EFECTO CORONAVIRUS

La inyección de mayo: ante una economía real en caída libre, el Gobierno pone a prueba su artillería anticrisis

El próximo mes empezará a sentirse en plenitud la masa fiscal volcada a la asistencia: otros 5 millones cobrarán el IFE, por un total de $50.000 millones
ECONOMÍA - 29 de Abril, 2020

Para la próxima semana, el Gobierno tiene preparada una batería de medidas que pondrá dinero en la calle de manera inmediata, tal vez en una proporción que nunca se vio desde el poder de fuego del Estado.

Lo amerita la gravedad de la crisis: de acuerdo a mediciones preliminares del ministerio de Desarrollo Productivo, la caída vertical de la actividad económica es inédita para la historia reciente. Algo que, tratándose de la Argentina, da una idea de lo caótico de la situación, con la mayoría de los sectores productivos parados por la pandemia.

Para tener una idea de la dimensión del derrumbe: cada día de cuarentena (con el nivel de restricciones de abril) la economía destruye cerca de un 40% del PIB diario, de acuerdo a los cálculos de la economista Marina Dal Poggetto (directora de la consultora Eco Go).

Sólo contando a los empleados formales que se desempeñan en los seis sectores críticos por el parate económico, hay un total de 3,5 millones de personas que hoy en día dejaron de trabajar por culpa de la cuarentena.

Según el informe del ministerio de Matías Kulfas, esos rubros son: comercio (mayorista y minorista), la industria manufacturera, la construcción pública y privada, el sector del entretenimiento, los hoteles y restaurantes, y la industria petrolera.

Las mermas en la actividad en esas ramas van del 53% al 70%. Algo que, por su profundidad e inmediatez, no sucedió ni siquiera en la crisis de 2002.

Otro dato, esta vez acercado por la consultora Eco Go, refleja lo monitoreado por el "Google Mobility Report": un fuerte acatamiento inicial a las restricciones de movilidad durante el llamado "aislamiento preventivo".

"Al 17 de abril, la movilidad (comparado con "línea base" definida por Google) ha caído un 81% para realizar compras, mientras que fue del 46% para asistir al trabajo. Sólo farmacias y supermercados parecieran reflejar cierta tendencia positiva. La movilidad relacionada con ventas y recreación sigue estancada", dice el último reporte de Dal Poggetto.

Empieza a sentirse la inyección fiscal

La crisis -nunca vista por su profundidad y alcance- obligó al Gobierno a lanzar medidas excepcionales a partir del próximo lunes. Y otras iniciativas -como el otorgamiento del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE)- se repetirán.

El lunes arrancará el otorgamiento de los créditos a tasa cero para monotributistas y autónomos. Podrían calificar alrededor de 2,2 millones de personas, que lograrán acceder a un préstamo estatal (subsidiado) por hasta $150.000, que será depositado en tres cuotas a través de las tarjetas de crédito.

La ayuda irá directo a los bolsillos de uno de los sectores más necesitados: pequeños comerciantes, profesionales y cuentapropistas que pasaron a facturar menos de la mitad -algunos ni siquiera lograron hacerlo porque sus negocios o actividades están prohibidos- respecto a lo que venían percibiendo.

El segundo set de medidas que serán lanzadas con el inicio de mayo refiere a los salarios que el Estado ayudará a pagar a 1,6 millón de personas de 180.000 empresas, sin distinción entre pequeñas, medianas y hasta de gran tamaño.

Se trata de una medida que viene demorada, y que en el inicio de la crisis se pensaba de alcance más limitado.

Otra vez, para tomar dimensión de la actual debacle: en 2009, en medio de la crisis internacional, al gobierno de aquel entonces le alcanzó con dar 145.000 "Repos" (subsidios al salario) a las empresas perjudicadas por la recesión. Hoy, queda claro, la situación luce mucho más grave.

Algunos datos del escenario, que hablan de la capacidad para pagar los salarios: una encuesta de la cámara de Comercio (CAC) muestra que la mitad de los comerciantes tuvieron problemas para cumplir con las remuneraciones. Y que el escenario sería más grave para inicios de mayo, si es que el Estado no llega a tiempo.

En concreto: durante marzo solo 57,2% de los comerciantes hicieron un pago íntegro del sueldo; 14,1% no pagó, mientras que el 28,6% hizo un pago parcial. Para abril, solo el 24,6% espera hacer un pago íntegro (39,1% espera hacer un pago parcial, mientras que 36,2% considera improbable poder hacer frente al pago).

La encuesta de la Unión Industrial muestra algo similar. En abril se espera que sólo el 13% de las empresas puedan pagarlos con normalidad, el 64% no podrá pagar los sueldos y el 23% podría pagar la mitad. 

En atención a este cuadro, el Gobierno también se lanzó con el Programa de Emergencia de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) para las compañías que "han experimentado caídas notorias en su facturación".

La asistencia monetaria se completará desde el próximo miércoles 6 de mayo. A partir de ese día, nada menos que 5 millones de personas empezarán a cobrar -la gran mayoría en efectivo- el Ingreso Familiar de Emergencia de $10.000, de la ANSES.

Serán $50.000 millones que irán directo al consumo o a cancelar deudas. El desafío, en este caso, no sólo refiere a que el dinero llegue en tiempo y forma sino que, además, no implique una mayor velocidad de contagio de Covid-19 entre la población. Ocurre que en esas jornadas se distribuirán nada menos que 3,8 millones de personas en las calles para cobrar ese dinero en efectivo en los bancos, cajeros y en el Correo Argentino.

Algunas de las medidas pensadas como "por única vez" seguramente tendrán su segundo capítulo.

En concreto, la idea del Gobierno pasa por volver a transferir el IFE entre la población más postergada. Por ejemplo, entre los 2,4 millones de personas que perciben la Asignación Universal por Hijo.

Por ahora, Alejandro Vanoli -titular de la ANSES- descarta un nuevo refuerzo en los haberes de los jubilados y pensionados de la mínima, tal como ocurrió a comienzos de este mes. Esa ayuda había sido de $3.000.

La autocrítica por "correr de atrás"

Para la clase media bancarizada, el comienzo de mayo obligará a replantear una nueva postergación en el vencimiento de las tarjetas. En abril, sólo un 55% a 60% pudo pagar el día del vencimiento. El resto eligió pagar en cuotas a pesar del recargo.

El problema de este tipo de medidas es que, si la persona que ya refinanció este mes, necesitará hacerlo también en mayo. Así, se le irán acumulando cuotas para más adelante, con el consiguiente achicamiento de su capacidad para utilizar el financiamiento de la tarjeta.

Al respecto, resulta interesante un relevamiento realizado por la consultora CERX, conducida por la economista Victoria Giarrizzo.

Dice Giarrizzo: "En abril el 80,8% (ocho de cada diez) de los hogares "quedó debiendo algo". Mientras la deudas "bancarias" sumaron a $1,2 billones, las "no bancarias" llegaron a $504 mil millones afectando a 10,8 millones de hogares".

En base a una encuesta entre 8.000 casos, la consultora detectó que el 20,3% de la deuda no bancaria fue mora en servicios, 19,9% impuestos impagos y 18,6% con prestamistas.

Frente a tamaña crisis, Marina Dal Poggetto analiza: "Lo que inicialmente arrancó como un shock de oferta empezó a mutar hacia un shock de demanda desde el sector privado cuando la caída en el ingreso no puede ser compensada totalmente por la política fiscal, provocando una recesión diferente de las que tenemos registros en los últimos años".

A esta altura, y con casi 40 días de cuarentena y caída profunda de la actividad, la pregunta es si todas estas medidas ayudarán a compensar los ingresos de los ciudadanos. Desde los propios despachos oficiales advierten la negativa.

Que apenas tratarán de paliar la situación inédita, a la vez que dramática. Algunos funcionarios se atreven a decir que vienen "corriendo de atrás" a la crisis. Algunos observan falta de gestión. Otros, falta de audacia para disciplinar a los bancos, por ejemplo.

Más que una oportunidad por el tiempo perdido, lo que ahora está en juego -directamente- es la paz social. A las empresas más débiles de la cadena no les queda mucho tiempo para aguantar, antes de tomar la decisión de cerrar las puertas a la espera de mejores tiempos.

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