Argentinos quieren dólares, pero el Gobierno hizo todo para aplacar la fiebre: así cierra la demanda en el 2020
El dólar "ahorro" termina el año con ventas que representan apenas la quinta parte de lo que fueron a mediados de año, cuando la implacable demanda de los ahorristas colapsaba las páginas web de los bancos.
A pocas jornadas del cierre, diciembre finalizará con ventas por unos u$s150 millones. Un 15% por debajo de la perfomance noviembre (u$s174 millones netos), un número que había adelantado iProfesional.
De acuerdo a financistas consultados, habrá que esperar a la última semana para terminar de redondear la proyección ya que podrían sumarse ahorristas de último minuto que esperan el aguinaldo, y hasta ahora no habían podido acceder al cupo de u$s200.
De esta manera, 2020 terminará con un saldo de venta de dólar "ahorro" por unos u$s3.800 millones. A la hora de hablar de la dolarización de los argentinos, se trata del monto más bajo de los últimos seis años.
Claro, este descenso no se explica por un súbito renacer de la confianza de los ahorristas en su moneda (el peso) sino más bien por el "éxito" del cepo. Exclusivamente.
Hay algo innegable: en los últimos tres meses -una vez que el Gobierno impuso un cepo extremo, con un tope de u$s200 mensuales y todas las vallas posibles para reprimir a los ahorristas-, prácticamente un millón de personas igual hicieron la cola virtual para llevarse billetes verdes.
Hasta antes de las severas restricciones de mediados de septiembre, la cantidad de compradores había llegado al récord de cuatro millones de personas. Fue en agosto. Y cuando en septiembre amagaba con romper ese récord, el Banco Central implementó nuevas medidas.
Todas dirigidas a sacar del sistema a millones de ahorristas. Algunas de esas medidas -la doble tributación sobre el precio oficial del dólar (hoy en $88)- impactó negativamente en la cotización de los denominados dólares "alternativos". El "contado con liqui", el "dólar Bolsa" y el "paralelo" valen en torno de los $150.
De todas maneras, existe una especie de "núcleo duro" de ahorristas que compra divisas más allá del valor. La incertidumbre cambiaria y las expectativas negativas, en medio de la pandemia, convencen a ese millón a pensar que comprar dólares en la Argentina "siempre es un buen negocio".
El "año del dólar" estuvo calmo al principio. Durante el primer trimestre, la dolarización de los ahorristas fue moderada. Entre enero y marzo, las compras netas no alcanzaron los u$s100 millones (u$s94 millones para ser exactos). Apenas medio millón de personas por mes compraron dólares para atesoramiento en esa primera parte del año.
La pandemia-cuarentena modificó el escenario por completo.
A partir de abril se empezó a notar una aceleración en las compras de billetes verdes por parte de los ahorristas. La razón principal hay que buscarla en la mayor capacidad de ahorro de parte de la población, que se vio con pesos en su poder ya que no podía gastarlos en actividades "normales" en medio de la cuarentena.
A su vez, esa corrida hacia el dólar -que fue vaciando al Banco Central- presionó sobre el tipo de cambio y ensanchó la brecha entre el tipo de cambio "oficial" y el "paralelo".
Según el registro del BCRA, en el segundo trimestre el promedio de compradores fue de 2,3 millones al mes. Mientras que en el tercer trimestre trepó a 3,8 millones de personas, con un pico de 4 millones en julio.
Y se vino el súper cepo
El último ajuste del cepo fue tan fuerte que dejó sin la posibilidad de comprar dólares a la mayoría de los ahorristas. Incluso aquellos beneficiarios de IFE o de la AUH, que adquirían divisas para luego venderlas en el mercado paralelo y hacer una diferencia en pesos.
También quedaron afuera los empleados de empresas que cobran parte de sus salarios con el aporte del Estado a través del sistema ATP.
Estas restricciones, junto a la nueva imposición tributaria del 35%, llevó la cotización del dólar "blue" cerca de los $200, aunque ahora se asentó en torno a los $160. Y se sostuvo la brecha anterior con el dólar "ahorro", que ahora se ubica cerca de los $146.
El 2019 había finalizado con una dolarización récord (el cepo se puso recién en noviembre, después de las elecciones presidenciales). La dolarización del año pasado había rozado los u$s27.000 millones. Un monto similar al de 2018, un año también influenciado por sucesivas devaluaciones e incertidumbre cambiaria.
En 2020, con cepo y todo, las compras de billetes verdes pusieron en apuros al Banco Central. Al borde de la devaluación ante la escasez de reservas.
La disparada de la brecha por arriba del 100% obligó a tomar medidas urgentes. Por ejemplo, dándoles salida a los fondos de inversión internacionales que quedaron atrapados en la Argentina con bonos en pesos, que habían comprado durante la administración anterior.
De hecho, existió una negociación entre Economía y esos fondos de inversión (como Pimco y Templeton) que no pudieron salir por el reperfilamiento de la deuda en pesos del año pasado, y que en los últimos meses presionan en el mercado del "contado con liqui" para dolarizar su posición e irse de la Argentina.
Hay distintas estimaciones sobre el volumen de ese patrimonio, pero en la City y también en Wall Street mencionan que se ubicaba entre los u$s6.000 y u$s7.000 millones.
De ese total, ya se fueron u$s1.500 millones a través de dos operaciones por u$s750 millones cada una.
Otras medidas que sirvieron para achicar el pánico cambiario:
● Martín Guzmán viene colocando deuda en pesos -que sirve para refinanciar vencimientos pero también para absorber parte de la emisión "pandémica" del BCRA-, lo que ayuda a quitarle presión al mercado cambiario. Sólo en la última semana colocó $44.000 millones. Y el lunes 28 intentará captar fondos a través de nuevos títulos de deuda.
● Así como hace un par de meses, Economía rebajó temporalmente las retenciones a las exportaciones de soja, y luego hizo un acuerdo con el sector petrolero en el marco del Plan Gas (para que a las empresas traigan inversiones se les flexibilice el cepo), ahora llegó el turno del sector minero.
Concretamente, habrá un título de deuda en pesos atado al tipo de cambio oficial (dolar linked) exclusiva para el sector minero. El objetivo es claro: el Gobierno busca que las mineras liquiden divisas y se lleven un "seguro de cambio".
Obviamente, todo el plan para lograr la estabilización de corto y mediano plazo tendría un costo enorme en caso de que el Gobierno pierda la pulseada y se vea obligado a una devaluación.