Inquietas por plan de Alberto F. y el marco laboral, empresas de EE.UU. sondearon a la CGT
La incertidumbre electoral ya no es un problema para los empresarios de Estados Unidos. Por estas horas, muchos de ellos no tienen dudas de que Alberto Fernández será el próximo presidente. Las inquietudes pasan en realidad por las "reglas de juego", un eufemismo que refleja el temor por potenciales restricciones a las inversiones, el futuro marco laboral y el enigmático "pacto social", en medio de las pujas dentro del Frente de Todos y las complicaciones que enfrentan algunos gigantes globales con plantas industriales en el país.
Esas son algunas de las consultas que, en las últimas semanas, bajaron las casas matrices a sus filiales en Argentina. Una de las principales fuentes de información son las reuniones que mantiene la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (Amcham, por su sigla en inglés) con personalidades de la política local en el marco de su ciclo de conversaciones con candidatos.
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El CEO de la entidad, Alejandro Díaz, junto al comité ejecutivo recibió el miércoles pasado por la mañana a la cúpula de la CGT en el piso 10 de Viamonte al 1100, la actual sede del Club Americano desde donde se observa el Teatro Colón.
En ese tradicional punto de encuentro para empresarios y políticos norteamericanos y argentinos, los hombres de negocios desayunaron jugo de naranja, café y yogurt con frutos y cereales con la comitiva gremial encabezada por el cotitular de la central obrera, Héctor Daer, y su hermano, Rodolfo Daer (Alimentación), junto a Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias). En ese marco, los anfitriones sondearon la posibilidad de lograr acuerdos de largo plazo en materia laboral para generar "empleo de calidad" y "negocios con valor agregado".
"La formación profesional y el intercambio de experiencias internacionales fueron el eje primordial de la reunión de cara a las nuevas tecnologías y cómo seguir trabajando juntos para transformar las principales competencias de los recursos humanos existentes teniendo en cuenta los empleos del futuro y la realidad argentina", dijo a Díaz a iProfesional, quien estuvo acompañado por CEOs de las automotrices Ford y General Motors, las tecnológicas Kodak y Motorola, la biofarmaceútica Bristol Myers, la agencia de contratación ManpowerGroup, y las energéticas AES y Orazul Energy.
Aunque en público no lo van a decir, los empresarios tienen dos preocupaciones específicas: qué va a ocurrir con la reforma laboral que la CGT le bloqueó a Macri y qué actitud van a tener los sindicalistas frente a los planes corporativos en un contexto con pronóstico reservado. Ante ese panorama, los sindicalistas se mostraron abiertos al diálogo, en sintonía con la postura en los equipos de Fernández de promover un "pacto social" y habilitar la actualización de los convenios laborales, aunque primero aseguran que la economía debe recuperarse.
"Fue una reunión amena e interesante, todos se muestran interesados por las decisiones que va a tomar Alberto Fernández y dan por hecho que va a ser electo", aseguró a iProfesional Rodolfo Daer, quien agregó que "la Argentina está en una crisis peor que la de 1989 y 2001". El encuentro, similar a los contactos que mantienen con empresarios de la UIA, ocurrió un día antes del acto que encabezó Fernández junto a Héctor Daer en un congreso del sindicato de Sanidad en La Falda, Córdoba, en donde aseguró que "la reforma laboral es una pérdida de derechos".
De ese modo, el candidato desginado por Cristina Kirchner envió una nueva señal sobre un tema tabú para el kirchnerismo y sectores del sindicalismo. Pero las dudas crecen entre los ejecutivos a medida que se acercan las elecciones de octubre y se aceleran las internas en el Frente de Todos, un espacio en el que conviven distintas posiciones. Por eso, los CEOs de Amchan se reunieron con el ala más dialoguista de la central obrera, liderada por los "gordos" (grandes gremios de servicios) e "independientes" (de buen diálogo con los gobiernos).La postura de ese sector gremial es la de avanzar en cambios sectoriales, tal como propone el exministro de Trabajo Carlos Tomada, uno de los que suena para ocupar de nuevo esa cartera. En esa línea, Rodolfo Daer propone adecuar los convenios a las nuevas tecnologías. El dirigente cita el caso de la alimentación, cuya convención es del 89. En ese entocnes no había celular ni internet, por lo que recibía por fax las columnas de Joaquín Morales Solá, Eduardo Van der Koy y Horacio Verbitsky. Hoy, en cambio, hay robots e inteligencia artificial en las plantas.
"La discusión que se viene es la actualización de convenios", asegura Daer, pero advierte que no se puede discutir "si las fábricas están paradas" porque en su opinión implicaría la eliminación de derechos. En ese sentido, el actual secretario de industria de la CGT advirtió que Mondelez sigue "semiparalizada", con una capacidad de producción del 40%, por lo según Daer la compañía adelantará por primera vez en su historia vacaciones a partir de este martes a 360 de sus trabajadores y en enero o febrero, luego de la segunda tanda podría haber suspensiones rotativas.
En la fabricante global de snacks con sede en Chicago aseguran que "es normal" la programación de vacaciones en esta época del año y niegan que la producción haya disminuido a esos niveles. Para tranquilidad de los directivos, la elección sindical en la planta de Pacheco ratificó el miércoles pasado a la comisión interna encabezada por la lista Verde vinculada a Daer y el maoísta Partido Comunista Revolucionario (PCR). El oficialismo venció por 700 votos contra 400 a la lista Bordó apoyada por el trotskista Partido Socialista de los Trabajadores (PTS), en el Frente de Izquierda.
La elección en la mayor planta de la alimentación coincidió con la reunión en la Amcham, con la que los dirigentes dialoguistas buscaron ratificar su rol de interlocutores válidos. En el mundo empresarial y sindical, todavía recuerdan la ocupación protagonizada por el denominado sindicalismo "clasista" en 2009, en rechazo a los despidos masivos en la exTerrabusi Kraft (ahora Mondelez). El conflicto de 45 días forzó la intervención del gobierno de Cristina Kirchner y marcó un hito, comparable con la toma de una semana de la Ford en 1985, bajo la presidencia de Raul Alfonsín, que fue desalojada por tanquetas de la policía provincial.
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Pese a los gestos de la cúpula sindical, el actual clima de incertidumbre económica detonó un nuevo caso de conflictividad laboral en Kimberly-Clark, una de las empresas líderes en fabricación de productos de higiene a nivel mundial con sede en Dallas. Su planta en Bernal fue tomada el jueves por los trabajadores luego de conocer la intención de la firma de cerrar sus puertas y despedir a sus cerca de 200 empleados. Al igual que en otros casos, las medidas fueron impulsadas por la izquierda, en este caso por el Partido Obrero, también integrante del Frente de Izquierda.
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Por estas horas, una de las incógnitas de la política y los negocios es qué va a ocurrir en caso de que se concrete la reunificación de la CGT auspiciada por Fernández y se vuelvan a sumar los sectores duros.
Héctor Daer recibió la semana pasada al camionero Hugo Moyano, cuyo hijo Pablo Moyano fue el principal opositor a la reforma laboral, mientras que la CTA encabezada por Hugo Yasky, oficializará este jueves su pretensión de regresar a la central obrera madre 30 años después de la ruptura con Azopardo. Tanto Moyano como Yasky prometen bloquear cualquier intento de modificar la legislación del trabajo, una de las reformas estructurales que piden empresarios y FMI.
En su último informe sobre clima de negocios, la sección económica de la embajada norteamericana en Argentina advirtió en julio pasado que "excepto el caso del sector energético, el gobierno no tuvo éxito en sus intentos de contener el poder de los sindicatos y encarar las reformas para atraer inversores extranjeros". Y agregó: "Las tensiones entre el management y los sindicatos son frecuentes. Muchos ejecutivos de compañías extranjeras dicen que tienen buenas relaciones con los gremios, mientras otros dicen que los desafíos planteados por fuertes sindicatos pueden afectar inversiones en sus casas matrices".
El reporte está destinado a los funcionarios del Departamento de Estado y a las casas matrices de empresas con inversiones en Argentina. El directivo de una petrolera de ese origen señaló que allí se preguntan por la "previsibilidad" en la tercer economía sudamericana. Justamente, el sector energético convive con múltiples organizaciones sindicales que, según los diplomáticos norteamericanos, "pueden llevar a disputas intersindicales que pueden impedir las operaciones de las compañías", si bien se destaca que el acuerdo en Vaca Muerta redujo costos laborales e incentivó la productividad.
Aunque Fernández es visto como un candidato moderado, las petroleras salieron en tándem la semana pasada a marcarle la cancha, con el pedido de garantías a los inversores extranjeros. Las operadoras temen que haya cambios en el convenio de Vaca Muerta; se extienda en el tiempo el "cepo al barril" o que haya mayores controles cambiarios que instaurados por Macri para frenar la pérdida de reservas internacionales del Banco Central, que este lunes sufrieron una caída de u$s236 millones.Otro factor de intrigas en las multinacionales de Estados Unidos es el tipo de cambio y el acuerdo de precios y salarios. La idea de los asesores de Fernández es fijar una pauta de inflación e ingresos, de modo que permita una recuperación gradual del poder de compra de las remuneraciones. "No conocemos el contenido del acuerdo, en caso de que el candidato Alberto Fernández gane las elecciones esperamos conocer la propuesta y poder brindar nuestras impresiones y visión sobre la misma", aseguró el CEO de la Amcham.
La palabra de la cámara suele ser escuchada por los políticos: nuclea a más de 600 empresas que emplean a más de 420.000 argentinos en forma directa, mientras que Estados Unidos es el principal inversor en el país con un stock de u$s17.000 millones, el 22% del total de inversión extranjera directa. Trump, además, es quién tiene la última palabra en las negociaciones con el FMI.
Al igual que el presidente de EE.UU., los miembros del board quieren saber cuál va a ser el posicionamiento de la Argentina de cara al mundo. Su deseo es que el próximo gobierno mantenga relaciones con Washington, sostenga una relación "estratégica" con el Brasil de Jair Bolsonaro y cierre un nuevo acuerdo con el FMI, que pateó el último desembolso pendiente por u$5.400 millones hasta nuevo aviso. Así se lo trasmitieron a Sergio Massa y al diputado José de Mendiguren en una reunión hace dos semanas.El tigrense despierta cada vez más interés en el norte. Este viernes brindará una conferencia en el Wilson Center sobre "Lo que viene en Argentina". El excandidato presidencial en 2015 es visto como el próximo probable jefe de la Cámara de Diputados, un líder del peronismo moderado y un influyente seguidor de Fernández. "Bajo un gobierno de Fernández, Massa, un crítico en su momento de la administración de Cristina Kirchner, sería considerado un importante contrapeso del ala izquierda de su partido", reza la convocatoria.
El think tank precisa además que el exintendente de Tigre "fue el principal candidato de la lista del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires, atrayendo el 50% de los votos". Massa parece representar una opción light frente al kirchnerismo, lo mismo que el ala dialoguista de la CGT respecto de los sectores duros del sindicalismo. Así, en forma preventiva, el círculo rojo de EE.UU. empezó a jugar sus cartas en la interna del peronismo y ya apuesta sus fichas por los candidatos con "buenos modales".