Jugando con fuego: el virtual "feriado bancario" hace subir el nerviosismo de los ahorristas y ya salieron u$s500 millones
Es, posiblemente, uno de los efectos más nocivos del "súper cepo": el nerviosismo por la aplicación de las nuevas restricciones trajo a la superficie los viejos fantasmas de confiscación de los depósitos bancarios. Es así que por estas horas hay un hervidero de versiones sobre medidas drásticas, en las que no faltan palabras como "corralito" o "plan Bonex".
En los cinco días hábiles que transcurrieron desde el anuncio de las medidas, hubo retiros de depósitos por unos u$s500 millones, según la estimación que hacen desde bancos de primera línea. La cifra no es grande como para calificarla de "corrida" -sobre un total de u$s17.000-, pero tampoco es desdeñable: equivale a la recuperación que había tenido el sistema durante los últimos meses.
Y a esta altura, de poco vale que los expertos expliquen las notables diferencias del sistema bancario respecto de otros momentos críticos o que hagan alusión a la liquidez –históricamente alta- que hoy tienen las entidades, tanto en pesos como en dólares.
Porque los hechos de los últimos días, y en particular la prolongación de un feriado bancario y cambiario de facto ha disparado los temores por parte de ahorristas que tienen un reflejo condicionado para anticipar posibles crisis sistémicas.
Es un tema que genera preocupación porque, más allá de que no haya fundamentos técnicos para pensar en una crisis del sistema, hay una larga experiencia sobre el poder de daño de la "profecía autocumplida".
Fue justamente en previsión del nerviosismo que se generaba en el mercado que el Banco Central reconoció el caos administrativo que se estaba generando y cambió el sistema originalmente previsto.
"Si se sigue generando ruido en el mercado por cosas que podrían resolverse fácil desde lo técnico, el riesgo de que la gente se ponga nerviosa aumenta", dijo una fuente del sistema bancario, preocupada por la acumulación de malas señales, justo antes de que el Banco Central comunicara el cambio de régimen originalmente previsto.
En contra de lo que afirmaba la Anses –es decir, que los bancos podían acceder sin problemas a la información de su base de datos- las entidades argumentaron que se trataba de un control que solamente puede hacerse de forma manual, por lo cual se tornaba virtualmente imposible desde lo operativo, dada la cantidad de miles de solicitudes de compra de divisas que hacen los ahorristas.
En consecuencia, la operatoria se frenó a la espera de que Anses pudiera habilitar una forma de consulta directa para chequear la información de cada cliente y saber si encuadra en alguna de las categorías que tienen vedado el acceso al cupo de divisas. Esto finalmente derivó en el cambio de sistema informado por el Central.
La especulación ahora es que, si no se llegara a una solución para agilizar el sistema, se deberá implementará un esquema de permisos que responderá con un "delay" de 48 horas si hay o no habilitación para comprar dólares.
La pulseada por la resolución técnica
Los bancos ya tenían asumido que el solo hecho de que se haya anunciado un cepo más drástico tendría como consecuencia un aumento en la salida de depósitos. Es así que la solicitud de turnos para asistir a sucursales es un dato monitoreado constantemente, y en todos los bancos reportan un incremento, aunque por ahora no muy marcado.
El hecho de que haya pasado una semana completa desde la instauración del "súper cepo" sin que haya sido posible operar en la compra de dólares, sumado al intercambio de acusaciones entre el Gobierno y los bancos respecto de quién tiene la culpa de la parálisis no hacen más que subir la temperatura del descontento.
Pero, acaso más grave, la suspensión de operaciones bancarias rutinarias, como la transferencia de fondos -incluso entre cuentas de cónyuges y familiares e incluso entre cuentas propias- ha encendido las alarmas.
"Está todo trabado", admiten desde un banco de primera línea, donde se reconoce que hay una situación de caos logístico para aplicar las nuevas medidas. En las entidades quieren evitar a toda costa dar cualquier paso en falso que las pueda dejar expuestas a sanciones del Banco Central por infracción a la ley penal cambiaria, y la consecuencia es una sugestiva parálisis.
En varios grandes bancos se avisó a los clientes, mediante el envío de e-mails, que debido a la nueva normativa del Central –comunicaciones A7015 y A7016- se mantendrán restringidas una serie de operaciones. No se establece una fecha de normalización y solamente se indica que la situación anormal durará "mientras adecuamos nuestra operatoria en sucursales y canales".
Pero la restricción no se limita a la venta de dólares sino que incluye también otras operaciones bancarias, como la recepción en la transferencia de dólares y la apertura de nuevas cajas de ahorro en moneda extranjera.
Y además hay otro detalle que pone más nerviosos a los ahorristas: se empieza a reportar demoras en la asignación de turnos para asistir personalmente a las sucursales a hacer retiros de depósitos. Hay casos en los que recién se asignan turnos para octubre.
Para colmo de males, hubo momentos en que la página de la Anses habilitada para que los propios ahorristas sepan si están habilitados o no para el cupo de los u$s200, estuvo fuera de funcionamiento, situación que dio pie a las consabidas suspicacias respecto de si se trataba de un problema técnico real o de otro tipo de maniobra dilatoria.
Cifras sólidas, señales inquietantes
En los bancos alegan que, desde el anuncio de las medidas del Banco Central, se registró un aumento en los pedidos de turnos por parte de pequeños ahorristas. La percepción de los banqueros es que, si bien quienes desconfiaban del sistema ya habían sacado sus depósitos desde hacía meses, aparecen los compradores que en los últimos meses aprovecharon el cupo de los u$s200 y ahora quieren llevarse todo el efectivo, con lo cual se producen los efectos embudo en las sucursales.
Desde ya que niegan cualquier dificultad de liquidez. Más bien al contrario, pocas veces había existido una solvencia mayor en el sistema para responder a los retiros.
El último informe del Banco Central refiere que la liquidez de 65% para las colocaciones en pesos y de 74,4% para los de dólares, implica niveles "históricamente altos". En el caso de las cuentas dolarizadas, el fenómeno obedeció al hecho de que los préstamos en moneda extranjera viene en caída, mientras que los depósitos –al calor de la cuota de u$s200 por persona- no dejaba de subir.
Esta situación fue destacada por las principales consultoras y firmas de inversión de la City. "Los bancos están súper preparados" dice un informe de Grupo SBS, que grafica cómo en un año el nivel de liquidez en dólares subió casi 25 puntos.
Esta situación llevó a que economistas salieran a dar mensajes tranquilizadores en medio de los rumores. Como Martín Tetaz, quien escribió "No se coman los fakes. No pasa nada con los depósitos", y recordó que, en parte por la escasez de alternativas de negocio financiero en la pandemia, los bancos tienen un alto nivel de liquidez.
Sin embargo, a medida que transcurren los días y no hay señales de normalización en la operatoria bancaria, los rumores se acentúan. El hecho de que el público perciba la tirantez entre los bancos y el Gobierno -que deja en claro que deben ser las propias entidades las que encuentren la solución logística para aplicar la nueva normativa- ya es un factor de nerviosismo. Y lleva a que cada vez se hable más sobre la existencia, en los hechos, de una restricción total para la operatoria en dólares.
Es algo que en tiempos de redes sociales puede resultar extremadamente peligroso, porque le imprime una dinámica diferente a la evolución de una crisis de confianza. Los expertos de la City admiten que si hubiese existido Twitter en 2001, posiblemente la llegada del corralito se hubiese tenido que adelantar.
De hecho, hay economistas que ya manifiestan su preocupación al respecto. Por caso, Marcos Buscaglia –socio de Alberdi Partners y ex ejecutivo de Bank of America y del Citi- dijo ayer en un webinar con dirigentes del sector financiero que se nota una inquietud por parte del público: "Nos llaman para ver qué hacen con los depósitos en dólares. Así es el sentimiento en Argentina. Las empresas se van y la gente quiere sus dólares de los bancos".
En el mismo evento, Emmanuel Álvarez Agis, uno de los economistas más escuchados de la City –y que en un tiempo sonó como posible "ministeriable"- manifestó su desazón por las decisiones que está tomando el Gobierno: "No van a funcionar las medidas del Banco Central. En dos meses van a haber controles más duros y prohibir directamente la compra de dólares", afirmó.
Este economista cercano al Gobierno había sido uno de los primeros en advertir que, como efecto colateral de un ajuste al cepo podría desatarse una crisis bancaria, además del ya existente problema cambiario.
El caldo perfecto para los rumores
En estas horas, una mirada a lo que se habla en Twitter y grupos de Whatsapp parece un viaje de regreso a las peores pesadillas financieras de la Argentina. Gente que pregunta sobre si viene un nuevo corralito y gente que arenga para que se produzca un retiro inmediato y total de los depósitos. Alusiones a la recreación de un plan Bonex, que implique la conversión de depósitos dolarizados en bonos. Advertencias sobre restricción al uso de pesos, de manera de que no se produzca una demanda excesiva en el mercado del dólar blue… prácticamente no hay rumor que no haya sido mencionado y comentado.
Ante lo cual, empieza el debate sobre qué tan infundados son estos temores. Por un lado, el escaso volumen de dólares ahorrados en el sistema bancario –u$s17.000 millones- hace parecer ilógico que pudiera haber una restricción a su retiro, y mucho menos con la situación de alta liquidez de los bancos.
El dato contrasta con otros momentos históricos, como el previo al corralito de 2001, cuando los dólares en el sistema eran u$s67.000 millones y, por presión del entonces ministro Domingo Cavallo, en buena medida se habían colocado en bonos del Gobierno, que estaba necesitado de divisas.
Sin embargo, el dato que sí puede marcar un paralelismo es la dinámica de los retiros de depósitos. A inicios de 2001, había en los bancos u$s85.000 millones. De manera que se produjo una salida de u$s18.000 cuando empezaron a hacerse evidentes las señales de inviabilidad del modelo económico.
Ahora, el nivel de depósitos es resultado de una salida acelerada que empezó tras el resultado electoral de las PASO en agosto de 2019. En ese momento los depósitos eran algo más de u$s30.000 millones, y ya habían descendido a u$s20.000 para el momento en que Alberto Fernández asumió la presidencia.
Durante la cuarentena la salida se ralentizó e incluso se revirtió, como se encargó de destacar Miguel Pesce en los últimos días, en un intento por transmitir tranquilidad a los ahorristas. Pero lo cierto es que esa suba, de unos u$s500 millones, no se produjo por "motivos buenos". En parte se debió a la propia cuarentena que dificultó la operatoria bancaria, en parte por la suba en la compra del cupo mensual de u$s200, que hacía que la gente mantuviera los dólares recién comprados en sus cajas de ahorro. Y en parte, también, por el temor a los retiros, dado el auge del delito.
Lo cierto es que ahora, después de la implantación del "súper cepo", en los bancos tienen asumido que habrá un inevitable correlato en la pérdida de depósitos. El antecedente histórico del primer cepo, el instaurado por Cristina Kirchner en 2011, es elocuente: en pocas semanas salieron del sistema unos u$s3.000 millones.
Y el otro dato preocupante es que se llegó a tocar un mínimo, en 2013, de u$s6.000 millones, lo cual da la pauta de que, por recudido que parezca el volumen actual, el potencial de caída es relativamente alto.
Pero el dato que más preocupa y que, en cierto sentido, le puede dar un viso de verosimilitud a los rumores, es el hecho de que los depósitos bancarios en dólares están encajados en el Banco Central y, por lo tanto, forman parte de las reservas. Son unos u$s12.000 millones que engrosan las castigadas arcas del BCRA y que, en caso de una salida masiva de depósitos, tendrían un efecto inmediato en uno de los indicadores más mirados por todo el mercado.