La industria de celulares de Tierra del Fuego sufre una caída histórica: ¿toda la culpa es del coronavirus?
El discurso político no está exento de los riesgos que le impone la cruda realidad: aunque el Gobierno actual dice defender la industria y la producción nacional, este año Tierra del Fuego producirá la menor cantidad de celulares desde que se inició este proceso, hace más de una década cuando, a partir de la sanción de una ley que incrementó los impuestos a los productos que venían del exterior, se reimpulsó el ensamblado nacional en la isla.
En 2019 se fabricaron 7 millones de teléfonos celulares en las distintas plantas ubicadas en la isla. Fue la cifra más baja desde que se inició el ciclo de producción macional, allá por 2009, luego del llamado impuestazo tecnológico, el nombre de la ley 26.539 con la que se aprobó el aumento de los gravámenos a los productos tecnológicos importados como computadoras, celulares y otros de electrónica de consumo masivo.
Para este 2020 atravesado por la pandemia del coronavirus y las restricciones que se establecieron el pasado 20 de marzo, las previsiones más optimistas señalan que apenas si se alcanzarán a integrar 6 millones de smartphones.
Entre enero y abril se fabricaron 1.150.847 celulares en el sur, según datos de AFARTE, la cámara que nuclea a las terminales ubicadas en Tierra del Fuego. Para llegar a esta cifra confluyeron dos fenómenos que, más que en simultáneo, fueron sucesivos e impactaron en la menor producción.
"Hasta el 16 de marzo las plantas estaban operando con un 57% de capacidad ociosa. Esto era en función de cómo venía reaccionando la demanda. A partir de esa fecha las plantas cerraron", explicó a iProfesional, Federico Hellemeyer, presidente de AFARTE.
Las plantas estuvieron produciendo en ese momento con los insumos que tenían porque no se recibían embarques nuevos de partes. Las plantas chinas pararon en febrero y recién abrieron a mediados de marzo cuando cerraron acá. Ese aspecto complicó el abastecimiento porque, con la cuarentena, las personas que debieron hacer trabajo remoto invirtieron en equipamiento informático, entre ellos, celulares. Los operadores y cadenas de retail vendieron los stocks que tenían sin lograr reabastecerse al nivel que necesitaban de acuerdo a la demanda.
Las plantas de Tierra del Fuego reabrieron a mediados de mayo pero ni siquiera con los niveles de producción de marzo, sino mucho menores por los protocolos sanitarios que se establecieron tanto a nivel nacional como provincial.
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"Tierra del Fuego estableció una jornada laboral máxima de seis horas, además de habilitar una línea de producción por planta por turno, cuando las plantas suelen tener entre seis y ocho líneas de producción. De modo que se arrancó con una baja capacidad que se fue ampliando a medida que se fueron flexibilizando las restricciones", agregó Hellemeyer.
Es decir, que la foto del primer semestre se describe de la siguiente manera: En enero, febrero y hasta la mitad de marzo la producción se mantuvo "en niveles normales de un año flojo. A partir de la segunda mitad de marzo hasta mediados de mayo no hubo actividad. Y en junio, la fabricación es de laboratorio", detalló.
Ahora ya se está trabajando con tres línes de producción por fábrica pero las tareas continúan siendo muy limitadas. Limitación que se profundizó este miércoles cuando la UOM de Tierra del Fuego inició un paro por 48 horas tras rechazar la propuesta salarial de AFARTE.
De modo que, si se hace una proyección lineal sobre lo que se produjo en los primeros cuatro meses del año, apenas se llegaría a los 5 millones de celulares para finales de 2020. Claro que esto no será así. Se estima que haya una mejor producción a partir del segundo semestre. Aunque también deben tenerse en cuenta otros aspectos.
Problemas de líderes
Las dos principales marcas de teléfonos móviles de la Argentina, Samsung y Motorola, vienen enfrentando diversos obstáculos para la producción. Problemas que también se repiten en las otras marcas pero que no son decisivas en la producción final de la isla.
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"Cuando se inició la cuarentena, nuestro sector se vio afectado porque durante dos meses no pudimos producir en Tierra del Fuego. Las ventas en las primeras dos semanas se desplomaron pero el consumidor se adaptó, se habilitó la venta de celulares por vía online y hoy ya estamos vendiendo unidades al mismo ritmo que antes que comience la cuarentena. Se ha vendido por internet, pero también comenzaron a abrirse locales especialmente en el interior, dado que la telecomunicación es esencial", dijo a iProfesional, Martín Novoa, gerente comercial de Motorola Argentina.
Para el ejecutivo, por estos días se está vendiendo al mismo ritmo que antes de la cuarentena. "El inconveniente es que el sector tiene un stock muy bajo. Con lo cual el primer problema es no poder hacer frente a la demanda", agregó.
El comportamiento del mercado es raro, describieron desde AFARTE. Pero hay otros datos que no se pueden desconocer. "La demanda global de teléfonos cayó un 70%. No está claro si la gente compra más o menos porque la demanda cayó pero cayó más la oferta", apuntó, por su parte, Martín Cricco, director comercial de Alcatel.
En línea con los datos de la Cámara, el ejecutivo de Alcatel señaló que, a esta altura del año "lo normal sería que ya se hubiesen producido 4 millones de celulares. Si se compara con 2019 a esta altura ya se habían integrado 3 millones de teléfonos".
La compañía, que produjo 350.000 unidades en 2029 tenía previsto duplicar esa cantidad en este 2020. Pero, hasta ahora, salieron de las terminales 150.000 teléfonos. "Estimamos que vamos a terminar por encima de las 500.000 unidades al final del año pues nuestro objetivo es alcanzar un 7% de participación de mercado. Hoy estamos registrado un 10% de market share pero creemos que se trata de un nivel transitorio por la situación de las plantas", agregó Cricco.
Novoa, en tanto, señaló que uno de los desafíos de la compañía es "satisfacer la demanda de los consumidores que necesitan de los equipos porque es un bien esencial para poder comunicarse, y por el otro reabastecer los canales que hoy están sin stock, porque durante este período vendieron todo lo que tenían".
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Previo al covid-19, Motorola tenía previsto crecer entre 10% a 15% comparado con el año pasado, "pero dada la situación estamos analizando que año contra año tendremos una caída de más de 20%, dependiendo de los niveles de producción en Tierra del Fuego", amplió.
¿Cómo se termina?
Para Hellemeyer es muy difícil estimar cómo cerrará el año en términos de producción. Especialmente, porque los escenarios económicos que manejan para el tercer y cuatro trimestre del año no son halagüeños.
"Hay como una falsa sensación de demanda de celulares porque el canal vendió todo lo que tenía pero sin reabastecerse. Estuvo suspendida la distribución y también hubo algo de desabastecimiento sin olvidar que la demanda también estuvo limitada", señaló en relación a que sólo podía comprarse a través de internet y cuando se abrieron las tiendas físicas las ubicadas sobre avenidas comerciales debieron volver a cerrar.
Hoy los niveles de producción del grueso de las plantas se ubica entre 50% y 60%. Pero lo que se integra no alcanza a abastecer la demanda de mercado, de ahí que se detecten faltantes de stocks en algunas tiendas on line o de retail.
Sucede que las fabricantes de teléfonos móviles suelen trabajar con 12 a 15 semanas de anticipo de stock, lapso que permite mantener sano al mercado. Hoy ese stock apenas se mueve con anticipos de dos a tres semanas. De ahí las dificultades para un abastecimiento rápido sin olvidar las restricciones existentes a nivel de transporte.
¿Entonces, cuántos teléfonos móviles va a producir Tierra del Fuego en este 2020? Como se dijo, los optimistas dicen que cerca de 6 millones de unidades. Hay quienes dudan de que se llegue a los 5 millones de celulares.
Pero no hay que olvidar un detalle adicional. Las restricciones a las compras de dólares de parte del Banco Central de la República Argentina (BCRA) están obstaculizando los pagos de los embarques de componentes. Algunos proveedores están abasteciendo, otros no y no está claro cuánta paciencia seguirán teniéndole a la Argentina. Aunque parte del mismo problema, el del giro de dólares es para otra historia.