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La oferta de Guzmán termina con una baja adhesión pero el Gobierno seguirá negociando para evitar el default

El vienes cierra el plazo para que ingresen los acreedores. En los bancos asesores estiman que llegará al 40% la aceptación. Se vienen dos semanas claves
07/05/2020 - 20:10hs
La oferta de Guzmán termina con una baja adhesión pero el Gobierno seguirá negociando para evitar el default

La reestructuración de la deuda llega a su primer momento crítico: el cierre formal del período de aceptación. Este viernes a las 5 de la tarde de Nueva York (una hora más en la Argentina), concluirá la invitación formal que le hizo el país a los acreedores para aceptar un canje claramente desfavorable para ellos.

Es por eso que está descontado un nivel de adhesión bajo (se habla entre los bancos que asesoran al Gobierno -HSBC, Bank of America y Lazard- que estaría en torno al 40%) que no alcanzará para despejar el horizonte de default total. Pero eso no es lo más importante, sino que ahora se abre el período más crítico para llegar a un entendimiento: serán dos semanas de extrema tensión entre Martín Guzmán y los tres grupos de acreedores más importantes quienes ya adelantaron que rechazaron esta primera oferta. 

Tanto Alberto Fernández como Guzmán dejaron en claro en las últimas horas que no habrá una extensión del plazo de la oferta. Es algo anecdótico en todo caso porque después del viernes seguirán las negociaciones entre los fondos y el Gobierno. Formal o informalmente, seguirán las tratativas para evitar el default. "No hay por qué dejar abierto el canje. Simplemente se puede seguir negociando con esta oferta abierta y luego cambiar los términos, o negociar con este canje cerrado y cuando se quiera ajustar términos o hacer una nueva oferta hacerla", confirmó una fuente oficial. 

El ministro reiteró la chicana que hizo en los últimos días a los bonistas: la invitación a que propongan una contraoferta "con sentido común" y dijo que está dispuesto a evaluar otras "combinaciones" en la oferta que mantengan el espíritu de su análisis de sostenibilidad avalado por el FMI.

Los tres grupos de acreedores sólo presentarían una contraoferta más adelante precisamente para ponerle presión al Gobierno. Está claro que el que tiene un deadline es el país, no los bonistas. Teniendo en cuenta que no hay pagos de bonos en dólares ley Nueva York durante mayo, todo se resume a que haya algún tipo de acuerdo antes del 22 para evitar formalmente un default. 

El país utilizó un período de gracia de 30 días el 22 de abril cuando dejó de pagar los u$s503 millones que vencían de bono Globales. Por eso los acreedores se demorarán en presentar alguna propuesta a Guzmán, ya que buscarán arrinconar al Gobierno a que decida entre "acepto el acuerdo, pago o entro en default".

En Manhattan también reina el misterio en torno a cómo sigue la película. En diálogo con iProfesional, un banquero de una entidad privada comentó que "deberían arreglar, si hay un poco de sentido común el Gobierno debería mejorar la oferta para que sea aceptable y así evitar un default".

Este banquero afirma que no le cambia mucho el perfil de deuda o de "debt relief" de la Argentina si se hace una oferta aceptable (hay varias combinaciones que dan algo aceptable).

"Por eso pienso que debería prevalecer el pragmatismo. Si bien quizá sea un error pensar que el Gobierno actúa de forma racional... De todas formas sigo creyendo que arreglan pero obviamente no va a ser ni el viernes ni en los próximos días. Va a llevar tiempo igual. Además de los temas económicos de la oferta está todo el tema legal que va a llevar tiempo lograr consenso", admitió, en referencia a que los nuevos bonos que quiere emitir Guzmán tienen menos "protección" para los bonistas que los que tienen ahora en cartera.

Hasta último momento hubo hermetismo entre los distintos comité de acreedores. La decisión de negociar y cómo hacerlo con el Gobierno quedó en manos de algunos "líderes" de estos grupos para evitar filtraciones. Siguen, según cuentan fuentes allegadas, las negociaciones entre las partes a un nivel "de mails y whatsapp" pero sólo para "sondearse", lejos de aún proponer algo. 

Por lo pronto, y mientras ya no hay más tiempo antes del viernes, lo importante es el margen que ambos actores tengan para llegar a un entendimiento. Un reciente informa del banco Barclays Capital dice que la Argentina no tiene un problema de la deuda pero quizás esté a punto de crearse uno.

"El país tiene serios problemas económicos, pero no creemos que los problemas de la deuda sean los más importantes. El ministro Guzmán dijo que mejorar la oferta no sería sustentable. Sin embargo, la falta de apoyo de los acreedores por esta oferta coloca al país en el borde de otra alternativa no sustentable: el default", escribieron los economistas de Barclays en un paper a clientes.

Tampoco el Fondo Monetario Internacional, ahora el aliado de Guzmán, quiso quedar "pegado" con la oferta del Gobierno porque saben que no habrá un nivel de adhesión que despeje el horizonte. El vocero del organismo, Gerry Rice, dijo que desearía que el país tuviera un alto nivel de participación en su oferta pero que "estas negociaciones son un asunto bilateral para Argentina y sus acreedores, y el FMI no está directamente involucrado". ¿Se empieza a correr el Fondo? Veremos.

Por lo pronto, comienza a partir de ahora el momento de definiciones. El Gobierno sabe que podía "darse el lujo" de presentar una oferta dura porque no hay riesgo inmediato de default. Vendrán dos semanas de mucha adrenalina y el final sigue siendo incierto.

Los bonos en dólares mejoraron y el riesgo país cedió terreno por la expectativa que generó, a su manera, la invitación de Guzmán para que los acreedores presenten una nueva oferta. El dilema al cual se enfrenta el Gobierno es su margen de acción. Si continúa con la idea de que no se puede mejorar casi nada, el acuerdo estará lejos. Una clase le dio el miércoles el economista argentino Martín Uribe, también de la Universidad de Columbia, a Guzmán durante una video conferencia que lo tenía al ministro como plato fuerte.

Le recordó que no querer pagar nada por 3 años a los acreedores no era creíble y que sólo estaba pateando el problema de la deuda para el próximo gobierno. El ministro no tuvo argumentos y se limitó a decir que la oferta inicial contemplaba 4 años de gracia.

Por ahí pasará la clave, los años que los inversores tienen que pasar sin cobrar más que la violenta baja de la tasa de interés de 7% al 2,3%. "Margen para negociar hay, el tema es si una de las dos posturas se vuelve intransigente", recuerda un ex funcionario.

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