La brecha cambiaria puede subir cerca de las elecciones y el dólar después, alerta el economista Santangelo
El economista Rodolfo Santangelo, socio de Carlos Melconian en la consultora MacroView, aseguró que el Banco Central puede contener el dólar mientras mantenga un equilibro entre las operaciones de importación y exportación, pero reconoció que queda la pregunta sobre qué pasará después de las elecciones.
El siguiente es un resumen del diálogo con iProfesional:
-¿Qué va a pasar con el valor del dólar?
El dólar oficial lo maneja el BCRA. Venía con un deslizamiento paripassu con la inflación pero parece que va a cambiar. El ministro dice que va a devaluar $102 a fin de año. Parece difícil de lograr porque la inflación va a dar más alta. Se va a atrasar el tipo de cambio. Pero va a depender del Banco Central. Si el BCRA logra mantener un equilibrio donde el exportador venda lo que compra el importador se podrá lograr algo parecido a los que vaticina el ministro, atrasando el tipo de cambio y quedando la pregunta de qué pasará después de las elecciones.
-¿Y el dólar paralelo?
El contado con liquidación también lo está manejando el Banco Central con un juguetito que consiste en que lo que compra a $90 lo venden a $150. Eso comenzó a fines del año pasado. En una operación no transparente, no anunciada, no comunicada, pero cierta, se les están destinando $300 millones por mes para que la brecha se mantenga en este nivel de 60%, aunque cerca de las elecciones va a aumentar, porque probablemente la demanda de dólares va a subir.
-Las reservas del Banco Central están bajísimas. ¿Cómo se va a mantener todo este esquema?
Las reservas brutas del BCRA son u$s40.000 millones pero esto incluye pasivos que hace que la definición relevante sea la de reservas netas. Ese número es u$s3000 millones, valor ratificado ya por todo el mundo, que incluye tenencias de DECs con las que se paga al Fondo Monetario Internacional, tenencias de oro, así como las de dólares, que hoy son cero. El año pasado el Banco Central redujo sus reservas en u$s9000 millones, la mitad por vender dólares en el mercado cambiario y la otra por pagar deuda del Tesoro. Ahora el Gobierno apuesta a que el partido salga cero a cero, o sea haya equilibrio. El mercado cambiario viene desde varios meses superavitario a partir de los controles que hay por todos lados y del Loto que nos sacamos con la suba de los precios internacionales, donde si llueve vamos a tener un salto importador que va a permitir tener este saldo en cero. El mercado de la deuda en cero requiere un acuerdo con los organismos multinacionales, saldo que en los próximos meses el mundo decida, no por Argentina, sino para países africanos y caribeños, hacer una emisión mundial de DECs, de la moneda del FMI, que la Argentina recibiría como regalo para pagarle al propio Fondo. Sin acordar o conseguir los DECs, estamos en un problema.
El problema de la deuda
-¿Se puede esperar un acuerdo rápido con el FMI?
El ministro de Economía, Martín Guzmán, querría un acuerdo rápido con el Fondo, pero no están dadas las condiciones. Primero que no es como con los bonistas que se discute valor presente y qué me das. Con el FMI se discute la política, y este Gobierno no quiere discutir la política económica con el Fondo. Argentina quisiera que le pateen los vencimientos para adelante sin discutir política, y eso en los manuales internacionales no existe. Estamos queriendo inventar una cosa nueva, entonces pasa el acuerdo a futuro. Yo creo que la palabra rápido hoy no está en la agenda.
-¿Vamos a una burbuja de Leliq? ¿Cuáles pueden ser las consecuencias?
La suba de los pasivos remunerados del Banco Central, llamados Leliq o pases, fue una característica del 2020. Además, adquiere una dinámica propia por los intereses, dado que esa deuda cuesta 38%. Así, si continúa en 2021, la burbuja, incremento, bola de nieve, como se la quiera llamar, es un tema relevante. No creo que vaya a una explosión porque hoy es la fuente de rentabilidad del sistema financiero. Aunque hoy los bancos no están ganando plata porque con 38% de tasa de interés no le alcanza para pagar la tasa mínima de interés que el Banco Central les obliga a pagar a los depositantes. En la medida que la inflación siga alta, el problema de las Leliq se autofinancia, porque se paga interés, pero se licúa. De todos modos, es un desafío a futuro. El balance del BCRA con poco activo en reservas y mucho pasivo en Leliq es un tema central de la futura normalización de la Argentina, que hoy como estamos en un país anormal pasa a segundo plano.
Inflación y presión tributaria
-¿La inflación se puede disparar?
La inflación ya se disparó. Llevamos 6 meses consecutivos al 3,5%/4% mensual. El Gobierno ha entrado en un plan sietemesino entre abril y octubre para reprimir la inflación a un número inferior de lo que la economía pide. La economía está pidiendo, exigiendo una inflación de más de 40% y el Gobierno la quiere reprimir en 29%. La va a apretar, la va a forzar con los controles de precios, con los controles, con las intervenciones, con subsidios, con diferentes mecanismos. No sabemos por cuánto tiempo. Pero cuanto más exitosa sea la represión, más riesgo de que salte después.
-El Gobierno cada semana inaugura un subsidio nuevo, ¿qué puede pasar con la economía si se sigue por este camino?
Los subsidios se dividen en los económicos y los sociales. Los económicos son los que se usan para mantener en niveles irreales algunos precios, como los de la electricidad, el gas, el transporte. Entre ellos estamos acumulando un monto de subsidios que este año va a ser superior al billón de pesos. Quizá lleguen a 3 puntos del PBI, si no se quiere tener precios realistas. Eso explica una parte importante del déficit fiscal. Los subsidios sociales, algunos son lógicos como la AUH, algunos fueron lógicos pero se interrumpieron, como el Programa ATP. Y otros, Dios sabe qué habrá en el medio de toda esa ensalada de subsidios. El problema es la concepción ideológica de creer que cuando el Estado paga los subsidios, no los paga nadie. Si alguien no paga la luz, la termina pagando la sociedad por algún mecanismo, ya sea la inflación, la presión tributaria, el endeudamiento, o vaya uno a saber qué otro desbalance macroeconómica.
¿Qué déficit se estima para este año?
Por ahora estimamos el déficit primario proyectado, dentro de la enorme incertidumbre que hay, económica, política y sanitaria, en un billón y medio de pesos, sin contar los intereses de la deuda, a financiarse principalmente con emisión monetaria, como se hizo el año pasado. Y eso es el corazón de la inconsistencia entre la tasa de inflación que requiere la macroeconomía de más de 40% y el 29% que propone el Gobierno.
-Se anticipa una nueva ola de Covid para mayo, ¿realmente son sostenibles los niveles de crecimiento esperados?
Uno sabe lo que pasó en Europa y EE.UU. en el invierno, que hubo un rebrote de contagios, y sobre todo de fallecimientos. También ocurrió en Brasil y Colombia, que no están en invierno. Si eso va a llegar acá, no lo sé, pero pareciera que sí. Para saber el impacto económico, habrá que ver las medidas de restricción que se tomen. Hoy el mundo está con pandemia pero no con tanta cuarentena, Entonces lo que va a pasar acá, yo no lo sé. Diría que el crecimiento económico de este año, lo que tenemos es un rebote, caímos 10% y ya estamos un 6% arriba. El agro puede aportar un poquito más. Ahora, si va a haber una cuestión sanitaria de más restricciones, esto es inconsistente.
-¿Qué pasa con la presión impositiva creciente en este marco?
Es un problemón. Yo no soy un fanático de impuestos inconsistentes. Venir a bajar impuestos sin ton ni son cuando la macroeconomía no lo permite, nunca me gustó y eso es uno de los tantos errores que cometió la administración anterior. Pero acá nos fuimos del otro lado. Argentina es uno de los países que tiene mayor presión tributaria y si aumentaron impuestos por todos lados. Ahora se baja Ganancias a las personas y se sube a las empresas. Eso es demagogia pura. Hacerle creer a la persona que no paga el impuesto, cuando lo paga la empresa que lo va a trasladar a los precios. Tenemos un sistema totalmente ineficiente, antiinversión, antiexportador, que sólo se puede arreglar con una visión integral de la economía. Pero está claro que estamos ante una presión tributaria que conspira contra la decisión de vivir en la Argentina o de reinvertir los frutos de tu trabajo en la Argentina.