Entrelíneas del presupuesto: en 2021 el cepo tendrá una ventana para vender dólares a ahorristas a 1.000 millones por mes
La lectura entrelíneas del proyecto de presupuesto 2021 que se acaba de presentar en el Congreso arroja conclusiones interesantes: por ejemplo, que el Gobierno asume que el año próximo seguirá la fuga de capitales a un ritmo de 1.000 millones de dólares por mes. Es un dato llamativo, justo en un momento en el que uno de los grandes problemas que desvelan a los funcionarios es cómo frenar la sangría de reservas -y que llevó al reciente anuncio de Martín Guzmán y Miguel Pesce sobre nuevas restricciones para la compra de dólares-.
Pero, sin embargo, es lo que figura en el propio plan económico para el año próximo. El dato surge de proyectar lo que se espera por la recaudación del impuesto PAIS, es decir el recargo de 30% que se aplica a la compra de dólares para ahorro o para turismo por parte del público.
Según establece el texto del proyecto de ley, durante 2021 ingresará a las arcas de la AFIP unos $342.713 millones. Esto implica que, según los números del equipo económico del Gobierno, los argentinos destinarán $1,48 billón a comprar dólares durante todo el año próximo. Esa sería la cifra total que incluiría el valor del dólar más el impuesto.
Al tipo de cambio de hoy -$102 con el impuesto incluido- eso implicaría la compra de 14.548 millones de dólares. Pero si se calcula al tipo de cambio promedio previsto para el año próximo la cifra disminuye: dado que se estima empezar el año con una cotización oficial de $81 y terminar en $101, eso da un dólar promedio de $91 para el año. Más el impuesto, el dólar "solidario" del 2021 se ubicaría en un valor promedio de $118.
De manera que el total de recaudación del impuesto PAIS prevista en el presupuesto implica que los argentinos se llevarán debajo de sus colchones algo así como 12.542 millones de dólares. Redondeando y promediando, unos u$s1.000 millones por mes.
Una situación difícil de imaginar, dado el actual estado de las reservas del Banco Central, en un nivel de u$s42.500 millones pero con un "poder de fuego" que los analistas del mercado sitúan bien por debajo de los u$s10.000 millones. Y, sin embargo, esto es lo que el mismo Gobierno está previendo que ocurra, dada la previsión oficial sobre la recaudación impositiva.
¿Cuánto es mucho?
¿Es mucho o poco una salida de u$s12.000 al año? Según cómo se mire: mucho si se considera la vigencia del cepo, pero poco en comparación histórica con los años recientes –en 2018 se produjo el récord histórico con una fuga de u$s27.000 millones-.
Por un lado, la perspectiva para el año próximo de una demanda mensual de u$s1.000 millones coincide aproximadamente con lo que actualmente debe resignar el Banco Central, dado que ya se llegó al nivel de cinco millones de ahorristas llevándose su cupo mensual de u$s200. De manera que el mensaje entrelíneas del presupuesto es que el actual ritmo de compra continuará incambiado.
Un dato que llama la atención, porque implica la asunción de que, a pesar de las presiones sobre el nivel de reservas del Banco Central, no habrá un cierre en la venta de billetes verdes.
Por otra parte, la cifra del 2021 hasta podría considerarse baja si se toma en cuenta el factor turismo. Como se supone que el año próximo, ya sin el efecto de cierre de fronteras que impone la cuarentena, se reanudará la actividad turística, entonces esos dólares que se demandará no será íntegramente destinados al ahorro sino que además habrá una porción de divisas que irán al pago de bienes y servicios dolarizados, como por ejemplo pasajes de avión o pago con tarjeta de crédito en el exterior.
Para tomar la referencia más cercana, en 2019, los argentinos que vacacionaron en el exterior se llevaron u$s7.700 millones, mientras que los extranjeros que visitaron el país dejaron u$s2.100 millones.
La nueva niña mimada de la AFIP
En todo caso, lo que impresiona es la incidencia que ha ganado el impuesto PAIS en la recaudación total. El cargo fue concebido originalmente como una forma de disuadir a los compradores de dólares y de limitar la salida de capitales en un momento de escasez de reservas. Pero mes a mes su impacto fiscal se ha ido agrandando, hasta llegar a totalizar una cifra importante.
En agosto pasado, el ingreso por el PAIS fue de $21.888,5 millones. Para tomar dimensión de lo que significa la cifra, basta recordar que el país acaba de entrar en un terremoto político por el desvío de unos $40.000 millones de coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires que ahora irán a la provincia.
En otras palabras, los recursos que provocaron la ruptura entre el Gobierno y la oposición equivalen apenas a dos meses de recaudación del impuesto PAIS en este momento. Y representa algo así como un 12% de lo que está previsto recaudar por ese impuesto el año próximo.
Cuando se mide el ingreso fiscal del impuesto PAIS en el total de la torta recaudatoria, el porcentaje previsto para 2021 asciende a 3,7%. Un monto que a primera vista puede parecer modesto, pero que duplica otros gravámenes de muchos años de aplicación, como el impuesto a los Bienes Personales.
Y llama la atención el hecho de que, en la previsión del equipo económico del Gobierno, el impuesto PAIS será, por lejos, el de mayor crecimiento: se prevé su expansión nominal en un 89% respecto de lo recaudado este año, frente a un incremento de 43,7% para la recaudación total.
Para pasar esas cifras a términos reales, si se considera que el Gobierno calcula una inflación en torno de 28% para el año próximo, eso implica que el ingreso por el impuesto PAIS tendrá una suba de 47%, contra una mejora de 12% en la recaudación impositiva global.
Estas proyecciones se realizan bajo la premisa de que la economía estará en un camino de recuperación, con un rebote del PBI en torno de un 5%. Esto se refleja en la previsión de una mayor recaudación para los impuestos que típicamente son "pro-cíclicos" –es decir, que aumentan cuando mejora la actividad económica-.
La comparación entre la recaudación prevista del impuesto PAIS y el resto de los tributos es elocuente. Se pronostica una mejora nominal en la recaudación para tributos como los derechos de importación -54%- o de los combustibles -53%-. Mientras que el impuesto más importante, el IVA –que explica casi el 30% de la torta impositiva de la AFIP- tendría una mejora nominal del 47%.
El parche que genera dependencia
Con estos números, el Gobierno no hace más que confirmar en el proyecto de presupuesto 2021 lo que el mercado estaba sospechando: que el impuesto PAIS ha ganado importancia rápidamente, al punto de convertirse en uno de los puntales de la recaudación. En un año en el que se produjo un desplome fiscal, fue de los pocos tributos que mes a mes aumentaban su ingreso.
Lo cual implica todo un dilema a la hora de pensar en el futuro de la política cambiaria. Lo que ocurre con este nuevo impuesto es, de alguna forma, una situación similar a la que le ocurre a los gobiernos que gravan a los cigarrillos como una política de salud pública para desincentivar el consumo, pero en determinado momento descubren que el ingreso por ese impuesto es tan alto que si de golpe todo el mundo dejara de fumar se le generaría un problema a las arcas fiscales.
Si el ingreso por el impuesto PAIS sube abruptamente, sin dudas es un síntoma preocupante, porque implica que muchos argentinos están huyendo del peso para refugiarse en el dólar y entonces habrá una mayor presión devaluatoria. Pero, por otro lado, su importancia desde el punto de vista fiscal ha crecido tanto que hoy ya nadie se imagina en una situación de poder prescindir de esos pesos que oxigenan al Tesoro y lo ayudan a solventar los gastos en un contexto de emergencia.
En consecuencia, no parecen viables las iniciativas para disminuir la alícuota del impuesto a aquellos ahorristas que se comprometan a dejar los dólares inmóviles en el sistema bancario –fue una de las versiones que corrieron con insistencia por la City durante las últimas semanas-.
Por lo pronto, esta situación hace suponer que el impuesto PAIS tendrá una larga vida: nació como forma de desestimular la salida de divisas, pero ya se transformó en un pilar de la recaudación fiscal.
Y, ante la perspectiva de que la fuga de capitales siga firme en un promedio de u$s1.000 por mes, al menos quedará el consuelo de que seguirá habiendo una contribución a la disminución del rojo fiscal.