La inflación menos esperada: ¿por qué ahora aparece una ola de aumentos en electrodomésticos?
Desafiando toda lógica económica, los precios de los electrodomésticos registran una disparada en plena cuarentena. Incluso bien por encima de la inflación. De acuerdo a un relevamiento de la consultora GFK, los valores se incrementaron nada menos que entre 33% y 107% desde que arrancó el año.
Se trata de variaciones muy por arriba de la inflación, que acumula un alza del 11% (aproximada) entre enero y mayo.
Al contrario de lo que podría preverse de un sector que se encuentra en pleno proceso recesivo, con caídas en la demanda y con comercios que, por ahora, sólo atienden de forma parcial por culpa de la cuarentena, los precios se vienen incrementando muy fuerte.
De acuerdo a cifras del Indec, las ventas -en unidades- de electrodomésticos se desplomaron durante el primer trimestre del año (últimos datos disponibles), una tendencia negativa que seguramente se profundizó a partir de abril salvo para unos pocos rubros.
Las cifras oficiales hablan de una caída en las ventas superior al 30% durante el primer trimestre.
A pesar de ese verdadero derrape, los precios no hicieron más que elevarse, desde entonces. La recopilación de la consultora GFK -a la que tuvo acceso iProfesional- indica que los precios de las consolas de juegos más que se duplicaron en lo que va del año. Aumentaron 107% (de $19.690 a $40.700).
Otro de los productos que se encarecieron más que el promedio fueron los teléfonos: +51% ($14.620 a $22.000, en promedio).
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Y, en tercer lugar, aparecen las notebooks, con un salto del 38 por ciento.
Justamente, los tres rubros que puntean el ranking de aumentos son de los pocos que mantuvieron un nivel de ventas adecuado. Tanto que, en el caso de las notebooks, en muchos casos (las más económicas) agotaron el stock. Fue un caso particular: en medio de la cuarentena, mucha gente se quedó en sus casas e hizo "home office", con lo cual necesitó de una computadora para poder trabajar.
Lo mismo sucede con las consolas de juegos, uno de los artículos cuya demanda más había caído durante la crisis, y que tiene un "veranito" con los chicos fuera de las aulas y en sus hogares. Obviamente, se trata de una demanda que sigue siendo muy pequeña en relación con otros artefactos (como cocinas o heladeras), pero cuyos precios son muy sensibles a la demanda de nicho. Y a las expectativas de devaluación, ya que se tratan de artículos ciento por ciento importados.
Los dedos apuntan al dólar
Algunos responsables de tiendas de electrodomésticos, precisamente, argumentan que uno de los ¨culpables" de la suba de precios hay que encontrarla en el constante endurecimiento del "cepo".
La perspectiva de que las empresas importadoras se vean obligadas -cada vez más- a pasar por el ¨"contado con liqui" para ingresar los productos que vienen de afuera impulsa los precios. Esas compañías ya calculan que el valor de reposición de los artículos ya no lo harán al dólar "oficial" y tendrán que recurrir al tipo de cambio "alternativo".
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Por afuera de los 100% importados existe una gama de productos que son fabricados en la Argentina pero que registran un aumento en la demanda. Y por eso se encarecen más que el resto.
Ocurre con los "Procesadores de alimentos", cuyos precios subieron 36% en promedio desde que empezó la pandemia. O las "ollas a presión eléctricas". Algunas de las marcas se dispararon el doble. Eso se debe a que, con la gente recluida en sus hogares, cambió hábitos y cocina más que antes. La mayor demanda, entonces, empuja los precios.
Menos argumentadas están los incrementos en los precios de las cocinas y las heladeras, cuyas ventas vienen para abajo y -aun así- sus precios se empinan.
En el caso de las cocinas, acumulan un incremento del 34% en lo que va del año mientras que las ventas del primer trimestre cayeron 27,6 por ciento.
Y en las heladeras, la merma en las ventas había acumulado el 31%, mientras que los precios, siempre según la compulsa de la consultora GFK, ascendieron 27% (de $34.760 a $44.100).
La crisis en el sector de los electros ya se cobró 2.000 despidos, si se computan la cantidad de empleados que había en esas cadenas en marzo de 2020 y se las compara con el plantel existente en marzo 2019 (20.477 contra 22.343 de entonces, según el Indec). Representa una caída de nada menos que el 8% de los empleados.
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Inflación en alza, descuentos en baja
El próximo jueves se dará a conocer el dato de la inflación de mayo, y se da la situación ambigua de que mientras se espera el registro más bajo en casi tres años -posiblemente un IPC inferior al 1,5% registrado en abril-, no hay mucho motivo para el festejo.
Para empezar, porque lo que explica esa moderación en los precios no es un cambio estructural de la economía sino la propia recesión. Pero además ocurre que en el rubro de alimentos la tendencia es de un alza sostenido.
Y en ese marco se conocieron las estrategias de empresas para poder aumentar sus precios en términos reales sin ser pasibles de que se las acuse por haber infringido acuerdos de precios máximos.
Las principales fabricantes empezaron a aplicar, en los últimos días, un puñado de medidas que, seguramente, pondrán presión sobre los precios de los productos de la canasta básica.
Por esos artilugios -que en principio no rompen el acuerdo firmado con el Gobierno-, las cadenas minoristas (desde las grandes cadenas de supermercados hasta los mayoristas) empezaron a recibir los productos con sensibles aumentos respecto de lo que venían pagando.
Concretamente: las empresas fabricantes de alimentos eliminaron prácticamente todas las bonificaciones que les otorgaban a sus clientes, como forma de fidelizar una marca o mejorar las ventas de determinados productos.
Esas bonificaciones, la mayoría de las veces, llega a los bolsillos de los consumidores cuando eligen las opciones para cargar el changuito. Se trata de una estrategia comercial que existe desde hace varios años, y que en los últimos días se fue agotando.
En los hechos, los cambios propuestos por los fabricantes no significaron modificaciones en las listas de precios -que en la jerga se conoce como "lista de arranque" o "lista cero-, pero sí abultan las facturas que las grandes cadenas comerciales terminan pagándoles.
Algunos ejemplos: a partir de esta misma semana, los precios de algunos de los productos de la canasta básica tendrán incrementos de hasta 15%, por efecto de la quita de las bonificaciones.