¿Adiós al ATP y al IFE? Así es el ajuste fiscal que planea Guzmán para calmar al mercado
Martín Guzmán deslizó frente a Héctor Magnetto y Paolo Rocca algo que, tal vez, le resulte inconfesable delante de Cristina Kirchner: la posibilidad de que, en 2021, el déficit fiscal sea inferior al 4% del PIB. Algo que le viene reclamando el establishment desde el mismo momento en que el ministro de Economía declamó al presentar en el Congreso el proyecto de Presupuesto para el año que viene.
Desde aquel (lejano) 15 de septiembre a hoy pasaron algo más que 50 días. Aquella fecha coincidió con los anuncios de Miguel Pesce de un súper ajuste en el cepo, lo que disparó la desconfianza y las brechas cambiarias.
Guzmán, en las últimas dos semanas, comenzó un trabajo para desatar algunos de aquellos nudos. Empezó por despejar algunas regulaciones en el mercado cambiario. Siguió con los anuncios de emisiones de deuda, que en los hechos reemplazarán a las emisiones de pesos por parte del Banco Central.
La agenda fiscal tendrá dos capítulos: una (veloz) negociación con el Fondo Monetario Internacional y la reducción del objetivo fiscal para el próximo año.
Guzmán recibió críticas por aquel 4,5% de déficit previsto para 2021. Sobre todo, señalan algunos dentro del propio gabinete económico, porque podría haber enviado una señal a los "mercados" sin que eso signifique un ajuste en los hechos.
Es muy posible que hayan sido razones políticas las que, en aquel momento, pusieron límites a los objetivos fiscales del ministro. Un escenario que se modificó con la disparada de los dólares "alternativos" y el desplome de las expectativas.
En el terreno político, la carta de Cristina Kirchner de la semana pasada funcionó, en ese aspecto, como el guiño que necesitaba el Presidente y su ministro para "hacer lo que se necesite para evitar la devaluación".
Así, entonces, se comprende la flexibilidad que Guzmán mostró frente a los empresarios más poderosos del país, que lo visitaron la tarde del lunes en el Palacio de Hacienda.
La idea del ministro sería la de mostrar una meta de rojo fiscal en torno al 4% del PIB para el año próximo, o incluso algunas décimas más abajo. También prevalece la intención de moderar el agujero de las cuentas públicas de este pandémico 2020, que el propio ministro estimó en 8% del PIB.
Algunas señales ya se dieron, en ese sentido: el secretario de Energía -que depende del ahora empoderado titular de Economía, ya anunció que el congelamiento de las tarifas de los servicios públicos finalizará el 31 de diciembre. La idea, según presentó el propio ministro en el Congreso, sería mantener los subsidios estables en términos del PIB, lo que desembocaría en un aumento de las tarifas unos puntos por encima de la inflación.
Los denominados "gastos Covid" también ya comenzaron a moderarse. El más elocuente refiere al IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), cuya cuarta ronda estaba agendada para inicios de octubre y quedó literalmente en suspenso.
El Gobierno, tal como ya publicó iProfesional, no descarta otorgar una última ronda de $10.000 durante diciembre, justo antes de las Fiestas.
No obstante, Economía ya anunció un serio recorte al programa ATP, por el cual el Estado pagó parte de los salarios de los trabajadores del sector privado durante la pandemia. Esa ayuda, que hasta el mes pasado incluyó a 1.291.000 trabajadores, para este mes se calcula que alcanzará a no más de 500.000.
En las próximas semanas, Alberto Fernández enviará al Congreso la nueva fórmula para actualizar los haberes de los jubilados y pensionados. Ya trascendió que el Gobierno intentará que los incrementos vayan por detrás de la inflación, algo que ya sucedió a lo largo de este año, en el cual los aumentos fueron otorgados por decreto.
Lo mismo, se espera, sucedería con los salarios de los empleados públicos. No hace falta esperar a 2021 para inferir que fueron una de las variables de ajuste del Estado. Ya este año, el Ejecutivo convalidó incrementos salariales muy por debajo de la inflación (por ahora de tan sólo 7%).
Está más que claro que "el camino de Guzmán" no puede anunciarse desde algún salón de la Casa de Gobierno ni desde el quinto piso del Palacio de Hacienda. No se trata de buenas noticias para "la gente". Más bien son señales muy concretas al "mercado", y también al Fondo Monetario con quien Guzmán negocia un nuevo acuerdo.
Justamente, los empresarios de AEA que fueron a verlo al ministro en el inicio de la semana ponderaron esas negociaciones con el FMI. Para los ejecutivos, un rápido acuerdo con Washington servirá para anclar las expectativas sobre la marcha de la economía.
Los empresarios también se mostraron a favor de un acuerdo político, económico y social, en el que se incluyan las posiciones del establishment, los sindicatos y los movimientos sociales. En ese punto habría, entonces, un mismo punto de vista entre CFK y Magnetto.
El camino de Guzmán
El ministro viene trabajando en una agenda que consolide la precaria estabilidad cambiaria, que se materializó en la última semana, luego de que en la tercera semana de octubre, la cotización del "paralelo" saltara a $195.
El ministro recordó que "la renegociación de la deuda era necesaria pero no es suficiente y ahora necesitamos que la economía se recupere transitando un sendero de estabilidad y para lograr eso, es necesario poner las cuentas en orden a una velocidad que nos permita crecer y usar la política pública para alentar la generación de trabajo y las exportaciones para tener las divisas que necesitamos".
En ese plan figura que el Tesoro emita bonos y Letras en pesos que le aliviane al Banco Central la mochila de la emisión de dinero, que fue récord este año durante la pandemia y se convirtió en responsable máximo de la volatilidad cambiaria.
El objetivo central hasta fin de año es lograr la estabilización del mercado cambiario. Recién en ese contexto, el ministro puede aspirar a que se aceleren las liquidaciones de divisas de los chacareros.
En busca de ese objetivo, el Central apuró la mini devaluación cotidiana del peso. Entre lunes y martes, la cotización del "oficial" subió 61 centavos, por lo que el mayorista ya orilla los $79.
¿Podrá Guzmán lograr el equilibrio cambiario mientras intenta el ordenamiento de las cuentas públicas y de la emisión monetaria? Los empresarios se lo comunicaron con todas las letras, no bien el ministro les pidió sinceridad en sus diagnósticos. "Los quiero escuchar a ustedes", les dijo.
Recomendaron "respeto por los contratos y cumplimiento de las reglas de juego". Además de un afloje en lo que consideran un ahogo impositivo.
A la salida del encuentro, ninguno de los invitados objetó el deseo del ministro de llegar indemne a la otra orilla, que en términos prácticos se sitúa en marzo de 2021. En la Argentina de hoy, esa fecha del calendario luce el larguísimo plazo. Pero Guzmán asevera que, tras el empoderamiento presidencial, trabaja para llegar con el aire suficiente.