, en la Argentina, cada peso que imprime el Banco Central termina, al final del proceso, en la dolarización.
Guzmán suscribe esa idea. Y lo transmitió hace algunas semanas durante una entrevista por televisión. "Que el Estado nos subsidie a nosotros buena parte de la tarifa significa que se paga de alguna forma, con impuestos, o tomando deuda y eso termina siempre con algún problema, o hay que emitir. Parte de esa emisión termina presionando sobre el tipo de cambio", razonó el titular del Palacio de Hacienda.
De la crisis a las exigencias
Guzmán quedó esta última semana en el ojo de la tormenta política por una cuestión que se resolvió de la peor manera, para el ministro. Finalmente, el subsecretario de Energía, Federico Basualdo, que el ministro despidió se mantuvo en su cargo por presión de La Cámpora. De fondo quedó expuesta la divergencia que existe, hacia adentro mismo del Gobierno, en torno a la política económica.
Lo dicho más arriba: el kirchnerismo -Cristina Kirchner- pretende que el ministro sea audaz y tome medidas que ayuden a levantar el consumo, de cara a las elecciones de medio término.
Ya hay una lista, más o menos formal, de medidas que la Casa Rosada debe evaluar para ponerlas en marcha -ya sea secuencialmente o todas de una vez- de acá a unas semanas.
1. Tarifas
La puja quedó saldada con la permanencia de Basualdo en el equipo oficial. Habrá una única suba en el año tanto en las boletas de luz como de gas, que será del 9% como máximo.
Lo más seguro es que la cuenta de los subsidios continúe en ascenso: en términos anuales crecen a un ritmo del 80%.
La cuestión a resolver es si, con esta decisión, Guzmán logra cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario. Como publicó iProfesional, la cuestión de las tarifas es el nudo que está trabando las conversaciones.
2. IFE (extensión del bono de $15.000)
"Cuervo" Larroque hizo público el reclamo: que el Gobierno restaure el Ingreso Familiar de Emergencia que otorgó durante la primera ola de la pandemia. La última ronda fue allá en agosto. Guzmán desactivó esa ayuda cuando las actividades fueron volviendo a la normalidad, pero ahora -ante la virulencia de la segunda ola-, el kirchnerismo le pide la segunda ola de IFE.
Por ahora, el Gobierno otorgó un bono de $15.000 a un millón de personas (titulares de AUH, AUE y algunos monotributistas). La idea del Patria es que ese universo de agrande, con una ayuda de $15.000 por cabeza.
3. ATP Pymes
El ATP, el año pasado, llegó a cubrir el equivalente a dos salarios mínimos. Hoy serían $47.000. El Repro II que está otorgando el ministerio de Trabajo concede un máximo de $18.000 por trabajador a empresas de los sectores críticos (gastronómicos, turismo). La idea del kirchnerismo sería elevar el monto y ampliar la ayuda a pymes (comercios, por ejemplo), que quedaron mal parados por la caída del consumo.
4. Precios de la carne
De acuerdo al IPCVA (Instituto de la Carne), los precios de los cortes populares aumentaron 65% en el último año, bien por encima de la inflación. El tradicional asado se incrementó 80%. Hay una fuerte presión para que el Gobierno imponga un aumento de las retenciones a las exportaciones o cupos a las ventas al exterior. Por ahora, esos reclamos fueron rechazados por el "ala moderada" (Guzmán Kulfas).
5. Retenciones
La idea no es nueva, por cierto. Pero reapareció con el boom en el precio de la soja. El Gobierno podría subir la retención unos dos puntos adicionales (33% a 35%) sin pasar por el Congreso. En el caso del trigo y el maíz podría incrementar las alícuotas del 12% al 15% en forma automática.
6. DEGs del FMI
Tal como informó iProfesional, los senadores que responden a Cristina emitieron un proyecto de Declaración para que los aproximadamente u$s4.350 millones que provengan del FMI, por la ampliación de capital, sean aplicados al gasto de la pandemia.
El comunicado del bloque contiene un argumento que es un claro mensaje hacia Guzmán, en plena discusión por el ajuste de las cuentas públicas. Dice así: "Lo fundamental, en estos momentos, no son tanto los equilibrios fiscales o monetarios, sino garantizar el equilibrio social de nuestro pueblo (sic)".
7. Bono para jubilados y AUH
El propio Presidente admitió que ya está bajo evaluación un bono para jubilados y titulares de AUH para compensar lo que pierdan por la inflación, si es que la nueva fórmula de actualización queda atrás de la suba de los precios, algo que se espera sea así.
En principio, la idea es que ese bono compensatorio se distribuya hacia mitad de año.