El vino en lata llega a la Argentina: tres bodegas se suman a la tendencia mundial para activar el consumo
El consumo de vino argentino viene cayendo de manera preocupante en las últimas décadas. De los más de 90 litros que se consumían en los 70, se pasó a menos de 40 en los 90, para llegar a los 35 en la primera década del milenio. Hoy, cuando faltan menos de 3 meses para finalizar 2019, las copas se levantarán con sólo 20 litros de vino per cápita.
Al vino le compiten cada vez más bebidas. Y el vino, durante años, no salió de la botella y del tetra brick. La damajuana quedó para unos pocos productos. El bag in box no logró prender ni siquiera en el canal gastronómico para impulsar más fuertemente el vino por copa. Los sodeados (vinos con soda embotellados) tampoco lograron imponerse (hasta por cuestiones legales y regulatorias). Ahora es el turno del vino en lata. Y la industria tiene puestas sus esperanzas para que la caída del consumo se frene de una vez y se inauguren nuevas instancias.
Para encarar esta nueva producción, la del vino en lata, se instaló en el país la empresa Ball Corporation, que ya lanzó esta alternativa para vinos que se comercializan en Chile y Brasil.
La ventaja que, de buenas a primeras, se ve en este tipo de envase es que se trata de tamaños más pequeños, ideal para consumos más individuales, de un momento, casi casi como ocurre con la cerveza o, inclusive, una gaseosa.
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Claro que no se trata de envasar cualquier vino en lata. Por ahora, son tres las bodegas que probarán con sus productos, básicamente, vinos rosados y blancos, que pueden ser envasados sin inconvenientes en este tipo de alternativa y que, por sus características, responden a este consumo más "fácil", para una picada cuando se vuelve de trabajar, un picnic al aire libre o una charla en un bar que amerite la presencia de Baco. Aunque de manera más simple.
Según indicaron de Ball Corporation, la lata tiene la venta de ser el envase más sostenible en la cadena de bebida y, como no se rompe, permite un mayor control de consumo al tener diferentes tamaños y no sólo de 750 ml, tal como ocurre con la mayoría de las botellas de vidrio.
Esto permite que el costo del producto también se abarate puesto que uno de los insumos más caros en la cadena del vino es la botella de vidrio.
Hugo Magalhães, Gerente de Marketing y Nuevos Negocios de Ball Corporation para Sudamérica destacó: "El vino en lata abre nuevas posibilidades de expansión del consumo en el mercado y reducción del impacto medioambiental" y agregó, "Una evidencia de ello es el crecimiento que se observa de esta categoría a un ritmo del 50% en Europa y Estados Unidos, lo cual representa una de las mayores expansiones de la industria vitivinícola."
Peñaflor, Bianchi y Familia Zuccardi serán las primeras bodegas que probarán con el vino en lata, de acuerdo a información de El Cronista.
Si bien los productos aún no salen al mercado, lo harán en breve pues la llegada de la primavera alienta a innovar con estos productos que se pueden beber frescos. Así, la idea de estas tres empresas es salir con vinos rosados, dulces, fáciles de beber y que, como se dijo, se puedan tomar fríos.
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A esto se suma otra característica, con la que viene experimentando al industria desde hace unos años: serán vinos con menor gradación alcohólica. Si bien este porcentaje depende, en parte, del clima y del momento en que se decide cosechar determinada uva, hay una tendencia mundial a elaborar vinos con menos alcohol.
En promedio, y en líneas generales, los vinos blancos argentinos suelen rondar entre los 11 y los 12 grados, mientras que los tintos lo hacen entre los 13 y los 14 grados. Los vinos en lata se ubicarán por debajo de los 10 grados.
El despacho de vino en lata también deberán ser altamente supervisado por las bodegas pues, a diferencia del vino en botella, tendrá fecha de vencimiento. Y si el objetivo es sumar nuevos momentos de consumo y, así, impulsar su crecimiento, exigirá este esfuerzo adicional para no ir contra él.
Desde el período de 2016 a 2018, el envase de aluminio tuvo un fuerte crecimiento, especialmente triplicó su volumen anual en unidades tanto en los mercados de Argentina como de la región.
El negocio de vino en lata en Latinoamérica es aún poco explorado. Más allá de que se observe una tendencia a nivel mundial, especialmente en EE.UU. – pionero desde 2002 –, el movimiento regional para este envase tiene grandes pronósticos, ya que se espera que el sector crezca de los cerca de U$D 13,000 millones que se registraron en 2016 a alrededor de U$D 14,000 millones para el 2021. Otra tendencia es el crecimiento de los Still Wine, como los rosados, blancos y sangrías, con un porcentaje de evolución en nuestro país del 22,8% respecto del año pasado