Tambalea estrategia de Guzmán con la deuda provincial y se abre el debate por el "mal menor"
El pulgar hacia abajo que los acreedores le dieron a la Provincia de Buenos Aires salpica al hasta entonces "inmaculado" ministro de Hacienda, Martín Guzmán.
La fallida estrategia, que tendrá una segunda instancia el 31 de enero pero que a priori pareciera difícil de revertir, podría terminar encerrando al Gobierno de Alberto Fernández en una disyuntiva entre "lo malo y lo peor".
Sucede que a menos que a fin de mes los acreedores de la Provincia se convenzan de las bondades del plan oficial, la administración bonaerense -con la supervisión de la Nación- tendrá que decidir si revierte su negativa a pagar y abre la billetera o si, por el contrario, decide tomar el complejo escenario de defaultear la deuda.
Fuentes ligadas a las negociaciones, cercanas a los tenedores de la deuda, decían que el gobernador Axel Kicillof no les ofreció nada que los incentivase a postergar el vencimiento.
"Ni siquiera ahora que prorrogaron la fecha de adhesión están dispuestos a 'endulzar' la oferta. No tenemos nada que mostrarle a los clientes que los compense por la espera que plantea el gobernador. Además, ¿en mayo qué va a pasar? Nada, tampoco nos van a pagar. Entonces si no hay un plan integral que contemple algún horizonte no tiene sentido lo que nos proponen", dice a iProfesional un allegado a los acreedores.
Lo cierto es que se desconoce qué tan lejos o cerca está Kicillof del "número mágico" del 75%. En el comunicado oficial se habló de una cantidad "significativa" de bonistas que aceptaron la invitación, pero sin precisar mucho más.
En el mercado se rumorea que ese número estaría más cerca al 50% y que sería muy difícil sumar la diferencia hasta 75% sin ningún cambio en la oferta.
¿Pero qué pueden ofrecer Kicillof y Guzmán si desde el primer minuto se habló de que no había plata? De ahí que se empieza a criticar la estrategia negociadora.
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Y en ese sentido, la participación de Guzmán es clave. El ministro de Economía se puso la reestructuración de la provincia en sus hombros. Y, en este primer intento, falló.
Tanto el ministro como el gobernador invocaron la falta de recursos y la "buena fe" como únicos argumentos al no pago. Pero, al parecer, los bonistas necesitan algo más.
El riesgo de una reacción en cadena
Ahora, la provincia coquetea con un default por u$s250 millones que podría acarrear un verdadero dolor de cabeza incluso para la Nación.
Por un lado, los bonos provinciales tienen cláusulas de "cross default", esto implica que si no se paga uno de los títulos, los acreedores pueden pedir que se "acelere" el pago de los otros.
El razonamiento es que si la Provincia no pudo hacer frente a un bono, mejor apurarse a intentar cobrar y no quedar el final de la cola de los acreedores.
El problema, además, es que todos los títulos bonaerenses tienen esa cláusula. Cuentan en la City que incluso existe para los bonos en pesos. Esto quiere decir que si Kicillof defaultea este título en cuestión, no tendrá acceso no sólo al mercado internacional sino además al local.
Ocurre que las compañías de seguros y bancos no pueden comprar emisiones de un incumplidor de pagos. De manera que Kicillof se arriesga a sufrir un total ostracismo financiero. Esto implica tener acceso cerrado a los dólares y a pesos en la plaza local.
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Y otro dato no menor es que el bloque de Senadores de la oposición, o sea Juntos por el Cambio, le pedirá a Kicillof que pague el capital del bono si finalmente el 31 de enero no logra el nivel de aceptación para postergar la fecha de vencimiento.
Esto lo confirmó Roberto Costa, el jefe de esa bancada, quien sigue afirmando que la Provincia tiene los recursos para pagar en caso de ser necesario. ¿Los acreedores renunciarán al pago cuando incluso parte de la clase política argentina les dice que en realidad sí hay plata?
De ahí que la decisión que tome el 31 de enero Kicillof y Guzmán en tandem, y en caso de que los acreedores se mantengan reticentes a aceptar la postergación del pago, tendrá consecuencias irreversibles: sea pagar e incluso no pagar. La fecha límite sería el 5 de febrero, diez días después de que cayera el vencimiento original del título.
"La realidad es que por la cantidad de plata que es el vencimiento debería cambiar la estrategia y abonarlo", dice Juan Manuel Pazos, economista jefe de TPCG Group.
El especialista remarca que es razonable lo que dice Guzmán en el sentido de que todos los que tengan que reestructurar vayan de la mano con la Nación. Y que después de que se conozca lo que harán a nivel nacional, el resto empiece a reestructurar. Pero nadie puede renegociar estando en default.
Por eso lo "deseable" sería evitar que la provincia de Buenos Aires incumpla sus pagos porque complicaría la estrategia de Guzmán a nivel nacional. "Pero eso también sería una señal de dar marcha atrás. Y si hacés eso, ya no vas a tener la sartén por el mango y el inversor te va a torear. No tendrás poder para negociar después", afirma.
"Por poca plata nos metimos en una encerrona. Te limita la capacidad de renegociación o caes en default, todo es costoso", advierte Pazos.
Guzmán, cuestionado
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El desenlace manchará a Guzmán, quien las últimas horas quedó cuestionado por su pedido a los bonistas para que acepten la invitación de Kicillof. El ministro tendrá complicada su renegociación si la Provincia no esquiva elegantemente el default.
"Si la provincia actúa bajo la coordinación de la Nación y esto sale mal, como parece, el primero a quien van a culpar va a ser Guzmán. Él se negó a auxiliar financieramente a Kicillof y se jugó a que los acreedores iban a esperar porque sí. Hay que esperar pero si falla la estrategia, va a quedar muy pegado", razonó el gerente de un fondo local desde sus oficinas en Retiro.
En Wall Street creen que si la Provincia cae en desgracia, aunque no haya cláusulas de cross default con el Nación (algo que destacó el ministro de Economía), la situación financiera llegará muy desgastada al momento de la negociación.
El riesgo país volvió a superar los 2.000 puntos y las cotizaciones del dólar de los profesionales (el MEP y el contado con liqui) ya están arriba del dólar "solidario" y llegaron a $84.
Esto fue producto del traspié de la Provincia y la falta de novedades por la deuda nacional, algo que podría agrandarse a niveles incalculables si a fin de mes siguen sin aparecer los acreedores.
Al parecer, el humor de los mercados será complicado hacia adelante. Los inversores pensaron que se venía el apocalipsis cuando ganó Fernández en las PASO y los primeros lineamientos de su gobierno fueron bien recibidos por la City.
Claro que los bonos valían la mitad y estaban castigadísimos: los de dólares repuntaron 20% y los de pesos, casi 100%. La sensación entonces era que la deuda se iba a arreglar rápido y en forma amigable, y ahora eso parece que no sucederá. Las palabras del mentor de Guzmán, Joseph Stiglitz, vaticinando quitas importantes fueron un baldazo de agua fría.
"Ahora en el mercado se preguntan si se equivocaron en el pronóstico -dice el especialista de TPCG-; con el agravante que la Argentina está limitada en lo que puede ofrecerle a los bonistas. El mercado recién ahora está incorporando que la reestructuración nacional será con una quita importante".