Luz roja: el consumo no levanta y pone en riesgo la estrategia de la Casa Rosada
Contra los pronósticos más optimistas, que preveían una recuperación para esta última parte del año, el consumo masivo continúa cuesta abajo, dando cuenta de las dificultades para que la población vuelva a los niveles de la prepandemia.
Scentia, una de las consultoras más confiables para testear el nivel del consumo popular, midió que en noviembre se registró una caída del 4,3% en las ventas de supermercados y autoservicios en relación a noviembre del año pasado.
Empeoramiento del consumo
Este indicador da cuenta de un empeoramiento del consumo: tanto en septiembre como en octubre, la baja había sido del 2% en cada mes, siempre contra el mismo período de 2019.
En el acumulado de 2020, se detectó que el consumo se mantiene sin cambios respecto al lapso enero-noviembre 2019. Básicamente por los buenos registros de inicios de año, y también de comienzos de la pandemia, cuando el público salió a stockearse, que sirven para compensar el signo negativo de los meses siguientes.
Scentia mide en 2.800 grandes comercios (supermercados) y en 19.200 autoservicios en todo el país, para la realización de sus informes, con reportes diarios.
Para analizar la caída en los niveles de consumo no pueden pasar desapercibido dos indicadores: por un lado, la caída en los ingresos de los trabajadores, en plena pandemia, y por el otro, la pérdida de puestos de trabajo. De acuerdo a los registros oficiales, durante marzo y septiembre se perdieron unos 250.000 puestos.
Alimentos
Según el trabajo de Scentia, la venta de alimentos en supermercados y autoservicios fue del 3,5% el mes pasado, siempre en relación a noviembre de 2019. El hecho de que se expendan menos alimentos da cuenta de la gravedad de la crisis, con una canasta básica que se encarece por encima de la inflación.
La Canasta Básica Alimentaria (CBA), que determina el umbral de la indigencia registró en noviembre un incremento del 4,2%, un punto por encima de la inflación. Ya cuesta $21.573.
La tendencia se repitió a lo largo del año. En los últimos doce meses, la Canasta Básica Alimentaria registró un aumento de 42,9%, nada menos que siete puntos por encima del IPC anual del Indec.
Además de los alimentos básicos de la mesa familiar, otros rubros también vienen con caídas en los niveles de ventas. Las bebidas sin alcohol tuvieron una merma del 10% en las ventas interanuales. Mientras que en el caso de los alimentos perecederos, la baja resultó del 7,5%, siempre según Scentia. En Higiene, la baja fue del 5,4%.
El único rubro que mejoró la perfomance es el de Limpieza del Hogar (+5,8%), con un entorno muy particular en relación al año pasado, dada la pandemia y la mayor permanencia de la gente en sus hogares.
De cara a los próximos meses, la situación del consumo masivo tendrá que lidiar con una esperada mayor inflación. No sólo por la reapertura de actividades que, cuando lo hacen, cargan sobre sus precios la inflación acumulada en los últimos meses.
También con la esperada suba en las tarifas de los servicios públicos, que le pueden quitar poder de compra a los salarios a pesar de la promesa oficial de que así no será.
Todo dependerá del nivel que tenga la economía de reabsorber mano de obra que ha quedado afuera del sistema laboral durante los meses pandémicos. Y de que los salarios, al revés de los sucedido en los últimos meses, le vuelvan a ganar a la inflación.
Esa es la apuesta de Martín Guzmán: "El salario real se recuperará porque es uno de los motores del crecimiento económico, que es la demanda. En un contexto de crecimiento económico es lógico que el poder adquisitivo del salario suba", define el ministro.
Habrá que esperar a ver si es escenario optimista se cumple y logre dar vuelta la tendencia negativa del año pandémico.