Acuerdo bajo tensión: el detrás de escena del relanzamiento de "precios cuidados" y "precios máximos"
En plena tensión cambiaria, con empresas a la defensiva -midiendo el día a día para evitar una descapitalización ante una eventual devaluación-, el Gobierno actualizó los programas con los que regula los precios de los alimentos de la canasta básica. A diferencia de las veces anteriores, en esta última versión, los aumentos autorizados se encuentran bien por debajo de las pretensiones de los empresarios.
En Precios Máximos, los incrementos habilitados fueron de entre 2% y 6%. Se trata de un programa de más de 2.000 artículos -de primeras y segundas marcas-, que los empresarios buscan desarticular.
Atentos a esta dificultad por llevar adelante un programa resistido por las principales empresas del sector, Comercio Interior prorrogó la vigencia del plan sólo hasta fin de este mes.
La idea de los ejecutivos es que Precios Máximos se fusione con Precios Cuidados, una cuidadosa lista de productos de primera marca, con la que el Gobierno busca darle referencia al resto de los artículos de la canasta básica.
En el caso de Precios Cuidados, los aumentos promedian el 5%, con picos de incrementos del 9%. Algunos productos de primera marca desaparecen, como es el caso del arroz, porque hubo un fuerte incremento de la materia prima. Lo mismo en el caso de los vinos.
El relanzamiento de los programas se da en un contexto de presiones cruzadas. Por un lado, desde el punto de vista de los consumidores, que -en promedio- todavía no pudieron recomponer los ingresos previos a la pandemia. La ola de despidos y suspensiones registradas por el Indec dan cuenta de un mercado laboral deteriorado. Y aquellos trabajadores que pudieron sostener el puesto, la gran mayoría aún no pudo recomponer el ingreso en términos reales.
¿Qué dicen los empresarios?
Desde el lado empresario, el análisis es distinto: en las negociaciones con el Gobierno dejaron en claro que sus costos de los últimos meses se incrementaron por encima de lo reconocido por Comercio Interior. Mencionan algunos productos en particular: yerba, arroz y harina.
Estos movimientos conviven con otros. Las cadenas de supermercados minoristas y también los mayoristas vienen advirtiendo sobre cambios "indirectos" en las listas de precios que reciben de los fabricantes: se quitan bonificaciones e incluso se añaden costos adicionales, como el cargo de "servicio de fletes".
La tensión en el mundillo financiero -con una brecha entre el dólar "oficial" y el "paralelo" cercana al 100%- se traslada rápidamente al resto de la economía. Y el hecho de que el Gobierno no logre "encontrarle la vuelta" a la situación enciende todas las alarmas entre los empresarios de distintos sectores.
La historia no es nueva. Se recrea cada vez que resurgen las tensiones cuando existe un congelamiento de precios. Lo destacable, ahora, es que esa pelea se está dirimiendo en plena cuarentena. En un momento muy especial de la dinámica social y económica de la Argentina.
Se trata de la clásica puja entre formadores de precios: de un lado, los fabricantes de alimentos y, del otro, las cadenas de supermercados. Esa pelea suele intensificarse cuando los controles de precios oficiales muestran señales de fatiga.