Clave para el futuro del dólar: Guzmán ahora apuesta por un acuerdo rápido con el FMI
Esta vez sí, Martín Guzmán cree que tiene el margen político interno suficiente para avanzar en dos cuestiones que lo desvelan: la suba de las tarifas y, sobre todo, un acuerdo con el Fondo Monetario.
El ministro viajará la próxima semana a Washington, se reunirá con Kristalina Georgieva, e intentará dar un paso clave para cerrar el trato.
Guzmán está convencido de que necesita de ese acuerdo con el FMI para encarrilar las expectativas sobre la economía, y que la recuperación que se nota tras la reapertura de la mayoría de las actividades, en medio de la pandemia, no se ahogue con el transcurso de las semanas.
La suba imparable del índice de "riesgo país", un reflejo de la desconfianza de los inversores en la Argentina, hizo que en las últimas semanas el rendimiento de los papeles de la deuda soberana trepara a un 20% anual en dólares. Una tasa impagable para cualquier empresa local que busque buscar dólares en el mercado para hacer inversiones. O para refinanciar vencimientos de sus pasivos.
Un riesgo país en torno de los 1.700 puntos provoca, además, un desánimo generalizado e incertidumbre en la dirigencia empresaria, a la cual el propio Gobierno convoca para hacer inversiones o para sumarlas al "diálogo económico y social".
El ministro, además, cree que si continúan hundiéndose las expectativas, un escenario fatalista provocará renovadas presiones en el mercado cambiario, más temprano que tarde.
Un funcionario del equipo económico admite, en diálogo con iProfesional: "Nos costó demasiado encarrilar la cuestión cambiaria. Que nos crean que no íbamos a devaluar. Todavía estamos pagando el salto de la brecha cambiaria, del dólar paralelo en $195, con el aumento de muchos precios, como en el caso de los materiales de la construcción", dice.
El lunes por la noche, Guzmán dio indicios del acercamiento con el FMI: "La razón por la que hace falta un acuerdo con el Fondo es porque no tenemos los dólares para pagarle", argumentó.
"Lo que le prestó el Fondo a la Argentina durante el gobierno de Juntos por el Cambio es igual a todo lo que prestó a todos los países del mundo durante el año de la pandemia. Esa es la magnitud del problema que tenemos, por eso necesitamos un acuerdo para refinanciar esos vencimientos", añadió el ministro.
Ni siquiera una capitalización del Fondo -la emisión de DEG por u$s500.000 millones, de los cuales a la Argentina le correspondería unos u$s3.500 millones- convence al titular del Palacio de Hacienda. "Tampoco alcanzaría" dijo.
De acá hasta fin de año, la Argentina debe pagar unos u$s7.500 millones entre el FMI, el Club de París y otros organismos.
Las reservas netas del Banco Central ascienden ahora a poco más de u$s3.000 millones.
Guzmán dejó en claro, en la entrevista del lunes, que esos dólares "la Argentina los necesita para asegurar la producción" de bienes.
Evitar un temblor del dólar, clave
En la determinación de Guzmán de avanzar con el acuerdo con el FMI, que fue vastamente analizado con Alberto Fernández e incluso con Cristina Kirchner, no pesa sólo el tema financiero.
Guzmán está convencido de que necesita ese avance con el Fondo para alinear las expectativas y evitar un nuevo temblor en el mercado cambiario, que ponga en duda la suerte electoral del oficialismo en la compulsa de agosto y octubre.
El ministro quiere dar la señal de un ordenamiento de la economía durante el año electoral. Se esfuerza por explicar esa cuestión al "ala política" y a los sectores internos más reacios a otorgar aumentos tarifarios.
Guzmán cree que hasta ahora cumplió con todos los objetivos que le propuso en su momento a Alberto Fernández. El primero, un acuerdo con los acreedores privados. Sacar a la Argentina del default evitando juicios en los tribunales de Nueva York.
El segundo round lo ganó a partir de noviembre, cuando ganó la pulseada en el mercado cambiario, luego de que el "blue" se disparara a los $195. Guzmán quedó al mando de la economía, sin competidores internos.
La idea de generar un "puente" hasta la nueva cosecha sonaba, en aquel momento, como un objetivo lejano y con pocas chances de éxito. Las principales consultoras económicas sugirieron a sus clientes que el Gobierno se vería obligado a devaluar antes de fin de año.
Eso no ocurrió y ahora Guzmán cree que tiene los suficientes pergaminos para ganar la pulseada interna y llevar adelante su estrategia.
Las tarifas, en el centro de la escena
Ese esquema incluye al Fondo Monetario. Y no solamente al FMI. La cuestión tarifaria también aparece en el horizonte. Un tema clave de cara a las negociaciones con el organismo, pero -sobre todo- en la relación de la Casa Rosada con el electorado.
El presidente Alberto Fernández definió la fórmula de actualización tarifaria que pretende para este año, tras dos años de congelamiento. El jefe de Estado dijo que busca que los precios de la luz y el gas se encarezcan menos que los salarios a lo largo de este 2021.
El lunes por la noche, en declaraciones a un programa de televisión, Fernández mencionó que deberían ajustarse entre 75% y 85% de la variación de los salarios durante este año.
Por ejemplo: para simular un promedio en base a algunas paritarias que están cerrando en torno al 32% anual, eso significaría que el aumento de las tarifas de luz y gas deberían ser del 24% al 27% a lo largo de 2021.
La fórmula definitiva, mencionó, debería abordarse en el Congreso a través de una ley de "emergencia energética", que el Ejecutivo enviará al Parlamento próximamente.
De acuerdo a estimaciones de la propia secretaría de Energía, para mantener el nivel de subsidios en relación al PIB -que fue lo declarado por Martín Guzmán- el aumento tarifario en el caso del gas debería acercarse al 35%.
A esta altura, cabe preguntarse si el FMI se pondrá tan duro en las negociaciones como para que eso genere una alteración de la paz cambiaria. Nadie, ni las fuentes oficiales ni en el mercado financiero, creen en esa posibilidad.
Al contrario, los contactos que técnicos del Fondo mantuvieron con consultores de la City dan la idea de que el organismo se mostrará flexible en sus pretensiones de reformas estructurales. No así con la meta de déficit fiscal para el primer año del acuerdo. Esa es la aspereza en las últimas conversaciones.
Justamente, la cuestión fiscal -más allá de los tecnicismos- será el eje de las conversaciones entre Guzmán y Georgieva. El ministro le transmitirá a la titular del FMI que la decisión política pasa por llegar a un acuerdo lo más pronto posible, sin especulaciones, pero que "a la Argentina le sirva", tal como lo expresó en las últimas horas el propio funcionario.