El gremio lechero inició un paro: qué aumento salarial reclama para recuperar el terreno perdido con Macri
En una nueva señal del descongelamiento de las paritarias, el gremio de la industria lactea (ATILRA) inició este martes un paro por 24 horas en reclamo de un aumento salarial de casi el 30% y fondos para la obra social de la entidad sindical (OSPIL). La medida de fuerza comenzó a las 7 de la mañana y podría extenderse hasta mañana, por lo que el sector empresario ya anunció que tirará leche después de las acciones del fin de semana.
ATILRA adoptó el trabajo a reglamento desde las cero horas del sábado hasta el final del día domingo 23, induciendo a "trabajar exclusivamente la jornada semanal, tal cual lo establece el Convenio Colectivo de la actividad, absteniéndose de trabajar días franco durante ese período, como así también y dentro de ese mismo lapso no se deberán realizar horas extra", informó en un comunicado días atrás.
El sindicato liderado por Héctor Ponce acordó con las cámaras del sector una una recomposición del 13% por la inflación del primer semestre; una suma retroactiva por el desfasaje de $8.000 equivalente al 4%; y aumentos del 4% en agosto, 3% en octubre, 2% en noviembre y 3% en noviembre. Los incrementos representan una suba de entre el 25 y el 29%, pero subsisten diferencias sobre el pago de aportes extraordinarios a la obra social.
La Cámara de la Industria Lechera (CIL), la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel) ofrecieron una suma de $8.000, mientras que el gremio exige $16.000 para compensar la pérdida de afiliados a manos de otras obras sociales, como la de comercio (Osecac) o la prepaga Medife. Las propuestas representan fondos por $280 millones y $560 millones, respectivamente, en una actividad con 35.000 trabajadores.
Las negociaciones continuarán este miércoles en el Ministerio de Trabajo, pero en el sector empresario temen que las medidas continúen más allá de este martes. "Si sigue el paro, sería una catástrofe", señaló un empresario de una de las cámaras de la industria. "El domingo y el lunes no se trabajó y con cuatro días de stock acumulado hay que tirar la neche porque pierde su calidad", agregó la fuente del sector privado.
Ponce busca recuperar el terreno perdido durante la gestión de Mauricio Macri. Sometido a fuertes presiones, el sindicato con base en Sunchales redujo en 2017 los aportes a la obra social de $3.000 a $700 en las pyme y a $1.500 en las firmas grandes, junto con la condonación de una deuda de $700 millones por ese concepto a las pyme. Y luego resignó beneficios en su convenio laboral.
La ofensiva coincidió con el achique de Sancor propiciado por Macri y sus exvicejefes de gabinete, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, que derivó en 3.000 despidos en la mayor productora de leche del país y la venta de sus líneas de productos más rentables a cambio financiamiento otorgado por el gobierno. Un golpe directo al corazón del gremio. El dirigente sindical, incluso, enfrentó la amenaza de ir preso, como ocurrió con otros sindicalistas.
Pero el escenario cambió tras la derrota de Juntos por el Cambio. Apenas asumió Alberto Fernández, ATILRA lanzó un paro de 48 horas el 19 de diciembre para reabrir paritarias y en julio realizó otra huelga, hasta que la cartera laboral dictó la conciliación obligatoria. El gremio notificó además en las últimas semanas a la directora de Relaciones Laborales, Gabriela Marcello, contagios de coronavirus en Mastellone, Danone, La Serenísima, Lacteos Vidal y Alimentos Refrigerados.
Ponce integra la corriente sindical liderada por Sergio Palazzo, uno de los dirigentes de la CGT más cercanos a Cristina Kirchner. El titular de la Asociación Bancaria firmó el mes pasado un aumento del 26% desde enero en cuatro tramos trimestrales, equivalentes al 13% en cada semestre y con revisión en noviembre. También cerraron incrementos salariales Camioneros (30%), Aceiteros (25%), Químicos y petroquímicos (24%),Industria del Gas (12%) y Alimentación (6,5%), entre otros.