Spotorno: "Gran parte del ajuste está hecho, pero hay grandes debilidades en la economía"
La situación económica, en plena transición de gobierno, tiene varios puntos muy preocupantes como así también otros que son considerados "esperanzadores" por los analistas. El resultado de este mix de factores igual es complejo y arriesgado de afrontar para las nuevas autoridades de cara a los próximos meses.
Al respecto, iProfesional entrevistó al economista Fausto Spotorno, que además es director del Instituto de Economía de la UADE, por lo que aparte de analizar el escenario actual también reflexionó sobre la relación entre salario, inflación, tipo de cambio y acceso a la vivienda.
-En la previa del traspaso de Gobierno, ¿qué evaluación realiza de la situación económica?
-Veo una situación delicada: si bien gran parte del ajuste está hecho, estamos en una economía con grandes debilidades financieras, estructurales y de credibilidad.
-¿Cuáles son los aspectos positivos en la economía que deja el gobierno de Mauricio Macri?
-Es cierto que los desbalances macroeconómicos están bastante corregidos, el déficit primario del gobierno nacional se ha reducido significativamente desde el 2018 y este año podría terminar por debajo del 1% del Producto Bruto Interno (PBI). A su vez, ya no se observa un atraso significativo del tipo de cambio, pese a que existe peligro que se pueda atrasar muy rápido por la inflación. Además, la balanza comercial es superavitaria y el atraso tarifario se ha disminuido bastante, aunque, estimativamente, todavía está al 50% del valor que las tarifas deberían tener.
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-¿Qué aspectos destacaría entre las dificultades importantes que se deberán resolver?
-La inflación ha subido un escalón y ya hace 18 meses que la suba de precios mensual se mantiene cerca del 4% mensual. Esto revela una caída de la demanda de dinero, lo cual incrementa sustancialmente la dificultad para resolver la cuestión mencionada de los incrementos de precios. Y también puede acelerar el efecto inflacionario la emisión monetaria, en caso que se desbande.
En materia de actividad económica, el problema es más profundo. Tenemos el producto potencial prácticamente estancado desde el 2011, con una caída de la productividad que ya lleva, al menos, siete años. Pero dado que en los dos últimos años el PIB viene bajando, hay espacio para un rebote de pelota pinchada.
-Entre las medidas que puede tomar Alberto Fernández para revertir la situación actual se menciona que incrementará la emisión, ¿qué opina?
-Yo me imagino, resaltando la palabra "imagino", que los economistas de Alberto Fernández entienden bien las restricciones que hay. Por lo tanto, supongo que van a ser prudentes con la política fiscal, aunque, inicialmente, puede haber algún bonus para recomponer ingresos de jubilados y algunos otros gastos de esas características. Lo cual implica que, probablemente, haya suba de impuestos, como retenciones al agro, y algún otro impuesto. Si bien esto conspira contra el crecimiento a largo plazo, me parece que el programa económico va a tener, al menos inicialmente, objetivos de corto plazo.
-¿Cómo se podría financiar el nuevo gobierno?
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-Siendo que el déficit no se puede financiar con deuda, es posible que haya que financiarlo con emisión monetaria. A esto se le suma la posibilidad de reestructurar deuda de manera de reducir las necesidades financieras del Tesoro. Asimismo, la emisión monetaria también se va a usar para la compra de divisas provenientes de superávit comercial y para inyectar liquidez.
-¿Pero esto no es peligroso para la inflación?
-Naturalmente, este proceso tiende a ser inflacionario, por lo tanto el impacto en los precios estará dado por el monto de la emisión monetaria para financiar todas estas cosas. Si se tratara de reducir la inflación mediante otros instrumentos como control de precios y control de cambios, todo eso puede que contengan estos incrementos y repercuta en algún tipo de recuperación económica de corto plazo, en el mejor de los casos.
-En este marco, ¿no se piensa en un crecimiento sostenido de largo plazo?
-Para lograr crecimiento de verdad se requieren reformas estructurales, y los plazos para lograr a las mismas no son demasiado largos tampoco. De hecho, ya estábamos viendo como nuestro socio, Brasil, viene haciendo reformas estructurales desde la salida de Dilma Rousseff, y ahora está pensando plantearse abrirse al mundo y reducir el arancel externo común.
-¿Y en qué deberían sostenerse estas reformas?
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-En cuanto a la recuperación económica de largo plazo, esto es permitir que el crecimiento potencial vuelva a ser positivo, donde son necesarias reformas estructurales, como una tributaria, una laboral y una administrativa del Estado que reduzca la burocracia. O bien, una reforma de sector externo que abra la economía y otra de seguridad social. Si bien es difícil saber si esta agenda de reformas se va a dar en el programa de Alberto Fernández, es posible que algunas cosas se puedan realizar.
-Desde el Instituto de Economía de la UADE que usted dirige, resaltan que es notoria la pérdida del salario frente a la inflación, ¿cómo impacta esto en el acceso a la vivienda?
-Es cierto que el salario real viene cayendo, algo que no es de ahora, sino que viene ocurriendo desde el 2013. Pero esa baja fue con ciertas fluctuaciones, ya que en algunos años han sido positivas (como en 2013, 2015 y 2017), y ha sido negativa en los otros períodos. De hecho, los años negativos han sido predominantes, por eso se registró este descenso de los ingresos. Esto se conjuga con un precio de la vivienda que ha venido subiendo.
-¿Qué factores dispararon las alzas en los precios de los inmuebles?
-Sobre todo, incidió en que esto ocurra en los valores de las propiedades el boom final que hubo con los créditos UVA, que hizo que mucha gente acceda a la vivienda propia y, por ende, la demanda se acrecentó de forma notoria y los precios subieron. Esto se combinó con otro factor: durante los años anteriores a que se instale este financiamiento, se había estancado la construcción de viviendas por el cepo cambiario, sobre todo por la dificultad de conseguir tierras en ese contexto y comprarlas en dólares, más allá que la construcción era en pesos. Entonces, había un escenario de baja oferta de viviendas y mucha demanda.
-¿Y el salario cómo juega en esta relación?
-Todo ello empezó a notarse en un período en que el salario no cayó, pero tampoco creció. Y, finalmente, después de la crisis del 2018, el salario en dólares empezó a caer, y es por eso que hoy el acceso a la vivienda se vió reducido mucho respecto a hace un año atrás. Igualmente, de mediano y largo plazo, se observa que en toda la década llegar a la casa propia ha sido difícil, porque la relación precio/salario cambió mucho. De hecho, en los años ´90 uno se podía comprar un metro cuadrado con un solo salario, en cambio hace un año solamente se podía adquirir un cuarto de metro cuadrado con un sueldo. Y ahora ni siquiera un 20%, lo que marca a las claras cómo se ha deteriorado esa relación.-