Las empresas se pasan a modo defensivo: cambian estrategias comerciales para cubrirse por si ocurre una devaluación
"Más que el nivel de ventas, lo que más me ocupa y preocupa es la cobertura. Si el producto que vendo tendrá reposición al mismo precio al que lo vendí. Y, en simultáneo, cuál es el mejor destino de los pesos que cobro, por las dudas de que me sorprenda una devaluación". La reflexión del empresario, dueño de un mayorista de alimentos, no sorprende. La incertidumbre cambiaria ya dejó de ser la novedad. Y en el mundillo empresario, cada ejecutivo se encuentra ante el mismo panorama.
La estrategia de las compañías pasó a ser ciento por ciento a la defensiva. La brecha cambiaria, entre el dólar "oficial mayorista" y el "paralelo" superó en los últimos días el 100%, y la pregunta que se formulan en el mundo empresario ya no refiere a si el Gobierno podría torcer el rumbo hacia una devaluación sino, más bien, cuándo ocurrirá esa disrupción. Son pocos los que se atreven a hacer apuestas serias sobre el nivel al que -eventualmente- podría saltar el "oficial".
En el departamento de comercio exterior de uno de los bancos líderes de la Argentina son testigos otro caso de cobertura, que se fue extendiendo en las últimas semanas: empresas exportadoras que les solicitan a sus clientes del exterior que demoren los pagos (obviamente en dólares) para evitar traer las divisas y liquidarlas en la ventanilla del Banco Central a una cotización que ahora está en $77,40.
Los exportadores, según cuál sea el producto que vendan, tienen entre 15 días y 180 días para traer las divisas a la Argentina.
Lo que está sucediendo -y el Banco Central lo tiene en la lupa- es que las empresas les están pidiendo a sus clientes de afuera que demoren los pagos todo lo posible. Incluso postergando los plazos máximos fijados por el BCRA.
En la práctica, esta dinámica resulta equivalente a cuando el chacarero guarda la producción de soja en un silobolsa, a la espera de un mejor momento para vender.
Desde un par de bancos líderes comentan a iProfesional que la práctica de los exportadores se ha extendido en los últimos dos meses. Incluso se ven cada vez más casos donde el vendedor -empresas de pequeño y mediano porte- directamente le pide a su cliente que le transfiera las divisas a una cuenta propia en el exterior y, desde allí, se ingresan los dólares por el mercado alternativo (contado con liqui) a través de una agencia de Bolsa.
El empresario mayorista de alimentos tomó una decisión, en la misma línea defensiva, para resguardar su negocio. Como ya no puede comprar dólares, puso en marcha un mini plan "dolarizador": compró cientos de kilos de leche en polvo -una materia prima que tiene precio internacional-, de manera que queda a salvo de que una devaluación lo encuentre con pesos en su caja.
Una clave de la decisión: la leche en polvo tiene vencimiento en el lejano junio de 2024.
La pelea por las reservas
Este tipo de conductas deja en claro que lo que está desatado en la Argentina es una verdadera carrera para quedarse con las reservas del BCRA por parte del sector privado.
En otra época, esa disputa se lanzaba ante el diagnóstico generalizado de que el tipo de cambio se había atrasado demasiado, que era cuestión de poco tiempo una devaluación, y que -entonces- había que apoderarse de los dólares "baratos".
Ahora hay una gran diferencia con aquellos momentos que existieron -por citar sólo un ejemplo- entre 2012 y finales de 2015 y que, de hecho, en el medio hubo una devaluación.
Lo más notorio es que ahora no existe un dólar oficial "barato". No hay un retraso cambiario. Lo que existe ahora -y desde ya hace varios meses- es una brecha muy amplia entre el "oficial" y los dólares "alternativos".
El Gobierno ya tomó nota de este escenario. Y para aflojar la posición conservadora de los chacareros plasmó una rebaja de tres puntos en las retenciones a las exportaciones de soja.
Por ahora, esa medida no tuvo los resultados esperados, aunque en los despachos oficiales creen que el volumen de liquidaciones se engrosará en las próximas jornadas.
Alberto Fernández en persona aborda la situación en los diálogos con los empresarios de las compañías más grandes de la Argentina.
"El Presidente escucha; no cuestiona pero no da pistas sobre los próximos pasos de la administración. El acercamiento siempre es positivo, pero después del episodio Vicentin lo que manda es la desconfianza. Es lógico", cuenta un ejecutivo que fue a ver a Fernández a Olivos.
En búsqueda de recomponer la relación
Desde la Casa Rosada creen que hay espacio para mejorar el vínculo con los empresarios. Y que eso se concretará en hechos en el cortísimo plazo.
Voceros de la administración afirman que ya hay una agenda en ese sentido: Alberto F. participó del Coloquio de IDEA, una señal concreta al mundo empresario. Un espacio al que nunca asistieron Néstor Kirchner ni Cristina por considerarlo directamente como un reducto opositor. El mandatario trató de mantener el equilibrio: por un lado, ratificó el rumbo, pero por otra parte negó que estuvieran en carpeta medidas violatorias de los derechos de propiedad.
De hecho, en 2017, CFK organizó un acto en la ciudad de Mar del Plata -donde se desarrollaba el encuentro empresario- para fustigar a ese foro y vinculándolo directamente con el macrismo, que por entonces gobernaba.
El diagnóstico del establishment es claro: al Estado argentino le queda un poder de fuego muy limitado. Y por ese motivo, la actitud frente a los negocios es claramente a la defensiva, en resguardo de los patrimonios.
Uno de los temas abordados por los ejecutivos que visitaron al Presidente refirió a las negociaciones con el Fondo Monetario, que se encaminaron esta semana.
Los ejecutivos quisieron saber si existe la posibilidad de un rápido acuerdo con el organismo, que ayude a darle aire al delicado escenario cambiario. El Presidente, según supo iProfesional, no dio fechas. Pero aseguró que su administración trabajará para un pacto ¨lo antes posible¨.
En las últimas horas, Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, se pronunció en el mismo sentido: "Hemos tenido muy claro en esta crisis que es importante brindar apoyo a las empresas y, lo que es más importante, a los trabajadores. Así que no venimos con la idea de ‘bueno, veamos cómo podemos ajustar aún más el gasto en estos tiempos’", enfatizó.
Además, se intenta retomar el diálogo con el estratégico Consejo Agroindustrial Argentino, que ya nuclea a 57 entidades, y profundiza su vínculo con la Casa Rosada.
En la reunión de directorio de la semana pasada, esos empresarios ya avisaron que concurrirán a la Casa Rosada con la intención de discutir rebajas adicionales en las retenciones a las exportaciones.
Con negociaciones a varias bandas, el Gobierno se juega en octubre la posibilidad de mejorar las expectativas y evitar el final con una devaluación.