Deuda: la "estrategia del silencio" de Martín Guzmán vaticina un desenlace incierto para bonistas
La mini gira del ministro Martín Guzmán por Nueva York generó confusión entre los acreedores de la deuda y Wall Street. A la falta de lineamientos más profundos con respecto al plan oficial, algo que quedó en evidencia en el Council of the Americas, se le sumó la casi nula agenda con bancos de inversión y demás interlocutores relacionados al tema.
"No sé a qué vino si no se juntó con nadie. Entiendo que son desconfiados, que no quieren hablar con nadie. Pero si no hay diálogo, lo único que puedo pensar es que van a lanzar una oferta unilateral y agresiva. Un toma o déjalo", describió a iProfesional un banquero argentino que estuvo en el evento auspiciado por Susan Sigal en la Gran Manzana.
"No dijo nada nuevo ni hubo referencias específicas, una pérdida de tiempo", resumió otro ejecutivo de Wall Street que intentó (sin éxito) ser recibido por Guzmán después del desayuno en el Council.
En Manhattan está la sensación de que la "estrategia del silencio" que lleva adelante el ministro de Economía esconde dos verdades:
- Una, que no hay plan económico para mostrar.
Gobierno espera inflación menor a 3% en enero y prepara medidas para frenar subas en alimentos
- La otra, que el Gobierno lanzará una propuesta inconsulta a los bonistas y es por eso que no entabla un diálogo con ellos.
Gabriel Rubinstein, uno de los economistas que participó de las charlas iniciales que el equipo de Guillermo Nielsen había tenido el año pasado con los acreedores, cree que, posiblemente, el silencio de Guzmán tenga que ver con una propuesta agresiva con el mercado.
"El avance es sumamente lento. El 28 de octubre cuando ganaron las elecciones se suponía que plan original era tener todo encaminado. Por eso, durante noviembre tuvimos varias reuniones para llegar al 10 de diciembre con la idea de comenzar la etapa de ejecución. Eso se tiró por la borda y ahora hay cosas muy preliminares", detalla el ex representante de Roberto Lavagna en el Banco Central.
"Guzmán va afuera y no dice nada. Se ve que es una estrategia. Pero se contradice con la idea de urgencia que hay. El manejo es mostrar los dientes y decir que esto es un 'tómalo o déjalo'. Muy parecido a lo que hace la Provincia de Buenos Aires", señala.
Para Rubinstein hay una creencia en el equipo económico actual de que los incentivos para que los bonistas rechacen una oferta son bajos. Pero advierte que es una posición riesgosa porque muchos pueden no aceptar y, entonces, llevar al país a un default.
"Lo que podría terminar en un win-win, pero puede ser un lose-lose al final del proceso", alerta.
"Se toman todo el tiempo del mundo, desconfían de los bancos de inversión, de todo el mundo, por ahora van por un camino que pinta bastante negativo", remarca el consultor económico.
Cuántos argentinos reciben jubilaciones y pensiones hoy
El FMI y un posible corrimiento de plazos
La segunda pata de esta negociación es la relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Guzmán mostró un mayor nivel de avances con el organismo que con los acreedores.
De hecho, tanto el Fondo como el ministro se "tiraron flores" a la salida de las reuniones y pactaron una misión del organismo para inicios de febrero en Buenos Aires.
Claro que el FMI será el veedor de la oferta que se les haga a los bonistas. Pero tanto Kristalina Georgieva como los acreedores le están pidiendo un programa económico a Guzmán. Por lo pronto, el mercado tomó como algo positivo el acercamiento y por eso también es que empezó a ceder el riesgo país.
"Es positivo porque son dos partes que quieren ponerse de acuerdo. Están discutiendo una hoja de ruta para llegar a un acuerdo. No sabemos cuál será. Una alternativa es repetir un stand by como el de Macri pero mejorado. Y otro es el de facilidades extendidas", explica Héctor Torres, ex representante argentino ante el organismo con sede en Washington.
Milei insultó a Kulfas en medio de una entrevista: "¡Para vos, pedazo de mierda!"
Este último, en teoría, no es el que quiere el gobierno de Alberto Fernández porque vendría con condicionalidades, como las reformas estructurales más fuertes que en el stand by.
"Se va a tener que cerrar el acuerdo con los acreedores y el Fondo en forma contemporánea. Pero las fechas se pueden correr, hay una posibilidad que el Gobierno descartó, para mí erróneamente, que es reactivar los préstamos del acuerdo stand by anterior", dice Torres en referencia a que el deadline de finales de marzo podría correrse.
Claro que la Argentina no tiene el nivel de reservas suficientes para "aguantar" mucho más, léase seguir pagando mientras negocia. De ahí, la idea de que lleguen los dólares que estaban pendientes para darle cierto margen.
El especialista, que ahora vive en Suiza, remarca que el Gobierno debería aprovechar que la reacción del Fondo ante la idea de tener equilibrio fiscal fue muy positiva.
Cree que el giro de esos dólares podría comprarle tiempo al país para negociar bien con los inversores. "El Fondo puede seguir prestando si ve que hay buen fe con los acreedores", recuerda. Y dice que hay que evitar negociar apurado porque eso siempre termina mal.
Además, teniendo en cuenta que la Argentina necesita del apoyo del Tesoro de Estados Unidos, aconsejó a Guzmán no insistir con su relación con Joseph Stiglitz, un economista claramente enfrentado a la administración Trump y mal visto por los mercados y demás organismos internacionales.
"Guzmán tiene muy buenos pergaminos académicos en el tema; pero no tiene el rodaje de alguien que ha negociado la deuda", recuerda el ex negociador por Argentina, cargo que actualmente ocupa Sergio Chodos.
El ministro tendrá una segunda instancia en lo inmediato, ya que se verá el 5 de febrero con la número uno del FMI en la conferencia del Vaticano. Está pautada la reunión privada entre ellos.
Pareciera que hay más sintonía entre Guzmán y el FMI que entre el ministro y los acreedores. Éstos siguen esperando que los llamen y advierten que el diálogo no existe. La "estrategia del silencio" aparece entre la incertidumbre y un escenario poco amigable para los bonistas.