Por pandemia, más argentinos quieren tener una pileta en casa: ¿cuánto cuesta comprar una o construirla?
En el comienzo de una temporada totalmente atípica, durante este diciembre los fabricantes de piletas están "viviendo su verano": la demanda no para de crecer e incluso comenzó a darse antes que en otros años.
"El movimiento empezó ya fuerte en noviembre, y antes también. Al principio, porque muchos decidieron no irse de vacaciones. Después, porque como los chicos no iban a clases presenciales las familias armaron las piletas antes de lo habitual, que era con el cierre del ciclo escolar", cuenta Jorge Cobe, de Nahuel Piletas, una fábrica radicada en Avellaneda y especializada en productos de lona con más de 40 años de historia.
En esta empresa aseguran que la demanda aumentó más del 30%, y que los precios crecieron cerca del 70%. El motivo de este incremento en parte se debe a que ciertos insumos, como los caños, no mantuvieron el flujo de entregas.
Desde mediados de septiembre hasta noviembre, con el dólar blue escalando y mostrando la mayor variación del año, conseguir estos materiales se volvió complicado. Los faltantes fueron una constante en varias industrias, y así lo expresaron desde la construcción, los jugueteros y otros. Incluso, muchos se quejaron de que para conseguirlos debían pagar al contado y con billete estadounidense.
"Normalmente, nuestra temporada alta suele ser del 15 de diciembre al 10 de enero, porque muchos compran para regalar durante las fiestas. Pero este año, ese nivel de ventas se viene sosteniendo desde noviembre", agrega Cobe.
En cuanto a precios, actualmente se maneja el siguiente rango de valores:
- Una pileta de lona de las más chicas ronda los $3.900 (1,10 m de largo y 90 cm de altura)
- En tanto, las más grandes están en torno de los $97.000 (6,50 m x 3,50 m y 1,10 m de altura).
Por su parte, la empresa Sonne, que fabrica las míticas piletas Pelopincho, también está a tope con la demanda. Eso sí, en años anteriores, durante la gestión macrista, esta marca no pasó su mejor momento. Por eso aseguran que muchos comercios tenían ya stock acumulado de productos: de no haber sido así, aseguran que en este 2020 les hubiera ido aún mejor.
Además, como el resto de los productores, en Pelopincho tuvieron complicaciones en el abastecimiento de materias primas, tanto por faltantes como por temas de logística en el transporte de los materiales de una provincia a otra.
Inversión buscada
Por supuesto que las piscinas fijas fueron las grandes protagonistas del segundo semestre 2020. Primero, porque eran esenciales para que alguien decidiera alquilar o comprar una casa en la zona del Gran Buenos Aires. Luego, porque el precio de la construcción posibilitó tener una a un costo menor en dólares que en 2019, algo que muchos concretaron apenas se abrió la posibilidad de esa actividad.
"Hubo poca demanda hasta mediados de octubre. Desde ese momento la demanda de construcción de piscinas y de equipamiento para las mismas explotó. No hay equipo que de abasto y hay enormes faltantes de materiales. Cuesta conseguir bombas, filtros. Hubo momentos en el que se complicó conseguir plásticos", sostuvo Carlos García Scardilli, cofundador de Welsi, empresa especializada en la instalación de spas y piscinas.
Para tener idea de la dimensión de crecimiento en el interés por tener una pileta, desde Welsi dicen que desde octubre tienen cerca de 50 consultas mensuales para construir una, cuando en años anteriores ese número se reducía a unas 10.
Para tener una idea estimada de cuánto puede costar hoy tener una piscina propia, incluso con los aumentos recientes de materiales de la construcción, el precio ronda los u$s9.000 dólares (con bomba incluida).
La diferencia es de casi la mitad de los que implicaba la misma inversión unos años atrás. Eso sí, la demora para el servicio en estos momentos es grande.