¿Argentinos podrán volver a comprar más de u$s200?: este es el veredicto de Agustín D’Atellis
El economista Agustín D’Atellis, muy escuchado por la administración de Alberto Fernández, aseguró que las restricciones al dólar y la brecha cambiaria continuarán. Negó que venga un dólar desdoblado. Aseguró que, por el contrario, pueden venir incentivos de tipo impositivo para equilibrar las distorsiones que produce el tipo de cambio.
Adelantó también que el Gobierno está estudiando instrumentos de ahorro en pesos, con la mira en la construcción y el crédito hipotecario para trabajadores, como modo de sacarle presión a la divisa.
El siguiente es un resumen del diálogo que mantuvo con iProfesional:
-¿Cómo ve el futuro del dólar hasta fin de año?
-Para este año hay tensiones que vienen siendo controladas con restricciones y regulaciones para operar en el contado con liqui y el dólar MEP. Las restricciones van a seguir hasta fin de año, y el dólar se va a deslizar con el oficial acompañando. Pero la tensión cambiaria va a requerir una estrategia de salida de la crisis.
Habrá que ver cómo el Banco Central va deduciendo los pesos del mercado sin subir las tasas que producirían más recesión y cómo hacer para que ese excedente de pesos no vaya al dólar y a los precios.
Pero el horizonte para este año es un deslizamiento con el oficial que hoy está a $74 llegando a $90 a fin de año, lo que implicaría una devaluación del 20% del dólar oficial, todo esto sin contar el impuesto PAIS. El resto de las alternativas legales continuarán con regulaciones mientras que el blue es mercado difícil de medir, con volúmenes raros, difícil de controlar. De todos modos, la brecha deberá mantenerse.
-¿Se viene el dólar desdoblado?
-No creo que se esté pensando. Es una idea que aparece producto de la estructura productiva que tenemos y de que no se logra un dólar de equilibrio para los distintos sectores. Pero cuando se cayó en esta tentación, no se llegó a buen puerto. Por este motivo no se estudia seriamente un desdoblamiento y yo no creo que sea aconsejable.
Se debe pensar en instrumentos de ahorro en pesos que saquen tensión al dólar y para el mercado de importaciones y exportaciones, en hacerlos competitivos, pero no ir a un desdoblamiento cambiario porque eso trae más problemas. Esos instrumentos que estoy proponiendo al Gobierno para que se creen, buscarán cortar la fuga de pesos hacia el dólar. Apuntarán a mercados como el de la construcción y el del crédito hipotecario para trabajadores.
El dólar: restricciones, inversiones y bonos
-¿Las restricciones cambiarias podrían haber llegado para quedarse durante todo el gobierno de Fernández?
- Lo ideal sería que no. Si se empieza a recuperar la confianza y funcionan esos instrumentos de ahorro en pesos, hay que relajar las restricciones. Pero en una economía pequeña como la de Argentina, un cambio absolutamente flexible no se puede tener.
En el gobierno de Macri ya fracasó y tuvieron que poner un cepo. Se necesitan regulaciones que contengan la fuga de dólares pero que no compliquen otras cosas. Hoy las prioridades están en solucionar las cuestiones de fondo que trae a primer plano el problema del virus y la necesidad de controlar su impacto económico y social. Si el pico de la pandemia se extiende dos meses, la salida de las restricciones se va a patear para más adelante.
-La gente siente que tiene derecho a atesorar dólares, o al contado con liqui, o las empresas a remesar utilidades…
-La Argentina tiene un problema de escasez de divisas muy serio. El stock de divisas del Banco Central que heredó este Gobierno es muy bajo, y los ingresos quedaron anulados por la crisis local e internacional, después por la pandemia, y en definitiva, la inversión no llegó. Las exportaciones se debilitaron, sobre todo las de manufacturas industriales cuyo destino es Brasil, que es el segundo país del mundo más afectado por el Covid-19.
Relajar las restricciones para que parte de la población pueda acceder al dólar, es imposible. Hace falta, primero, que el problema del virus se vaya disipando como pasó en otros países; segundo, trabajar sobre el sector externo para aumentar los ingresos, y tercero, llegar a un acuerdo por la deuda. Esto no implicaría haber llegado al final del problema, pero se habría empezado a resolver. Si fuéramos a un default, quedaría aún más comprometida la posibilidad de conseguir divisas.
-¿Cómo ve el escenario para un acuerdo con los bonistas?
-Argentina de su lado hizo todo lo que podía hacer; dio más de la oferta prevista, ya que compromete el mismo concepto de sostenibilidad que había comprometido con el FMI. Eso significaba entre u$s50.000 millones y u$s80.000 millones de ahorro, y la cuenta que da ahora queda en algo cercano a los u$s45.000 millones. Además, se acortó el período de gracia y se concedieron otros puntos legales que pedían los bonistas.
El Gobierno cedió mucho después de la cuarta revisión de la oferta inicial, ahora son los bonistas los que tienen que acordar si quieren solucionar el problema. Si el grupo de fondos en el que está BlackRock y otros considera que no va a moverse de su demanda, se puede caer todo porque tienen el 30% de la deuda, y para que el canje sea viable se necesita 50% más 1 y para disparar las cláusulas de acción colectiva, el 75%. Vamos a ver cómo se expresan. La cuestión ya quedó del otro lado. Esperemos no caer en default.
-¿Hace falta una reforma impositiva?
-Claramente, y debería encararse durante este Gobierno, porque hoy hay un esquema regresivo y engorroso, los impuestos se superponen unos con otros. Cualquier pyme necesita generar mecanismos de evasión o de elusión para sobrevivir por la complejidad de la estructura tributaria. Pero también hay que financiar al Estado. Hasta ahora nunca se encaró porque requiere mucho consenso, hay mucho conflicto de intereses, y además, se traba cuando se va a la cuestión de fondo de la coparticipación federal.
-¿Qué va a pasar con el impuesto a la riqueza?
-Debería aprobarse en las próximas semanas. Es importante para un Estado que se financia con tanto impuesto regresivo. Vi con sorpresa que se haya dilatado el tratamiento en el Congreso, cuando sería una ayuda genuina para las arcas públicas.