Dura pulseada interna: Guzmán, presionado por un ala del Gobierno que pide "cerrar todo"
Durante los 16 meses que lleva como ministro, y sin ninguna experiencia previa como funcionario público, Martín Guzmán demostró pericia política para sobrellevar algunos trances. Lo demostró ya un par de veces: como cuando tuvo que convencer a la coalición gobernante que su propuesta para los acreedores era viable y que valía la pena demorar el proceso. Y, luego, cuando le pidió a Alberto Fernández que lo dejara al mando de la política económica con exclusividad relegando a Miguel Angel Pesce, después del endurecimiento del cepo y la posterior cotización récord del dólar "blue", allá por octubre del año pasado.
Ahora, al regreso de Europa, el ministro tendrá que hacer valer su visión ante la Casa Rosada, si quiere ordenar las prioridades de su Ministerio.
Guzmán deberá definir sobre presiones cruzadas que sobrevuelan su gestión, y que han deparado intensas pujas políticas en medio de la pandemia. Nada menos. Algunas definiciones que el titular del Palacio de Hacienda realizó antes de viajar a Europa no hicieron más que recalentar esas internas en el gabinete nacional.
La decisión más trascendente que deberá tomar refiere a la ayuda social por la propagación de la segunda ola de contagios. Guzmán ya avisó que, a diferencia de otros países, la Argentina no tiene espacio para volver a cerrar la economía. "La economía argentina no soportaría un cierre total", sentenció el ministro.
Algunos de sus colegas en el gabinete y, también, funcionarios cercanos al Instituto Patria vienen criticando a Guzmán por su posición. Argumentan que es una visión "fiscalista", poco viable en un momento de exacerbación de la pandemia, en un contexto en el que crece la presión interna por volver a "cerrar todo".
Hasta ahora, el ministro había ganado posiciones en la discusión interna. Sobre todo en lo referido a la necesidad de un ordenamiento fiscal. Sin embargo, ahora que hay que tomar decisiones, esa postura conservadora se puso en jaque.
Desde adentro de la administración le piden a Guzmán que habilite un volumen de ayuda social similar a la del año pasado, cuando el Estado pagó tres rondas de IFE ($10.000 a casi nueve millones de personas) y llegó a abonar casi tres millones de salarios.
Ahora, si bien es cierto que la mayoría de las actividades volvieron a abrir, desde el ala más kirchnerista reclaman que el Gobierno vuelva a "fase 1" en los sectores más riesgosos para bajar los contagios y evitar muertes por la falta de atención en clínicas y hospitales. Para hacerlo, habría que asegurar compensaciones desde el Estado. Algo que, en medio de las negociaciones con el FMI, Guzmán quiere resguardar.
En los cálculos del ministro, acá no es sólo cuestión de un punto más o un punto menos de déficit fiscal, algo que podría resolverse en la mesa de las negociaciones con el Fondo. Guzmán es de los que piensan que una mayor emisión monetaria, y con gran parte de la población en sus casas sin poder salir, sumó presiones al mercado cambiario. "Costó mucho trabajo estabilizar el mercado. No podemos correr riesgos", dice un miembro del equipo económico a iProfesional.
En los últimos días, el Gobierno elevó de $12.000 a $18.000 el pago de salarios a través del plan Repro a los sectores críticos. En total, por ese programa se pagaron $300.000 sueldos el mes pasado. Ahora, a la vuelta, Guzmán debe definir cuánta soga adicional tienen las cuentas públicas para agrandar ese socorro.
Desde el ala más cercana a la vicepresidenta hacen sus cálculos. Esos economistas creen que parte de la mejora de la recaudación impositiva -en marzo la AFIP vio crecer a sus ingresos en un 72%- deberían servir para aumentar la ayuda durante la pandemia.
El debate sobre las tarifas va en el mismo sentido. El titular del Enargas, Federico Bernal, ya anunció que las facturas de gas se encarecerán entre 6% y 7% el próximo mes. Bernal no quiso adelantar si habrá ajustes adicionales en lo que queda del año.
Para cumplir con la ecuación de Guzmán -que el porcentaje de subsidios quede estable en términos del PIB-, las tarifas de luz y gas deberían subir más de 30% este año. "Hay margen para hacer algunos retoques", dijo la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, que por momentos parece jugar en el mismo equipo que Guzmán. Aunque su nombre reapareció como candidata a reemplazarlo en las últimas horas.
Precios, en la mira
La otra cuestión que genera críticas hacia el ministro y recrea internas en el seno del Gabinete refiere a los precios de la comida.
Todesca se vio en la obligación de salir al cruce de Paula Español, la poderosa secretaria de Comercio Interior. "No nos va a temblar el pulso a la hora de cerrar las exportaciones de carne", había dicho Español.
La vicejefa de Gabinete, en los papeles la jefa de Español, la desdijo: "No estamos en ese punto. Hay que buscar un equilibrio; no todo es blanco o negro".
En el caso de los precios de los alimentos, está claro que la "interna" no tiene que ver con una clásica disputa por espacios políticos sino más bien con que el Gobierno no le está encontrando la vuelta para desacelerar la dinámica inflacionaria.
La estrategia oficial -que incluye una àspera disputa con las empresas líderes del sector- no alcanza para enfriar la escalada de los precios.
Al mismo tiempo, algunos ministros en el Gabinete privilegian la generación de divisas, vía exportaciones, aun cuando eso signifique costos internos más altos. El caso de la carne es paradigmático.
El precio de la carne se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los consumidores. Y para el Gobierno, que no logra atemperar los constantes incrementos; ni siquiera con las últimas medidas oficiales, como el lanzamiento de los Precios Cuidados, que prometían al menos enfriar el escenario.
La otra cuestión tiene que ver con los faltantes en las góndolas. Algunas empresas vienen cuotificando la entrega de productos, lo que se hace evidente en la escasez de variedad de artículos. Tanto en los grandes supermercados como en los comercios de barrio.
El escenario inflacionario se agravó con el correr de las semanas. Con el precio de la carne, otra vez, en el centro de las subas. Una de las consultoras que testeó el comienzo caliente de abril fue Eco Go, dirigida por la economista Marina dal Poggetto. Para la primera semana del mes midió una inflación del 2,1%. Es un registro que está por encima de las primeras semanas de febrero y de marzo - que de por sí ya fueron meses de elevada inflación: la primera de febrero había dado 0,9%; y la de marzo, un 1,6%.
El fin de semana que viene vuelve Guzmán. Alberto Fernández lo espera para saber de primera mano si Guzmán logró avances en la negociación con el Club de París, cuyo vencimiento opera dentro de 45 días, el próximo 31 de mayo.
En el horizonte espera un vencimiento de u$s2.450 millones. Como se puede apreciar, a Guzmán se le vienen días de decisiones muy importantes. Acaso las más relevantes desde que juró como ministro.