Un experto asegura que la Argentina tiene "los autos más baratos del planeta", ¿por qué?
El desajuste de la economía argentina, la sed de dólares y la desconfianza en el peso llevan a situaciones insólitas, entre las que se destaca la situación de los vehículos importados.
"En Argentina tenemos los autos más económicos del planeta. Se importan vehículos a dólar oficial en $78, y quienes los demandan tienen ahorros en dólares informales a valor de $152, con lo cual, en el mejor escenario, los autos en dólares valen un 60% de su valor de lista", explica el economista y consultor Salvador Di Stefano.
"En medio de una caída del PBI que se proyecta en torno del 13%, Argentina recibe una gran cantidad de autos importados dignos de un garaje de jeque árabe, se inaugura una concesionaria McLaren y el hobby de muchos cincuentones pasa por motocicletas de alta cilindrada a precios de gangas", remarca el consultor.
Y agrega: "En la Argentina nacional y popular, los dólares para producir se pierden en el dólar ahorro, que luego se venden en el mercado informal, con el objetivo de poder llegar a fin de mes. O bien en bienes suntuosos que, si bien pagan altos impuestos, satisfacen el glamour de una clase social que paga la mitad de lo que vale dicho activo en el mundo real".
Por qué hay alta demanda de autos
Más allá de la criticada entrada a "precios de gangas" de los vehículos importados, Di Stefano explica por qué en el mercado argentino ahora escasean los autos 0Km.
"Los agentes económicos buscan cubrirse de cualquier forma ante la posibilidad de una devaluación de nuestro signo monetario. Al decir de algunos, es mejor comprar un auto chocado que tener pesos", sentencia.
"Ante la escasez de dólares en el plano local, cualquier activo es bueno para cubrirse en el escenario económico imperante", subraya.
"Un caso emblemático son los autos 0Km. Si bien es cierto que estamos enfrentando una crisis económica sin precedentes, no hay autos cero kilómetros suficientes para abastecer al mercado, y esto no se debe a que la demanda creció por encima de la oferta, lo que sucede es que la oferta cayó a mayor ritmo que la demanda", señala el economista.
Di Stefano anticipa que "para el año 2020 la venta de autos podría ubicarse en torno de las 300.000 unidades, producto de un faltante de producción, con una demanda que está por encima".
"Por lo tanto existe faltante de autos 0 kilómetro, y la consecuencia lógica es la mayor venta y aumento de precios de los autos usados", concluye.
La situación de los sojeros
Para Di Stefano, el caso de los autos importados es sólo un ejemplo de "los desaciertos en la política monetaria y cambiaria". Y aclara que los problemas van mucho más allá.
"El deporte nacional cotidiano es conocer cuántas toneladas de soja vende el productor de Huinca Renanco, Monte Buey, Bandera o Rufino para engrosar las arcas del Banco Central y contar las reservas para no generar una corrida cambiaria en el país. El productor solo vende cuando necesita, en lo que va del año vendió a un ritmo similar a años anteriores, y el Gobierno lo destrata con propuestas inconsistentes", dispara el economista.
"El Gobierno le propone el hombre de campo una reducción de alícuota de derecho de exportación del 3%, pero al mismo tiempo le dice que tendrá una política devaluatoria errática, que probablemente lo sorprenda con más devaluaciones en forma inesperada", agrega.
Y se cuestiona: "La pregunta obligada es: ¿por qué vender con un premio del 3% solo en octubre, si probablemente el premio devaluatorio sea más alto a medida que transcurra el paso del tiempo? Aunque no lo crean, el productor es más astuto que el ministro".
Una propuesta para mejorar las exportaciones
"Si el ministro desea que el productor venda, debiera poner un precio al tipo de cambio que se mantenga en el tiempo, por ejemplo, elevar el precio del dólar a $90 y congelarlo hasta el 28 de febrero. De esta forma el productor vendería en masa la soja en stock, porque tiene un sendero de precio de dólar cierto y un descuento pleno que lo puede aprovechar, ya que, si no puede gastar todo el dinero en el mes de octubre, lo coloca en $ a plazo fijo hasta el mes de febrero para enfrentar futuros compromisos de su empresa", propone Di Stefano.
"Esta no es una propuesta que no contempla a otros sectores económicos, lo que decimos es que en febrero el dólar estará en $90. Por qué no hacerlo más predecible, devaluar hoy y lo mantenerlo fijo hasta dicha fecha, y en marzo, con la llegada de la cosecha de maíz de primera y en abril con la cosecha de soja, nos posicionamos en otro precio según las circunstancias de la economía", completa.