¿Por qué la Ciudad y el Conurbano pagan facturas de luz más baratas incluso antes del congelamiento de tarifas?
La Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense ya eran los distritos donde se pagaba las facturas de luz más baratas del país, incluso antes de que el gobierno de Alberto Fernández resolviera, mediante la ley de solidaridad social y reactivación productiva, congelar por 180 días las tarifas de electricidad en la zona metropolitana (AMBA).
De hecho, tanto en Capital Federal, como en el Gran Buenos Aires, los valores en algunos casos representan menos de la mitad del resto de los distritos con una sola excepción, La Rioja, que tiene un subsidio provincial.
Según datos del Gobierno, en promedio, una factura mensual residencial con impuestos para un consumo de 300 kilovatios hora (kWh)/mes cuesta en esa zona, el área metropolitana (AMBA), $1.182 para los clientes de Edenor y $1.176 para los usuarios de Edesur.
Este mismo consumo, para un cliente de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC) tiene un valor de $2.928, y para uno de Energía de Entre Ríos (Enersa), de 2.451 pesos.
La diferencia entre las tarifas en AMBA y en el resto de las provincias reside en dos variables: los impuestos y el costo del valor agregado de distribución (VAD), que representa el servicio de llevar la electricidad a los hogares, emitir las facturas y recolectar el pago de las boletas.
El costo de la generación de electricidad, en tanto, es similar para todas las provincias. Para un consumo promedio de 300 kWh/mes, oscila entre $621 y $649. La generación es la única parte de las tarifas que está subsidiada. En promedio, el usuario paga el 60% del costo de la electricidad, mientras que el resto es financiado por el Estado.
Sobre la carga tributaria, mientras que en el área metropolitana las boletas pagan $254 en impuestos, en Córdoba este valor trepa a $778, y en Entre Ríos, a 887 pesos. Le siguen las empresas de distribución bonaerenses EDEN ($519) y EDES ($506), que además de los impuestos provinciales cobran en sus boletas las tasas municipales. Otras jurisdicciones con alta carga impositiva son la Empresa Provincial de la Energía Santa Fe (Epesf), con $495; las empresas de Neuquén, EPEN ($443) y CALF ($477), y la Empresa Distribuidora de Electricidad de Santiago del Estero (Edese), con 429 pesos.
Un informe difundido por la Asociación de Distribuidoras de Energía Eléctrica (Adeera), que agrupa a 48 empresas, en la Argentina los impuestos representan en promedio en el país el 46% de las boletas de luz.
El estudio fue hecho por la consultora Economía & Energía, fundada por Esteban Kiper, que acaba de ser designado por el Gobierno gerente general de Cammesa, la empresa con control estatal encargada del despacho de energía.
La cantidad de impuestos está explicada por tres cargas distintas, según el informe. Un 20% promedio es IVA (impuesto nacional); un 8%, tasas provinciales y municipales (principalmente Ingresos Brutos), y un 18%, impuestos pagados a lo largo de la cadena por la generación y la distribución (en general incluyen las regalías abonadas a las provincias por la explotación de hidrocarburos y los recursos hídricos, Ganancias, Ingresos Brutos y contribuciones a la Seguridad Social).
Las empresas de distribución insisten en ese punto: señalan que si el Gobierno no quiere aumentar tarifas pero al mismo tiempo busca proteger las inversiones, bajar los impuestos sería una forma de aumentar los ingresos de las compañías. Sin embargo, el Ministerio de Economía está en un proceso de baja del déficit fiscal y no hay mucho margen para que caiga la recaudación tributaria. Algo similar podrían decir las provincias y los municipios, que aprovechan que la luz es un bien necesario.
El valor agregado de distribución se lleva en promedio 35% del costo total de las facturas de luz, pero su incidencia puede variar de un 23% en el área metropolitana, 28% en Chubut, 45% en Mendoza, 56% en Neuquén y hasta 66% en Córdoba.
Su valor lo establece cada provincia sobre la base de tres pilares: la concentración de carga (si en una manzana hay mil clientes o cinco por kilómetro cuadrado), la topografía del área de concesión (si es un terreno llano o está rodeado de cerros) y la calidad del servicio (los costos de operar, mantener, administrar y expandir el sistema de distribución).
Estas empresas pueden ser públicas o privadas, pero en ambos casos los precios están regulados por cada gobierno provincial, salvo Edenor y Edesur que operan bajo la jurisdicción del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), ya que, con la sanción de la ley de Solidaridad y Reactivación, se suspendió el traspaso al Ente Metropolitano Regulador del Servicio Eléctrico (EMSE).
En este segmento hay diferencias de hasta $1226: mientras que el VAD de Edesur cuesta $303, en la empresa cordobesa EPEC el costo de distribución es de $1529 para un consumo de 300 kWh/mes. Otras empresas en las que el servicio es más caro son: la neuquina Cooperativa de Agua, Luz y Fuerza (CALF), con un costo de $1069; la santafesina Epesf, $981; la bonaerense EDEN, $972; el Ente Provincial de Energía del Neuquén (EPEN), con $948, y la entrerriana Enersa con $941.