Consumo con cuarentena light: los empresarios son escépticos sobre las medidas de incentivo
¿Podrá mejorar la actividad económica a partir de una flexibilización de la cuarentena? ¿Qué chances hay de que repunte el consumo, a partir de que miles de personas vuelvan a atender sus comercios? La incógnita está instalada desde que la pandemia se extendió por el mundo y se abrió la grieta entre quienes piensan que sí lo haría y entre aquéllos que suponen que, con o sin cuarentena, la demanda agregada igual se hundiría.
La cuestión tuvo plena vigencia en el comienzos de las cuarentenas hasta que se comprobó que, en su gran mayoría, quedó claro que evitar la cuarentena no significaba poner a salvo la economía.
La Argentina podrá comprobarlo por cuenta propia si, como se espera, Alberto Fernández junto a Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta habilitan una flexibilización de las medidas restrictivas, como la reapertura de comercios no esenciales, inclusive en las avenidas. O el regreso de las peluquerías.
Los analistas de las tendencias de consumo y los empresarios hicieron ejercicios que denotan una gran cautela hacia lo que viene. Al menos durante este segundo semestre del año, y aun consignando el levantamiento de muchas de las restricciones que todavía se mantienen.
Ni siquiera la posibilidad cierta de que el Gobierno relance los programas de "Ahora 12" o "Ahora 18", con meses de gracia y devolución de parte del IVA, logra mejorar las expectativas de expertos y empresarios.
Osvaldo del Río, director de Scentia, se suma a quienes prevén un semestre negativo, aun cuando se quiten prohibiciones.
En concreto: desde Scentia pronostica una caída de nada menos que entre 5% y 6% hasta diciembre. "Terminaremos el año con el peor nivel de consumo de los últimos 22 años", afirma, en diálogo con iProfesional.
Según Del Río, este año 2020 se anotará un retroceso de 2% a 3% en el año. Lo único que salva la ropa anual fue el repunte que se tuvo en los primeros cuatro meses, por encima del 4% interanual. De hecho, marzo y abril -ya con la pandemia encima-, el consumo masivo se anotó números positivos gracias a que los consumidores colmaron los supermercados y autoservicios en busca de productos para stockear ante la incertidumbre y el fantasma del desabastecimiento.
El experto en consumo habla de un "efecto dominó" para dar cuenta del escenario que imagina. Se basa en los gastos que se postergaron por la cuarentena, y aunque ahora se levanten algunas restricciones, igual esa acción perdida no se recupera. Nadie va al peluquero tres veces seguidas por los meses en los que no pudo ir. Ni recuperar los almuerzos o cenas perdidas en un restaurante.
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Los factores de fondo que frenan el consumo
Sin embargo, existen motivos todavía más poderosos para pensar en un segundo semestre para el olvido, en términos de consumo.
Y ahí entra a jugar el escenario social que deja la pandemia. Y del cual, posiblemente, lo peor aún no se haya visto.
Algunos puntos a tomar en cuenta para el análisis:
- Entre abril y mayo se perdieron 285.000 puestos de trabajo en blanco, de acuerdo a las cifras oficiales del Ministerio de Trabajo.
- Desde comienzos de año hay 21.700 empresas menos, con un caída de 16.889 empresas de servicios y 4.810 productores de bienes. En los últimos dos años, la AFIP contabilizó 41.950 empresas menos.
- La cantidad de trabajadores suspendidos durante abril fue de 715.000, alrededor del 12% del total de asalariados del sector privado.
- En abril también pasó algo inédito: los trabajadores del sector formal de la economía obtuvieron ingresos por debajo -nominalmente- que en marzo. Una caída del 7,9%, lo que se explica por la caída del empleo y las suspensiones.
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- A su vez, se contabiliza la merma de unos 380.000 contribuyentes entre monotributistas y autónomos. Se trata de gente que se dio de baja, supuestamente, por la anulación de sus ingresos en plena cuarentena.
- Para lo que resta del año, ocho de cada diez industrias tienen intenciones de reducir puestos de trabajo si es que el Gobierno desactiva las normas que actualmente impiden los despidos y solamente permiten suspensiones acordadas con los gremios.
De acuerdo a las estimaciones de Del Río, los ingresos de los argentinos se desmoronaron nada menos que el 19% por culpa de la pandemia. Un porcentaje que se achica al 11% si se toma en cuenta los efectos del IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) de $10.000, que recibieron 8,9 millones de personas.
Esa ayuda está a punto de completar la segunda ronda, y ya se sabe que habrá una tercera (y última) que comenzará a abonarse el próximo 8 de agosto.
Sin embargo, está claro que esa asistencia estatal -que se reemplazará por un menos abarcativo "Ingreso Universal"- impide la caída de los sectores más postergados en la pobreza o en la indigencia, pero no evita el desplome del consumo.
En los hechos, justamente, lo que puede observarse es que durante la pandemia pueden crecer las ventas de los productos más básicos de la canasta familiar, pero retroceden las de los productos más elaborados en cada rubro: los yogures entre los lácteos; las bebidas gaseosas; o los denominados productos "impulsivos", que tienen más que ver con el placer que con la necesidad de alimentarse.
Los números de Scentia para el mes de junio dan cuenta de que la caída se profundiza. Contra junio de 2019, la baja resultó del 3,2%. Resulta interesante la discriminación de esa caída: se explica por mermas del 2,7% en el AMBA y del 4,2% en el Interior. Es decir, en el interior, que ya tuvo una flexibilización de la cuarentena, el consumo se destruye más que en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense.
De electrodomésticos, ni hablar
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La expectativa de derrumbe en el consumo incluye a bienes durables como los electrodomésticos.
Ante la consulta de iProfesional, en una de las principales cadenas del sector responden: "Que mejoren el Ahora 12 es bienvenido para nosotros. El 95% de nuestras ventas son en cuotas. Pero no así prevemos un repunte de las ventas", afirman sin salir del desánimo.
El pesimismo se comprende. Los datos son asombrosos, por lo negativo. Algunos datos:
La venta de lavarropas del primer semestre se encuentra 35% abajo del mismo período del año pasado. En cocinas, la baja resulta del 33%; en heladeras, del 22%; y en televisores, del 10 por ciento.
Del derrape no se salvan ni siquiera los teléfonos móviles, que en épocas normales eran verdaderas vedettes del mercado tecno, y sus ventas ahora caen 11% versus el primer semestre de 2019.
El único rubro que se "salva" es el de las notebooks, que sale "empatado" en relación al año pasado. Se debe a que el home office, que obligó a millones de personas a trabajar desde su hogar obligó a muchos a salir a comprar de apuro alguna máquina. Lo mismo sucede a nivel global. Tanto que algunos de los principales fabricantes y ensambladores -como HP- tiene demoras para entregar las computadoras.
Lo peor del escenario es que la mayoría de los productos arrastran una caída fenomenal ya desde 2018. Un ejemplo: hoy las ventas mensuales de lavarropas, heladeras o cocinas se encuentran hasta un 70% por debajo de las que había a principios de 2018. Cuando todavía no se había iniciado la recesión.
"Nuestra previsión es que las ventas terminarán el año un 20% abajo de las del año pasado, aun teniendo en cuenta que el Gobierno pueda impulsar un nuevo plan de cuotas. La clave es que han caído los salarios y el nivel de empleo. No hay espacio para el entusiasmo", comenta otro de los empresarios más relevantes del mercado de electrodomésticos.
A menos que, como en otras crisis, la realidad supere a las peores previsiones, a la economía argentina le aguardan meses todavía más complicados que las ya transitadas... En los últimos tres años.