El asadito del domingo, en riesgo: por qué el precio de la carne podría pegar un salto del 20 por ciento
En plena aceleración inflacionaria, sobre todo de los alimentos frescos, el precio de la carne tendrá un ajuste importante en las próximas semanas. No es que el producto haya quedado rezagado durante el año: ya tuvo incrementos de entre 29% y 43%, según los distintos cortes, de acuerdo al relevamiento del Indec.
La expectativa de los productores es que el precio de la carne tenga un aumento de entre 10% y 20% antes de fin de año.
La última semana ya hubo un incremento en las carnicerías: fue en el precio del kilo de media res. Pasó de $250 a $265, lo que implica un ajuste del 6%. Este movimiento se traslada prácticamente en forma automática a los precios al consumidor, a menos que el carnicero o la cadena de supermercados decida absorber ese mayor costo.
Algunos precios actuales, por kilo, en promedio: asado: $420; vacío $470; cuadrada/bola de lomo $480; y colita de cuadril $700.
Ahora bien: ¿por qué se producen estas presiones inflacionarias en plena caída del consumo? De hecho, el nivel de compras de carne vacuna se encuentra en el menor nivel de la última década.
El nivel de consumo actual se encuentra en torno a los 50 kilos por habitante por año. Es el tercer año consecutivo de caída. Se relaciona, obviamente, con el descenso en el poder adquisitivo de la población. Sea porque la inflación le ganó a los salarios pero también por el incremento en el nivel de desempleo.
A continuación, los cuatro motivos que impulsan el aumento de la carne.
1. Sequías e incendios en las provincias ganaderas
Los imprevistos impactaron en la producción de carne. De hecho, el ministerio de Agricultura declaró hace algunas semanas la emergencia agropecuaria nacional para Córdoba, Chaco y Corrientes por incendios y sequía.
2. Alza en el precio del maíz
La tonelada, medida en pesos, se encareció de $8.000 a $15.600 en lo que va del año. Prácticamente se duplicó por un doble efecto: la suba del dólar y la mejora en los precios de los productos primarios a nivel internacional.
Este incremento en el costo del maíz ejerce una presión sobre los denominados "feedloteros", que alimentan a los animales en base a maíz. De hecho, esos productores son los que más presionan para que los precios internos se acomoden con un salto en las próximas semanas.
Hay que tener en cuenta que el precio del dólar mayorista (oficial) se incrementó nada menos que 34% en lo que va del año, por encima de la inflación.
3. El boom de exportaciones a China
De acuerdo al IPVCA, China resultó el principal destino, en volumen, para la carne vacuna argentina durante los primeros nueve meses del año 2020 con algo más de 320.000 toneladas.
En otras palabras: tres de cada diez toneladas de producción se exportan a China, algo que evidentemente le ponen presión a los precios internos.
El Gobierno defiende esas exportaciones. Lo hizo el gobernador de la provincia de Buenos Aires: Para Kicillof, las exportaciones de carne "permitirán salir de la pandemia con más fuerza".
Un dato clave para entender el fenómeno y el impacto en los precios internos: durante el anuncio de inversiones del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas, el gobernador señaló que la provincia de Buenos Aires posee el 35% del stock de ganado bovino del país y "produce el 70% de lo que se exporta".
4. Estacionalidad
Típico de fin de año: los precios de los alimentos suben de forma más acelerada antes de las Fiestas. La diferencia con años anteriores refiere a que ahora el consumo viene con una caída histórica en medio de la pandemia.
Lo cierto es que este escenario complejo se produce en una aceleración de la inflación, y una presión de los fabricantes de alimentos para que el Gobierno habilite aumentos en los precios, que se encuentran prácticamente congelados a través del programa de Precios Máximos.
Los ejecutivos le reclaman a Comercio Interior que les permitan incrementar los precios en forma inminente. En diálogo con iProfesional admiten que aceptarían un movimiento de 5% o 6% ahora. Y, una vez más, durante diciembre, antes de fin de año.
De acuerdo a lo que los propios empresarios presentaron en Comercio Interior, existe un retraso de 25% en los precios de ventas. Los ejecutivos ya le comunicaron a Kulfas que no pretenden recuperar ese porcentaje de un solo golpe, pero sí tienen la idea de "no trabajar más a pérdida".
Algunas de las cámaras, como las de los fideeros, directamente pusieron sobre la mesa la posibilidad de reducir personal en sus plantas en caso de que el Gobierno siga demorando los permisos para ajustar.
El pedido empresario se produce en momentos en que se evidencia una aceleración inflacionaria. Y que el rubro "alimentos" fue el que más creció. Una tendencia que se viene dando en las últimas semanas.
Los industriales argumentan, con razón, que los aumentos en alimentos se explican por los reajustes en frutas, verduras y carnes (productos frescos), pero no en los industrializados, justamente, porque el Gobierno tiene pisados los precios.