Pulseada interna y definición del aumento en las tarifas de gas: por qué es tan importante para el Gobierno
Este lunes empieza a definirse el descongelamiento de las tarifas de gas, un tema tabú para el Gobierno, en medio de una fuerte pulseada interna. La cuestión resulta sensible para Martín Guzmán, que quiere cumplir con la pauta del Presupuesto 2021, y también marcará la ruta para los próximos aumentos ya no sólo en el gas sino también en la energía eléctrica, en un contexto de aceleración inflacionaria.
Guzmán ya planteó que las tarifas deben moverse algunos puntos adicionales a la inflación de este año, con el objetivo de que la cuenta de subsidios -que ya vino engrosándose en los últimos meses- no siga engordando.
"Si el Estado subsidia las tarifas, eso se paga de alguna forma: con impuestos, con deuda o con emisión", avisó el ministro hace algunas semanas públicamente, al dar cuenta de su posición frente a los precios domiciliarios de la luz y el gas, que son el motivo del debate interno.
Para que los subsidios no crezcan y se mantengan constantes en relación al PIB, las tarifas deberían encarecerse al mismo nivel que la inflación sumado a lo que este año crezca el Producto.
Enfrente de la postura del ministro se encuentran referentes kirchneristas. Como por ejemplo el titular del Enargas, Federico Bernal, quien prefiere que las subas de las tarifas sean menores a las que desea el ministro.
Este lunes, primer día de la audiencia pública, se discutirá el precio del gas en boca de pozo, mientras que mañana ya se debatirá, entre otros puntos, los costos de las distribuidoras.
¿Cuál es la idea del Gobierno?
La idea que prima en el Gobierno es que esta primera suba tras el descongelamiento de dos años sea de entre 7% y 9%. Un valor por debajo de lo que prefieren las empresas, lo que llevaría a un incremento neto de los subsidios.
Guzmán quiere dar la señal de un ordenamiento de la economía durante el año electoral. Se esfuerza por explicar esa cuestión al "ala política" y a los sectores internos más reacios a otorgar aumentos tarifarios.
Un informe del sitio especializado en energía "Econo Journal" destacó que "si las tarifas permanecen congeladas se debería disponer de una partida adicional de $56.087 millones para subsidios, por encima de lo ya previsto en el presupuesto 2021. La forma de evitarlo sería ajustar un 63% el precio del gas en boca de pozo que paga el usuario, lo que derivaría en un aumento tarifario que, de acuerdo al mes, oscilaría entre 26% y 35%".
Está claro que ese esquema de máxima no es el que se aprobaría tras estas audiencias.
En el Gobierno va ganando la idea, en el año electoral, de que las tarifas se actualizarán por decreto en este 2021. Y que recién se irá hacia un esquema definitivo de ordenamiento de las tarifas a partir del año que viene, una vez que se discuta el esquema de tarifa integral.
Al respecto, Alberto Fernández ya anunció que enviará al Congreso un proyecto de ley para salir del esquema vigente durante la administración Macri, y que básicamente consistirá en la desdolarización de las tarifas.
El desafío de corto plazo consiste en que, vía subsidios, no crezca el rojo de las cuentas públicas. Y que las tarifas de los servicios públicos no den pie a que se necesite importar más cantidad de energía, que deje a la Argentina sin los pocos dólares que ya tiene el BCRA.