El punto de inflexión de Alberto: ya hay un borrador del plan para reanudar la producción
Por primera vez desde que empezó la cuarentena, Alberto Fernández tiene sobre su escritorio un plan concreto para reabrir sectores clave de la industria. La iniciativa se la acercó el ministro Matías Kulfas: consiste en la reapertura de 1.000 industrias -entre medianas y grandes-, que se encuentran paradas desde hace un mes y medio.
La decisión la tomará el propio Presidente antes del próximo fin de semana, cuando se termina esta fase de la cuarentena y el jefe de Estado debe anunciar de qué manera continuarán las restricciones y si habrá algún tipo de flexibilización que ayude a la economía real y a los castigados bolsillos de la mayoría de los argentinos.
La idea de la Casa Rosada es llegar a cumplir los dos meses de cuarentena con datos positivos respecto de la extensión del Coronavirus, y con números que surjan de la economía real de que se va dejando atrás el peor momento de la caída.
Los funcionarios tienen en claro que no es posible compensar el desplome en vertical de la actividad en plena pandemia, pero sí es necesario brindar señales a la sociedad de que existe una salida hacia adelante.
En ese sentido, la conclusión refiere a que el sector privado debe sumarse, de manera gradual y cumpliendo con un protocolo estricto, al salvataje de la economía.
En el Gobierno creen que, si bien no es posible "encender la economía" -como prometía Alberto Fernández durante la campaña-, en medio de la cuarentena deben ponerle un piso al achicamiento de la actividad.
Desde el punto de vista político, también hay apuro por cambiar la dinámica. Algunos funcionarios creen que la administración no debe caer en la idea de que son los sanitaristas -y no el Gobierno- quienes marcan el ritmo de la situación.
El hecho de haber depositado en los expertos de la infectología el diagrama de la cuarentena fue eficaz para lograr el objetivo de "aplanar la curva". Pero varias semanas después del confinamiento surgen desde la sociedad necesidades de ablandar esas reglas para volver al trabajo a fin de cumplir con las necesidades básicas de supervivencia.
Desde el plano político, la cuestión había tomado dimensión: se empieza a mencionar al gobierno de Alberto F. como "el gobierno donde mandan los sanitaristas".
Desde el lado empresario, las necesidades no son muy diferentes a las que tienen los individuos. En las últimas semanas quedó claro que el poder de fuego del Estado es limitado, tanto por el bache fiscal infinanciable como por el propio costado de la gestión en sí misma.
El hecho de que sea el Estado el único que se esfuerza para contrarrestar el lógico parate por el aislamiento no alcanza. Está visto: el Gobierno pudo llegar con rapidez a los sectores que ya tiene individualizados como los más postergados (beneficiarios de AUH y jubilados), pero la ayuda se enredó cuando hubo que atender a otra franja de población (monotributistas, autónomos, empleados en relación de dependencia y trabajadores informales).
La debilidad fiscal del Estado es conocida y quedará refrendada en la tarde de este martes, cuando la AFIP dé a conocer la recaudación de abril, que -a diferencia de marzo- estuvo plenamente impactado por la cuarentena.
Consultoras que siguen de cerca la evolución de la recaudación impositiva estimaron que mostrará un retroceso histórico de entre 25% y 30% en términos reales. Nunca visto.
La vuelta de cuatro millones
La ayuda del Estado, en estos 45 días de parálisis, fue a cuentagotas en relación a la gravedad de la situación. Al día de hoy faltan nada menos que cinco millones de personas que todavía deben cobrar los $10.000 del IFE (Ingreso Familiar de Emergencia). Y recién percibirán esa ayuda entre este mes y el próximo. El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, ya adelantó que habrá una nueva vuelta de ese socorro.
Para las empresas, el auxilio también luce tardío. Aunque bienvenido para los ejecutivos, lo cierto es que hasta el momento sólo fueron seleccionadas una de cada tres empresas que se anotaron (180.000 sobre 450.000).
La otra vuelta de hoja que pretende dar el Gobierno tiene que ver con lo que viene pasando en el mercado cambiario. Sacar esa cuestión que preocupa por igual a financistas y empresarios de la agenda pública.
Y la única forma de tranquilizar al mercado vendrá de mano de las noticias relacionadas a la negociación con los acreedores por la deuda. Pero también por mostrar un horizonte en la economía real.
Es lo que le plantearon ayer en Olivos los ejecutivos que se juntaron con el Presidente, en comunión con los líderes de la CGT. Los hombres de empresas respaldaron a Alberto F. en la negociación con los fondos de Wall Street, a la vez que pidieron señales hacia la economía de todos los días.
Es lo que escuchó Matías Kulfas del millar de empresarios que le acercaron propuestas para moderar las restricciones.
Cada una de esas compañías, provenientes de diversos rubros industriales, propuso un estricto protocolo para minimizar las chances de contagio.
Esa propuesta integral ya está sobre el escritorio del Presidente. El objetivo es que regresen al trabajo 1,6 millón de personas.
"Cuando arrancó la cuarentena solo podía trabajar el 43% de los trabajadores (registrados del sector privado), hoy estamos en el 51% y podríamos llegar en mayo al 70%", dijeron a iProfesional desde el Ministerio de Desarrollo Productivo.
Eso significaría que -en caso de que el Presidente dé el visto bueno- a las fábricas durante este mes ya regresarían 4,2 millones de los 6 millones de asalariados formales del sector privado.
De esa vuelta se beneficiarían otros miles de trabajadores de manera indirecta -desde medios de transporte hasta almacenes y kioscos-, que dejaron de facturar por la cuarentena.
El protocolo para el regreso
De todas maneras, argumentan cerca del ministro Kulfas, el plan incluye estrictos protocolos tanto para el ingreso y egreso de los trabajadores a las plantas como la modalidad del transporte. Varias de las empresas ya dijeron que estarían dispuestas a costear y organizar la manera en que sus operarios llegan y se van del trabajo.
Los sectores que ya presentaron su plan de vuelta al trabajo incluyen a empresas de: automotriz, autopartes, química, petroquímica, plástica, metalmecánica, cemento, textil, indumentaria y calzado, entre otros.
Otros sectores como el de producción de alimentos o de fármacos ya estaban trabajando a pleno, por estar considerados actividades esenciales.
Por recomendación de los sanitaristas, el tema que más preocupa no es tanto la manera en que los trabajadores se puedan cuidar en sus puestos, sino la forma en que llegan hasta las puertas de las plantas.
Al respecto, dicen desde Producción: "Los empresarios tienen que presentar propuestas. O es por cercanía de los trabajadores que llegan caminando o en bicicleta, o tienen autos propios o cada empresa pone un medio de transporte propio (micros escolares o transporte que no estén funcionando) para llevar a los trabajadores. O una combinación de las tres. Pero hay que buscarle una solución eficaz al tema del transporte antes de tomar cualquier medida de flexibilización".
Antes de este fin de semana se develará la incógnita. Otra vez, como ocurrió cada dos semanas desde que arrancó esta histórica cuarentena.