Inflación: alarma por un dato en el comienzo de la semana
El precio de la carne se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los consumidores. Y para el Gobierno, que no logra atemperar los constantes incrementos; ni siquiera con las últimas medidas oficiales, que prometían al menos enfriar el escenario.
Lo concreto es que esta semana se inicia con un nuevo incremento en el precio de la carne a nivel mayorista. Esto es, en el valor de la media res que reciben en sus comercios.
Esta suba no hace más que reflejar lo sucedido en el mercado de Hacienda de Liniers. Allí, y sólo en lo que va de febrero, el kilo vivo de hacienda trepó 7,3%: de $150 a $161. Sólo en la última semana, la suba fue del 4%.
Fuerte incremento
Desde octubre, el precio del kilo vivo acumula un alza del 61%, que se trasladó en gran parte a las góndolas de los supermercados y a las carnicerías de barrio.
Frente a esta suba adicional, los frigoríficos ya avisaron a sus clientes (supermercados y carnicerías) que desde hoy volverán a ajustar el precio del kilo de la media res. En promedio pasará de $340 a $355.
Algunos frigoríficos ya advirtieron que ese valor pasará a $365 a $370 en los próximos días.
Cada vez que esto sucede, los comerciantes minoristas trasladan a sus clientes esas subas.
La novedad conspira contra la idea del Palacio de Hacienda de que la inflación se vaya desacelerando, luego de alcanzar picos del 4% mensual en diciembre y enero.
La carne viene siendo uno de los rubros que más empuja la dinámica inflacionaria. De hecho, la consultora LCG -que mide la evolución mensual de una canasta de 8.000 alimentos- apuntó en su último informe que el precio de la carne se incrementó 6,2% en las últimas tres semanas, apenas por debajo de lo marcado por las frutas (+8,8%).
A principios de mes, el Gobierno había anunciado un acuerdo de precios con frigoríficos para llevar diez cortes populares con rebajas de hasta 30%. Queda claro que ese convenio quedó limitado a unas pocas toneladas -apenas un 3% en relación al consumo total de carnes en el país- y que no impide que el valor en Liniers se frene.
Lo que también viene sucediendo es que los aumentos de la carne vacuna contagian a la carne aviar y a la carne porcina. El kilo de pollo, por ejemplo, ya se acerca a los $200.
Las causas
Ahora bien: ¿por qué se producen estas presiones inflacionarias en plena caída del consumo? De hecho, el nivel de compras de carne vacuna se encuentra en el menor nivel de la última década.
Los puntos centrales se vinculan con la suba en el valor del maíz a nivel internacional. Este incremento en el costo del maíz ejerce una presión sobre los denominados "feedloteros", que alimentan a los animales en base a maíz.
También hay un impacto por el precio de la exportación. Tres de cada diez kilos de carne que se producen en la Argentina se venden a China. Ese precio, a pesar del intento oficial por desacoplarlo del internacional, termina impactando a nivel local.
Según el IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna), el incremento promedio de la carne en el último año resultó del 73,2%. El doble que la inflación.
El relevamiento del Instituto destacó un punto que servirá a los consumidores: al contrario de lo que sucedía hasta hace poco, las cadenas de supermercados venden algunos de los cortes de carne vacuna, y también pollo y cerdo, a precios más bajos que en las carnicerías. La comparación se hizo entre productos de la misma calidad.